Manuel Zepeda Ramos.
-Fue miembro distinguido de la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana, para fortuna nuestra
Un estudiante universitario hoy, 9 de octubre de 2025, después de haber tenido una enseñanza básica aceptable con buenos educantes, haber tenido una enseñanza media de calidad con maestros calificados, muchos de ellos ya profesionales también bien formados; tiene la obligación de ser un buen estudiante dedicado, responsable, atento a sus clases cotidianas, hacedor empedernido de sus tareas con gran dedicación, disciplina de tal manera realizada que lo convierta, al término de su examen profesional, en un hombre de bien, capaz de servir a su sociedad.
Y no solo eso: durante su etapa de estudiante deberá también hacer un esfuerzo notable para conocer, a través de amigos de otras licenciaturas bien calificados, las diferentes carreras que habrán de formar profesionales de bien al servicio de la sociedad: carreras que sirvan a la nación, a los estados y a los municipios.
Digo todo esto apreciados lectores, porque a partir de este día el buen estudiante universitario habrá de convertirse en un profesional que pueda reconstruir la difícil situación que hoy México transita. Solo los hombres de bien, que habrán de ser estudiantes dedicados en su etapa formativa, podrán enfrentar la gran tarea reconstructiva que ya se empieza a notar, gran empresa necesaria en todo el país.
Arturo Gómez Pompa fue uno de esos estudiantes que hoy México requiere.
Estudiante de licenciatura, maestría y doctorado en biología por la UNAM con grandes méritos estudiantiles, don Arturo tuvo el gran aprendizaje en una de sus encomiendas primeras: la de estudiar el barbasco en las selvas tropicales del sureste de México.
Esa tarea lo llevó a profundizar en torno al estudio integral de las selvas tropicales: sus productos y sus variedades existentes, sus campesinos sabios que han llegado a considerarse botánicos empíricos de gran conocimiento y calidad, a respetar a las culturas originarias de México y su sabiduría infinita. En una intensa, cotidiana e interminable actividad selvática, el biólogo destacado de la UNAM se fue convirtiendo también en taxónomo, botánico, en un respetuoso de la cultura de los habitantes del campo mexicano, así como de las grandes tradiciones de este nuestro país profundamente pluricultural.
Don Arturo fue, además, un empedernido gestor ante las autoridades federales, estatales y municipales para bien del territorio y quien la habita. Con todo este andamiaje de conocimientos a cuesta, Gómez Pompa adquirió una enorme habilidad: la de embaucador de almas, de aquellos universitarios bien preparados para que descubrieran la enorme riqueza de conocimientos y aprendizaje que las selvas tropicales ofrecen para el desarrollo intenso y profesional de universitarios bien formados en las aulas y en muchas disciplinas, para hacer de las selvas de México grandes centros productivos que beneficien enormemente el desarrollo nacional.
Había surgido en Arturo Gómez Pompa uno de varios mexicanos imprescindibles que nuestro México requería.
Fundador de muchas instituciones que se fueron poblando con estudiantes universitarios bien formados del país, Xalapa no fue la excepción. Arturo Gómez Pompa fundó en la capital de Veracruz el Instituto Nacional de Investigaciones sobre recursos bióticos en la década de los setentas del siglo pasado.
En esa época conocí a don Arturo.
La Secretaría de Educación Pública le había otorgado a la Universidad Veracruzana un equipo completo radiofónico de 10 mil watts con el que nació XERUV para divulgar el conocimiento científico hacia las comunidades rurales y citadinas marginadas, para el mejoramiento de la vida cotidiana, como resultado del gran acuerdo de ANUIES de darle a la Ciencia y a la Tecnología la misma importancia que a las artes y a las letras.
Busqué a don Arturo en su casa en la calle de Revolución, a un costado de la catedral, la que venera intensamente a San Rafael Guízar y Valencia.
Siempre gentil y sonriente, me recibió de inmediato. Le dije de la instalación de XERUV en Xalapa y de su gran potencia en AM:
-Lo invito, le dije, a nombre del rector Roberto Bravo Garzón para que el INIREB tenga en la radio universitaria un espacio necesario para divulgar su conocimiento.
El doctor Gómez Pompa aceptó de inmediato.
Poco después, en el Primer Concurso Nacional de Radiodifusoras Universitarias y Culturales, Con Carlos Monsivais, Miguel Ángel Granados Chapa, Gustavo Esteva, Virgilio Caballero y Florence Toussaint como miembros del jurado, la Universidad Veracruzana ganaba siete de once premios nacionales. Uno de ellos, en coproducción con el INIREB. Se trataba de los beneficios del Ramón -planta forrajera-, para el alimento del ganado mexicano. Los resultados del INIREB eran patente y nacionalmente comprobados…y divulgados.
Hablar de Arturo Gómez Pompa, será siempre hablar de un orgullo de Veracruz y de México. Es y será siempre un científico y humanista, imprescindible, que una nación siempre debe de tener. Nos hace mucha falta.
¡Viva el Doctor Arturo Gómez Pompa!
¡Viva la Universidad Veracruzana!
¡Que llegue pronto su reconstrucción con el arribo de aires nuevos, inteligentes, para bien de la educación veracruzana!