*Los administradores públicos probos existen, pero los hacen a un lado porque saben que son capaces de aguantar y callarse con doscientos pesos en la cartera y un par de zapatos. No son de la 4T
Gregorio Ortega Molina
Demasiado tarde caigo en la cuenta de que los directorios se modifican en parejas. Borro teléfonos y datos personales hasta que ambos fallecen, como sucedió con los Wimer, los Millán, los Dueñas, los Figueroa Gallo… ahora corresponde a los López Mestre Arana.
Beatriz Arana se fue en 2009, Severo la sobrevivió hasta el último 19 de septiembre. Las anécdotas que ese matrimonio y el Ortega Gilly compartieron son risibles. Juntos escuchamos a Cuco Sánchez en El Zafiro, bar del hotel Presidente de la calle de Hamburgo, y a Chavela Vargas en El Mink, de la lateral de Reforma, recorrimos restaurantes y bares, y nunca nos preocupó ser noctámbulos.
Pero es Severo López Mestre quien merece capítulo especial, pues el trayecto importante del ascenso político de Porfirio Muñoz Ledo no puede entenderse sin la presencia constante de su secretario particular, su secretario de finanzas en el PRI y su oficial mayor en Educación Pública. Transitaron juntos de la Secretaría General del IMSS a la defenestración obsequiada por López Portillo y propiciada por Rosa Luz Alegría, hasta la Corriente Democrática. López Mestre, el eterno equilibrio de Porfirio, dio un paso atrás en el momento del rompimiento con el PRI.
Son memorables los exabruptos de Muñoz Ledo ante el silencio y la verticalidad de López Mestre, a quien dijo que debía cambiarse el nombre y llamarse AUSTERO en vez de Severo; también cuando a las tres de la mañana y en medio de una negociación salarial, el secretario del Trabajo y Previsión Social expresó su necesidad de saciar el hambre y acompañar el café con algo sólido, pero su secretario particular lo único que logró conseguir fueron galletas de animalitos. Porfirio abandonó su escritorio hecho una furia, para preguntarle si le vio cara de pelón de hospicio.
Lo cierto es que Severo López Mestre fue ser humano de una pieza. Se desempeñó como Secretario de Finanzas del CEN del PRI en período electoral e inmediatamente después como Oficial Mayor en Educación Pública y, puede afirmarse, no se le pegó un centavo mal habido en el fondo de la bolsa del pantalón. Sé y conozco de otros secretario de finanzas en época de campaña política, o de oficiales mayores que se convirtieron en cresos tan solo por no usar del espejo retrovisor.
Los administradores públicos probos existen, pero los hacen a un lado porque saben que son capaces de aguantar y callarse con doscientos pesos en la cartera y un par de zapatos. No son de la 4T.
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