Fuera de todo
Denise Díaz Rícárdez
La gran cantidad de lluvias registradas en varias entidades la semana anterior originaron que arroyos y ríos crecieran a tal volumen que el desbordarse arrasaron con todo lo que encontraban al paso, rancherías, poblados y ciudades con un saldo lamentable de personas fallecidas y muchas más desaparecidas en los cauces.
Al mismo tiempo y con alturas de uno hasta diez metros en algunas regiones como la huasteca y en el norte de Veracruz, quedan las evidencias de casas arrastradas o destruidas; vehículos, enseres; mascotas, ganado y otras especies, sin distinciones.
Hay familias en Querétaro, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Veracruz (región huasteca) que se quedan sin nada porque el agua no dio tiempo de rescatar algunos de sus bienes o documentos y tuvieron que refugiarse en donde pudieron.
Los tres niveles de gobierno tendrán que asistir a pobladores (más de 300 mil afectados en esas entidades) con alimentos, agua, medicinas, ropa y enseres esenciales, como primera tarea.
A la vez de reparar puentes, carreteras y caminos rurales para poder dar la asistencia debida y emprender las urgentes acciones de limpieza y restauración de los servicios públicos en los sitios afectados tanto del medio rural como en las urbes.
Destacar también el envío aéreo en rescates de personas y entrega de despensas, agua potable, cobijas, medicamentos tanto del parte de gobiernos como de la respuesta solidaria de la sociedad mexicana en general.
Miles de voluntades unidas en un solo objetivo.
Los centros de acopio se han multiplicado en todo el país y en la mayor parte de las ciudades, en espera de que esos bienes sean repartidos durante una difícil etapa de recuperación que sea como sea se ha puesto en marcha.
Una enorme y aplaudible respuesta social es la que estamos constatando y a centenares de familias afectadas por la pérdidas de familiares y amigos y la esperanza de encontrar a personas registradas como desparecidas.
Hay mucho trabajo enfrente y queda seguir respaldando en la medida de lo posible a tanta gente que lo necesita más que nunca.
Seguir preparándonos para eventos similares futuramente.
Vivir el duelo.
Reparar y no perder la esperanza en la humanidad y la sociedad civil, que hoy más que nunca se hace presente y manifiesta.