Magno Garciumarrero
Antes de que se me herrumbre
Mi ya precaria memoria
Voy a contar esta historia
De quien, por mala costumbre
No pudo cantar victoria:
Resulta que don Lamberto
Conocido como El Tuerto
Aunque también algo cojo,
Estaba falto de un ojo…
Más dormido que despierto.
Pues tenía un ojo postizo
Que usaba nomás de día
Y de noche lo ponía
En el agua de un pocillo
Que al pie del catre tenía,
Pero resulta que un día
De agua teniendo el antojo
Y aún dormido el pobre cojo
Se bebió el pocillo entero
Y se pasó en el garguero
Tanto el agua como el ojo.
El postizo echó de menos
Al otro día por supuesto
Pero teniendo un repuesto
No hallarlo fue lo de menos
Lo buscó en los ratos buenos
Que le permitía el quehacer
Más, ¿Cómo lo fui a perder?
Preguntaba compungido
Y empezó a estar estreñido:
“Del baño” no podía hacer.
Cuando no aguantó el dolor
Que le dio el estreñimiento
Entre penas y lamentos
Se fue a ver a su doctor
Y le pidió por favor
Viera por qué no podía
Obrar como se debía,
Que le diera medicina,
Y así el doctor que lo empina
Para ver que le impedía.
Miró el doctor sin ludibrio
Qué causó el daño narrado:
En “la salida” atorado
Estaba el ojo de vidrio
Y el doctor muy admirado
Sorprendido dijo así:
En mi profesión yo vi
Sin contarlos, muchos culos,
Pero hasta ahora, lo juro
Un culo me ha visto a mí.