NEMESIS
Fernando Meraz Mejorado
El asesinato de un periodista es un disparo que sacude el corazón de la democracia, dejando una herida profunda y sangrante. La libertad de expresión tropieza, y el contrapeso al poder se debilita, como una rama que se quiebra bajo el peso de la complicidad de gobernantes y criminales. La sociedad se ahoga en un abismo de miedo y silencio, y el derecho a estar informado se desvanece como la niebla matutina.
La violencia contra periodistas no solo silencia a la víctima, sino que genera un “efecto dominó” que amedrenta a la sociedad civil y a la propia autoridad, sembrando la desconfianza y la desesperanza. Han pasado tres días desde que el crimen contra José Luis Beltrán, – reportero de 60 años que trabajó en La Voz de Durango, después se fue al portal local “Contextos” y se esmeraba en sus entregas– fue descubierto, y la autoridad guarda un silencio ensordecedor, como si la verdad fuera un lujo que no se puede permitir.
Solo la fiscal Sonia Yadira de la Garza se atrevió a confirmar el crimen de manera escueta, sin palabras de consuelo para la familia y los amigos de la víctima. La sombra de la impunidad se cierne sobre Durango, como un fantasma que se niega a desaparecer, asfixiando a la justicia y generando más violencia.
***
El asesinato de periodistas es un golpe artero al corazón de la democracia, un ataque a la verdad y a la libertad de expresión. Silenciar a un periodista es acallar voces críticas, es debilitar el imprescindible contrapeso que la prensa ejerce sobre gobiernos y grupos de poder.
***
Justamente cuando pensábamos que Durango era un oasis de paz, un “Estado Blanco” que se distinguía de la violencia que azota a otros estados, el fantasma del miedo y el silencio cae sobre la población, como el frío del invierno prematuro, que congela voces y esperanzas.
La violencia ejercida genera un clima de zozobra que inhibe a periodistas y ciudadanos para expresar sus ideas y denunciar crímenes y abusos de gobernantes y criminales. Se crea un “silencio colectivo” que evita temas incómodos, dejando a la sociedad inerme frente a la manipulación, la opresión y el saqueo de sus bienes.
Pero la Justicia, aunque tarda, siempre llega. Al tiempo… -o-





