NEMESIS
Fernando Meraz Mejorado
Un periodista fue brutalmente asesinado por el crimen organizado en Durango, y a cinco días del crimen, el aparato gubernamental, que nos cuesta una fortuna y saquea impune las arcas públicas, guarda un silencio sepulcral. En una oscuridad nauseabunda, intenta minimizar el hecho y nada habla de la felonía.
*
Tácticamente los sicarios cometieron un error. Al asesinar al periodista, hicieron pública la información que ocultaban.
*
Hoy, en ciudades y poblados, se respiran nuevamente el miedo y la zozobra. El crimen despertó una sorda irritación, una rabia que cala hasta la médula, como el frío de este invierno adelantado que cala hasta la médula.
*
Sin embargo, este silencio no durará mucho. Miguel Ángel Beltrán, en su último reporte, dejó huellas precisas para identificar a los posibles autores de su propia muerte y el contexto que generó su asesinato. En Durango estarán investigadores federales de México y Estados Unidos, por el convenio binacional contra el narcotráfico.
Y quienes debieran an estar investigando miran para otro lado, en una postura de mezquindad que los equipara con los verdugos.
*
En lugar de informar sobre el caso, o de acercarse a la familia del periodista con solidaridad y apoyo, la autoridad opta por el silencio y la indiferencia.
Pero este silencio ha sido tomado por la gente como forma de cómplicidad con los autores materiales del hecho.
La muerte de Miguel Ángel Beltrán no será en vano. Su legado de verdad y justicia seguirá resonando, y quienes intentaron silenciarlo serán condenados para siempre. – o-





