Luis Farías Mackey
Los 18 mil millones de pesos restados al quehacer electoral son la expresión más prístina del asesinato en curso de nuestra democracia. Jamás en la historia en México desde 1911 ningún gobierno osó reducir los presupuestos electorales, hasta el obradorato, mejor dicho, precariato.
No sólo han defenestrado nuestra democracia; de la vida nacional han hecho un noroñato, de la política botín, del futuro retrete.
Reforma electoral, ¿con 18 mil millones menos, después de miles de millones previamente confiscados para el clientelismo electoral?
Qué les crea su mamá, si tienen.
 
			 
			



