Cicuta
Jaime Flores Martínez
Viernes 14 de noviembre del 2025.- Estrangulada por sus detractores que aprovecharon la indignación social para fastidiarle la existencia, la presidenta Claudia Sheinbaum está a punto de mandar al demonio su estoicismo y también al averno a su antecesor AMLO.
Y es que Sheinbaum sabe que la marcha anunciada para mañana sábado 15 por sus detractores “es muchísimo más” que un estallido callejero.
En los hechos esa protesta es “un globo de ensayo político” lanzado a un aire harto contaminado.
Según la propia convocatoria que circuló en redes sociales desde principios de mes, la marcha partirá desde el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México y concluirá en el Zócalo de la capital del país.
La marcha de mañana se atribuye a un colectivo identificado como Generación Z México, es decir, personas nacidas entre 1997 y 2012, aunque —una y otra vez— está organización ha aclarado que no es formalmente la convocante.
Mientras los jerarcas del gobierno apuntan como responsable a “la derecha”, los representantes del Colectivo aseguran que se trata de un fuerte movimiento de jóvenes mexicanos y ciudadanos que manejan redes sociales. Según el colectivo ellos solo impulsan la protesta.
Y aunque el origen es ciertamente dudoso, lo que queda claro en la convocatoria es la exigencia de la renuncia de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México.
Hay quien califica de sospechosa la promoción dada al evento por el magnate Ricardo Salinas Pliego, quien evidentemente busca derrocar a un sistema que insiste en cobrarle una multimillonaria cantidad por concepto de impuestos.
Y aunque la frase “revocación de mandato” aparece en los carteles y en el discurso de algunos asistentes, existe un problema legal evidente.
En el ámbito federal, la figura de la revocación sólo es procedente bajo los términos de la Ley Federal de Revocación de Mandato y esa ley fija requisitos, plazos y procedimientos.
También exige firmas en la convocatoria y dictamina que debe haber día preciso de la votación y transparencia en el ejercicio.
Esto quiere decir que exigir la revocación o la renuncia, sin cumplir los requisitos legales no es legítimo.
Lo es como manifestación, aunque —ciertamente— no es un mecanismo institucional con efectos legales y automáticos
Ya la propia presidenta aseguró que esa marcha “no es un movimiento genuino” pues no surgió de los jóvenes, sino que habría “intereses políticos” detrás.
Resulta predecible la escena de mañana desde muy temprano en el Ángel de la Independencia, donde jóvenes (y no tan jóvenes) se reúnen bajo banderas curiosas: se ha viralizado que algunos asistentes portarían la calavera con sombrero de paja del anime One Piece, “un símbolo de rebeldía pirata contra el poder” que usan ciertos jóvenes como sello de identidad.
De allí avanzarán por Paseo de la Reforma hacia el Zócalo, quizá con cánticos de “¡Renuncia!”, “¡Sheinbaum dimisión!”, “¡México despierta!”, carteles en mano, quizá disturbios menores: barricadas simbólicas, enfrentamientos de énfasis más que de violencia masiva —aunque nadie debe confiarse.
La pregunta sería ¿lograrán los manifestantes convertir el ruido mediático en peso político real?
En resumidas cuentas: que la “Generación Z” —o al menos así se le llama— porte símbolos de piratas de anime para protestar contra una presidenta de la República es el perfecto espejo de los tiempos: un ejercicio híbrido entre activismo serio y espectáculo pop.
Ellos declaran: “No somos de izquierda, no somos de derecha; somos el hartazgo”. Y eso en un país donde los esquemas de poder están encorsetados.
Pero cuidado: si el hartazgo se convierte en simple ruido, sin articulación, sin agenda clara, sin demanda específica, más allá de exigir “que se vaya”, se corre el riesgo de diluirse. Y cuando las movilizaciones se diluyen, no desaparecen: se transforman en resentimiento latente.

Ah
No hay duda que Sheinbaum está aterrada, pues siente que el suelo se hunde bajo sus pies.
Desde principios de semana el Palacio Nacional quedó blindado. Muros metálicos con soldadura repelerán la furia de aquellos que, dijo la presidenta, serán investigados.
La señora está aterrada.
Positivo
Qué bueno que todos los días la sociedad mexicana está más consciente de la responsabilidad que implica tener un animal de compañía.
Cada vez los ciudadanos asumen que tener una mascota es una gran responsabilidad.
Incluso existen personas que adoptan animales como parte de su familia, aunque para muchos esa es una exageración.
Lo cierto es que cada vez las habitantes del mundo observan con mayor responsabilidad la adopción de animales e incluso el trato que se les da en cualquier parte que se encuentre.
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