Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
El buen lector comparte sus lecturas. No solo las recomienda, sino que en el gusto por extender la vida de lo que él considera buenos textos, analiza y escribe sobre los autores y sus obras. Es decir, los desglosa, los explica, los vuelve a saborear y contagia el placer que le provocaron.
Es el caso de Francisco Segovia (Ciudad de México, 1958) quien en una ocasión lo invitaron a formar parte de un proyecto para Canal 22. El objetivo era poner en escena a los poemas. Junto con un director de teatro, una pintora, una diseñadora, una música y una escenógrafa pondrían obras poéticas en el set televisivo para que la poesía fuera el primer plano en la pantalla.
En la rueda de la fortuna de las administraciones públicas hubo cambio de directivos y quien llegó no le interesó la propuesta y se mandó a la congeladora. El trabajo hecho por Segovia no se podía quedar archivado y olvidado, así es que el poeta, traductor y lexicógrafo decidió reunir sus escritos elaborados para el caso y hacerles un ensayo, incluso agregó más, e hizo el libro Glosas y algunas traducciones sueltas. Quienes salieron ganando fueron los lectores y la Editorial de la Universidad Veracruzana que ahora lo da a conocer en la colección Biblioteca.
Compartir es un don y Francisco Segovia lo tienen, no por nada lleva años siendo parte del equipo que redacta el Diccionario del español de México que se realiza en El Colegio de México. Ahí encuentra las palabras, las desglosa, las estudia y les da un significado certero, ejercicio que pone en práctica en el libro Glosas y algunas traducciones sueltas.
Prácticamente es un pequeño compendio mundial de la poesía en el que se encuentra la lírica de sumerios, de egipcios, de griegos, varios anónimos y autores como Kubatum, Safo, Dante Aligheri, Nezahualcóyotl, Christopher Plantin, Sor Juana Inés de la Cruz, William Wordsworth, Dionisios Solomós, Konstantinos Kavafis, José Juan Tablada, Rainer Maria Rilke, Ramón López Velarde, Marina Tsvietáieva, Yorgos Seferis, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz, Jaime Sabines, Titos Patrikios, Gabriel Zaid, Iósif Brodski, Elsa Cross, José Emilio Pacheco y Juan Villoro. En esta sección de Glosas agrega un ensayo sobre Árboles desde el trazo inocente y sincero de un dibujo infantil (“Vivimos en la naturaleza, sí, pero no a la intemperie y sin resguardo. Somos humanos”.) que trae a la memoria poemas de Juan Ramón Jiménez, Friedrich Hölderlin y Yorgos Seferis.
Francisco Segovia nos ofrece un encuentro con la belleza del espíritu, en cada poema acompañado de su ensayo se agregan datos mínimos del autor, la lengua de origen de la obra y el nombre de la traductora o el traductor. Por ejemplo, en algunos está la colaboración invaluable de Selma Ancira como en “Helena” de Yorgos Seferis: “…La luna/se levantó del mar como Afrodita,/ ha ocultado las estrellas del Arquero y ahora va/ al corazón de Escorpio, y todo lo transforma./ ¿Dónde está la verdad?/ Yo también arquero fui cuando la guerra;/ mi destino el de un hombre que no dio en el blanco…”.
O en “La ciudad” de Kavafis: “…No hallarás nuevos sitios, no hallarás otros mares. /Irá contigo siempre la ciudad. En los mismos/ barrios y por los mismos barrios vagarás./ En ellos te harás viejo. A la misma ciudad/ siempre habrás de llegar. No hay barco ni camino/ para ti, ni esperanza de llegar a otra tierra./ La vida que arruinaste aquí, em estas aceras,/ en todo el mundo la arruinaste/”.

Las palabras poéticas que recoge Segovia nos comprueban que no importa el tiempo, la época o el momento, el ser humano es el mismo, la poesía lo redime y no deja de conmovernos. Como este anónimo egipcio: “Te acompaño, mi dios, esposo mío./ Es delicioso bajar al río/ y hacer lo que me pides:/ entrar al agua, bañarme frente a ti./ Te dejo ver mi belleza/ bajo el delgado lino de la túnica,/ empapadas en esencias,/ impregnada de aceites…”
O Nezahualcóyotl: “…Vivimos en tierra prestada/ aquí nosotros los hombres…/ allá donde están los sin cuerpo,/ allá en su casa…/ ¡Sólo un breve tiempo/ y se ha de poner tierra de por medio de aquí a allá!/.
En sus traducciones sueltas, sin glosas, Francisco Segovia nos permite disfrutar a: Francesco Petrarca, William Shakespeare, Friedrich Hölderlin, Friedrich Rückert, Alexander Pushkin, William Butler Yeats, Pierre Reverdy, Cesare Pavese, W.H. Auden, William Everson, Moon Chung-hee, Eliot Weinberger y Anthony Seidman.
Francisco Segovia nos invita a emocionarnos como él lo hace al leer, traducir y saborear los poemas que, como el vino y el pan, al compartirlos, se hace comunidad que perpetúa el triunfo de la belleza.
Glosas y algunas traducciones sueltas de Francisco Segovia es de la colección Biblioteca de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 310 páginas, 2025. Para adquirir este libro consulta:




