Joel Hernández Santiago
Así que Donald J. Trump, el presidente republicano y ultraderechista de Estados Unidos quiere revivir la famosa “Doctrina Monroe” de Estados Unidos en 1823. Y lo quiere hacer a través de su “Corolario Trump” como parte de su nueva estrategia de seguridad nacional.
Esto es: según este “Corolario Trump”, América Latina debe estar fuera del alcance de potencias extranjeras, ya sea europeas o asiáticas (ergo China).
Así el gobierno de Trump buscaría acceso a recursos y ubicaciones estratégicas en toda Latinoamérica y se aseguraría de que los países sean “razonablemente estables y bien gobernados para prevenir y desalentar la migración masiva” hacia su territorio, dice el documento que se filtró apenas el viernes 5 de diciembre.
En el fondo el gobierno de Trump quiere garantizar su propia fortaleza política, pero a costa de la imposición de sus reglas de seguridad en el exterior; esto mediante mecanismos de intromisión “pacífica”, pero intromisión al fin. Y esto en el rediseño de los gobiernos del continente, para hacerlos afines a su mandato y preeminencia continental.
No hay que olvidar que luego de la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses decidieron revivir esa “Doctrina Monroe” a través de la intromisión en políticas internas de países Latinoamericanos, golpes de Estado e imposición de gobiernos militares, creación de dictaduras, como fue claramente visto en el caso del derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende en Chile y la imposición de Augusto Pinochet como presidente de aquel país… Y así muchos casos.
Si bien en años recientes los gobiernos de América Latina comenzaron a fortalecer sus sistemas democráticos, el ojo y la mano de gobiernos de EUA han estado atentos a cualquier movimiento político que pudiera perjudicar su seguridad nacional. Y lo han hecho, recientemente, mediante procedimientos económicos más que militares.
¿Qué es la Doctrina Monroe? En 1823 era presidente de EUA James Monroe. Fue él quien diseñó la nueva política exterior de EUA, la que advertía a las potencias europeas no colonizar ni intervenir en las nuevas repúblicas americanas; así proclamaba su influencia continental bajo el lema “América para los americanos” (entendiendo como “americanos” a los estadounidenses) y buscando protegerse de la interferencia monárquica, y expandir su dominio.
Según los Archivos Nacionales de EUA: Su objetivo era la no colonización pues el gobierno americano declaró que el continente ya no estaba abierto a futura colonización por ninguna potencia europea. Declaró la no intervención ante cualquier intento europeo de “oprimir o controlar” los destinos de naciones independientes en América, ‘lo cual sería visto como un acto hostil hacia Estados Unidos’.
La “Doctrina Monroe” establecía una clara distinción entre los asuntos de Europa y los del América Latina, afirmando que Estados Unidos no se entrometería en los asuntos europeos si ellos no se entrometían en los asuntos del continente americano. Y para defender su doctrina contaba con el apoyo del gobierno británico y de su flota, para disuadir a las potencias europeas.
En el fondo fue una declaración de independencia política de América Latina en favor del gobierno estadounidense y un marco para su creciente influencia y poder continental.
Esta política de hegemonía continental es la que está dispuesto a imponer el gobierno del presidente Trump. Sin embargo no cuenta con que los demócratas estadounidenses podrían bloquear los afanes de predominio de su gobierno, porque las decisiones del gobierno de Trump no representan la voluntad ni de los demócratas ni de la gran mayoría del pueblo de EUA.
El tema, por otro lado, es que tiene como pretexto el asunto del narcotráfico y la migración hacia Estados Unidos para influir y amenazar a los países latinoamericanos que no estén dispuestos a colaborar con sus afanes expansionistas en tono “pacífico”, aunque ya se ha visto que también podría usar la fuerza, como ha estado haciendo en el caso de Venezuela.
Y ese es precisamente el talón de Aquiles de países de América Latina, contaminados por el crimen organizado, el narcotráfico y la migración extra nacional. Ahí está su debilidad estructural, además de que como el caso de México, el derrumbe de las instituciones democráticas y las reformas al Poder Judicial tienen preocupados a muchos en EUA, como es el caso de los empresarios estadounidenses que muestran preocupación por la nueva Suprema Corte de Justicia mexicana.
Y lo dicho: Donald J. Trump tiene que someter a la aprobación del Congreso cualquier política en materia internacional y en materia de seguridad nacional. No va solo. Y será muy difícil que cuente con el apoyo de los Demócratas que han declarado en contra de los excesos del ahora presidente…
Así como grandes sectores de la población que se oponen a las políticas tanto internas como externas de Trump, lo que llevó a que millares de personas marcharan en varias ciudades de EUA incluidas Nueva York, Washington, D.C., Chicago, Miami, Los Anteles… Todos al grito de “Democracia, no monarquía” y “La Constitución no es opcional”.
“Desde que regresó a la Casa Blanca, Trump ha adoptado una visión expansiva del poder presidencial, usando órdenes ejecutivas para bloquear fondos aprobados por el Congreso y desmantelar partes del gobierno federal, imponer aranceles a otros países y desplegar tropas de la Guardia Nacional en ciudades a pesar de las objeciones de los gobernadores estatales.” (BBC-News).
Una renovada Doctrina Monroe, con lo que significa para América Latina, incluido México. Una política de expansión que muestra el temor de EUA a China y Europa. Sin embargo al momento hay muchos intereses de ambas potencias en Latinoamérica y será muy difícil que los europeos y los asiáticos guarden silencio frente a esta andanada expansionista de Trump, no del pueblo de EUA.




