México es una gran nación, es un mosaico policromo de gente, de sus vidas, usos y costumbres, es un pueblo surgido de dos concepciones vitales que acrisolaron al México actual y qué a pesar de su diversidad étnica, religiosa, cultura, política y social, se mantiene una cohesión nacional que hace posible su devenir histórico, ese es el propósito fundamental de este mensaje y que no se pierda esa cohesión, que llegue a todo lo denominado sociedad sin excluir a nadie y que nadie se sienta excluido.
México requiere que su sociedad vuelva a ser dinámica y participativa que se involucre, que entienda que su futuro está en juego. Hoy México necesita de sus mejores hijos que entendamos que las causas que nos unen son más fuertes e indisolubles que las ideologías que nos separan. México enfrenta a los dos más grandes desafíos de toda su existencia, salvaguardar su estado de derecho por la degradación del poder y la inseguridad, binomio que tiene paralizada todas las áreas económicamente productivas del país.
México siempre ha sido reconocido por ser un pueblo noble, alegre y excelente anfitrión, pero tal parece que ese calificativo se apagó y ha quedado guardado en el cajón del olvido o se lo llevaron por los caminos del Edén, un camino incierto cuál vereda tropical ha quedado embelesado con cánticos de “primero los pobres” y se quedó como dicen los pintores, colgado de la brocha.
Ya basta de seguir perdiendo tiempo en lamentaciones, ha llegado la hora de actuar para destrabar este nudo mixteco en el que hemos caído, porque tal parece que como seres humanos no hemos sido honestos con nosotros mismos, reconociendo la rancia decadencia de un sistema político que se durmió en sus laureles y que nos tuvo entrapados por décadas, no solo no evolucionó sino se pasmo por eso para nadie fue sorpresa lo que pasó en el 2018.
Ese cambio histórico que se dio sin dudas fue contundente, fueron muchas las causas debido al hartazgo de una sociedad contra un gobierno cuya soberbia era el sello de la casa y una estela de corrupción que a todos ofendía y como dice el dicho tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe y pasó lo que tenía que pasar.
El pueblo hastiado de tantas promesas incumplidas de un sistema añejo que olía a naftalina, decidió jugársela y votar por un cambio, el que sea, pero un cambio, el cual se dio de manera contundente, la población se volcó a las urnas a ciegas y sin dudarlo, no hubo reclamo alguno. Mares de tinta han corrido desde entonces, Sin embargo, en el ambiente se presagiaba algo que no checaba, había duda y escepticismo de muchos, en vez de simbolizar la esperanza de un futuro más próspero y justo; se percibía incertidumbre, porque desde el primer día de toma de posesión, el ungido pintó su raya al decir “nuestro movimiento”.
Sólo leyó una lista de cien puntos sacados de la chistorra como acordeón y bajo un vistoso ceremonial que sacudió al príncipe heredero al estilo Huitzilopochtli con copales, ruda, incienso y demás yerbas. Así dio inicio a una de las etapas más controvertidas de la historia contemporánea de México. Fueron 6 años de cuyos resultados no quisiera ni acordarme.
Hoy a un año del nuevo gobierno emanado del anterior, nada absolutamente nada ha cambiado ni una sola coma. Son tan parecidos que no pueden engañarnos, sin duda el pueblo jamás olvidará la majestuosa ceremonia de toma de posesión, cuya carpa teatral nos exhibió ante el mundo. Los desafíos que hoy tenemos los mexicanos son tan grandes que no podemos ni debemos perder el tiempo en reclamos o disputas estériles, eso jamás funcionó —los otros datos opacaron la realidad. La carrera hacia el poder ha empezado y nosotros ni siquiera hemos salido, porque el Zócalo está bloqueado, como ya se hizo costumbre con barricadas.
Basta de andar por todos los rincones quejándonos de todo y de todos, el que madruga Dios lo ayuda, reza un dicho y cómo sabemos que el piso no será parejo, debemos dar prioridad a lo esencial. Primero: Entender que el reto de recuperar México será la madre de todas las batallas (pacíficas y políticas), vamos contra reloj y con los dedos en la puerta, lo que debe quedar claro que lo recuperaremos — que no haya duda y que quede muy claro: Que es la única y última oportunidad que tenemos, por lo que, deberemos actuar con astucia, valor, convicción y seguros, sin atropellarnos con protagonismos y mucho menos con prepotencia, todos unidos como un solo hombre, conscientes de que “cada quién tiene algo que hacer y cada quién debe desempeñar su esfuerzo en la proporción en que le corresponda, desechando el temor irracional”.
Entender esto, sin duda lograremos recuperar al país por la única vía que existe, la Democracia. Segundo: Se que sonará ilusorio, porque para lograr todo lo anterior, se requiere de una gran organización y cientos de reuniones y pláticas escuchando a todos los sectores de la sociedad, organizaciones políticas y sindicales, Universidades, transportistas, agricultores, campesinos, del norte, del centro, del sur, que decidan unirse a esta cruzada por México, en especial a los jóvenes, porque ellos son la riqueza de la nación. Sólo basta que unos cuantos empecemos, no dudo que miles se unirán, hagámoslo, el pueblo lo está pidiendo es un grito de silencio. Tercero: Llevar como bandera, “Producción, Desarrollo, Justicia y Seguridad”.
El reto es monumental la casa ha sido totalmente demolida, modificada, urgen arreglos por todos lados, la mano de obra será tan indispensable como urgente. Todos unidos la reconstruiremos sin duda. Espero que este mensaje llegue a todo el país, no disponemos de mucho tiempo, jamás he dudado que, “Cuándo los hombres, los proyectos y las ideas se entrelazan, el resultado siempre será el éxito. Hermanos mexicanos, en un acto de auténtica de reflexión por todos los terribles y lamentables sucesos que hemos vivido en el pasado reciente, les quiero dejar buen aclaro que, “que nadie se equivoque, ésta lucha no es contra, nadie sino contra la adversidad”, basta de seguir lamentándonos y de repartir culpas, cuándo nosotros mismos por omisión o comisión, somos parte de ese pasado y eso no lo podemos negar.
Si queremos recuperar a México, llegó la hora de actuar juntos y emprender ese gran reto. México nos necesita unidos. Que en esta navidad renazca esa gran fuerza que nos ha caracterizado siempre y que la fe y esperanza, vuelvan a brillar, porque México es nuestra casa, es la casa de todos y no tenemos otra. Felicidades!!!!!
Jorge De León palma. 21(dic/2025.




