Para Contar
Arturo Zárate Vite
La iniciativa de reforma electoral ya está a punto de salir del horno y la intención de la presidenta Claudia Sheinbaum es enviarla al poder legislativo en el mes de enero del nuevo año.
Quizás como nunca se había hecho, se han recogido miles de opiniones de interesados en el tema, especialistas y ciudadanos en general, a través de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, coordinada por Pablo Gómez.
Nadie podría quejarse de que se limitó su libertad de expresión. Cada quien manifestó lo que quería.
Senadores y diputados están a la expectativa, todavía no se sabe si la presidenta enviará su iniciativa a la Cámara de Diputados o al Senado. De cualquier manera, tanto diputados como senadores analizarán la propuesta. Ya se verá cuál es la cámara de origen y cuál revisora.
Ni duda cabe que uno de los problemas serios de los procesos electorales es el abstencionismo, por eso no ha faltado quien pida se desempolve y aplique la obligación de votar que señala la Constitución.
Su artículo 36 precisa que es obligación votar y el 38 castiga con la suspensión por un año de los derechos ciudadanos en caso de incumplimiento.
Es lo que dice la Constitución. Nunca se ha sancionado a nadie por ese motivo. No hay forma de hacerlo porque no existe ley reglamentaria que especifique el procedimiento, así que hasta ahora ha sido letra muerta y seguramente seguirá inerte, porque como dice el dicho popular, a fuerza ni los zapatos entran. Lo que menos quisiera la gente es que la obliguen a levantarse el día de las elecciones para ir a la casilla y votar.
El voto obligado no ha funcionado a cabalidad en la minoría de países que lo tienen en sus leyes.
Lo que se requiere y sería lo ideal es que los partidos presenten mejores candidatos, que convenzan a la sociedad que son capaces. No más improvisados ni beneficiarios del amiguismo o compadrazgo. Tampoco es la mejor opción acudir a la tómbola como mecanismo de selección.
Lo más conveniente es que los partidos se esmeren en llevar a las cámaras gente que sea útil al país.
¿A poco Morena no puede encontrar en sus 10 millones de militantes candidatos y candidatas de primer nivel?
Acción Nacional que representa la segunda fuerza política debería hacer a un lado los intereses particulares de sus líderes.
El Revolucionario Institucional, mientras se mantenga Alejandro Moreno Cárdenas en la presidencia del partido, va a ser imposible que aumente en número y eleve la calidad de su desempeño legislativo.
Movimiento Ciudadano no ha encontrado la forma de crecer a nivel nacional y ha centrado su fuerza en Jalisco y Nuevo León. ¿No pueden buscar mejores candidatos y candidatas en el resto de los estados?
Verde Ecologista y Partido del Trabajo también deberían ocuparse en postular a gente más capaz y no conformarse con ser remolcados por Morena.
En 2027 se renovará la Cámara de Diputados y habrá elecciones de gobernador en 17 entidades.
Todos con tiempo suficiente para localizar a cuadros que valgan la pena llevar al Congreso y a gobernar estados.
A Morena le ha venido funcionando realizar encuestas para escoger a los más populares y capaces.
El PRI, PAN y PRD en 2024, al menos para la elección presidencial, presumieron la realización de una encuesta. El problema fue que Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano hallaron la forma de manipularla, adelantar el resultado e imponer a Xóchitl Gálvez como su candidata.
Dicho todo lo anterior, si los partidos quieren ponerle punto final al abstencionismo, nominen muy buenos candidatos, no pierdan el tiempo tratando de obligar a la gente a que vaya a votar.
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