Si al menos nuestros juegos de complicidades entre ciudadanos y políticos tuvieran la magia de “Los Grandes” o de los encuentros de gran relevancia, quienes se mueven en el mundo del poder, tendrían algo notable que contar. Porque la magia debería provenir ante todo, de ellos, ya que son los hacedores de las políticas públicas de nuestro país.
Las senadoras Layda Sansores y Mariana Gómez del Campo –una perredista y la otra panista– por el momento chocan con la conciencia del colectivo, pero más que recordar sus acciones por las que ahora corren en boca de todos, les recomendaría operaciones como las de quienes en verdad han sido o son “Los Grandes”.
Juan José Arreola, escritor mexicano originario de Jalisco, aspiró a ser político pero su esplendor fue tal vez lo que se lo impidió, pero con tantos tropiezos que él reveló como anécdotas, nadie se atrevería a criticarlo, quizás muchos sí, lo envidiaron.
Cuenta el propio Arreola y algunos de sus biógrafos que en los años cincuenta del siglo pasado, dada la amistad que mantenía con Agustín Yánez, gobernador jalisciense; éste le ofertó ser el responsable de la Escuela Correccional para Menores, pero Arreola declinó la invitación y se dedicó a cultivar a otros jóvenes, pero en las artes literarias.
Sin embargo, para Juan José Arreola llegó el momento en que sí aspiró a algo que de entrada, tenía un tono más serio en la política. Una diputación.
Cuando el escritor le hizo patente su idea a su amigo Yánez, éste le contestó que nada de ser congresista, que se dedicara a lo suyo que eran las letras.
Arreola, ese del realismo mágico y a veces satírico, le cambió la versión al propio Yánez, quien sin más, le cortó sus aspiraciones políticas. Para Juan José su amigo Agustín con esa decisión, le salvó la existencia. Arreola supo tiempo después que al verdadero candidato a la diputación de Zapotlán –a la que aspiraba–, le habían asesinado en plena campaña.
Arreola escribió en sus memorias para salir airoso de lo que debió haber sido en su momento, un mal rato para él: “Agustín Yánez me salvó la vida”.
Hasta el momento, ni Sansores, ni Gómez del Campo se han pronunciado al respecto por sus tropiezos en el ámbito político, que a estas alturas, deberían saber bien, no es un día de campo.
Acta Divina… La senadora panista Mariana Gómez del Campo se autodefine como una persona comprometida y profesional y que alrededor del núcleo de la familia es que gira su entorno. Layda Sansores senadora perredista se autocalifica en su perfil de twitter así: Soy mujer Morena, libre, rebelde, enamorada, apasionada, amorosa, valiente. Las convicciones exorcizan los miedos.