• Reforma hacendaria, obstáculo a la inversión
• Encarecer prestaciones laborales, antilaboral
Cómo de que no. Si son los dueños. Están en total desacuerdo con la iniciativa presidencial para reformar las reglas del juego hacendario, y sobre todo fiscal. Gozan del apoyo total del partido albiceleste, que también truena por los cambios a las leyes tributarias, a ser aprobadas por la Cámara de Diputados a más tardar en las primeras horas del viernes venidero.
El palacio legislativo de San Lázaro es, en estas horas y días cruciales, un hervidero de emociones políticas. Pareciera que el matrimonio Peña Nieto-clases dominantes hubiera entrado en zona de grave riesgo de ruptura. Alegan que los eventuales nuevos impuestos serían antieconómicos; graves obstáculos a la inversión y por tanto a la creación de empleos.
Los empresarios tratan de empujar a los diputados hacia una reforma que no sea inhibitoria sino que anime a los dueños del dinero a ampliar sus inversiones. Con una carga fiscal mayor a la actual nadie querrá tocar las puertas de la Secretaría de Hacienda para tramitar una nueva inversión.
“El sector empresarial, la sociedad civil y los organismos internacionales y educativos del país cierran filas en contra de la iniciativa de reforma hacendaria presentada por el Ejecutivo el pasado 8 de septiembre y dan inicio a ‘una manifestación de la sociedad”, reporta el periodismo impreso.
Juan Pablo Castañón Castañón, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex): “No es una verdadera reforma hacendaria, sino una iniciativa esencialmente recaudatoria que pone en riesgo a los sectores económicos y a las familias, en un contexto de desaceleración (económica)”
Los diputados están a punto de aprobar la reforma hacendaria. Aún nadie sabe el sentido de del voto de la mayoría, pero lo que sí es seguro es que la iniciativa presidencial será más que enmendada y no por los panistas o los perredistas sino por los propios priístas. Pero los grandes empresarios sindicados en la Coparmex o el Consejo Coordinador Empresarial entraron en pánico y hasta ese martes sostenían un intenso cabildeo con los legisladores de todas las fracciones, y con los muchachos del secretario Luis Videgray Caso.
El propósito de los patrones del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Comparmex es lograr un paquete económico “responsable, equilibrado, coherente con las necesidades del Estado, pero también con las de la sociedad y los retos económicos contingentes.” Alegan lo mismo que Peña Nieto: competitividad empresarial. La competitividad, de acuerdo con ellos, “juega un papel de suma importancia, pues de las empresas mexicanas dependen nueve de cada 10 empleos en el país.”
La misma tesis del presidente, pero desde distintos enfoques.
Los argumentos del CCE parecen congruentes con la realidad, esa realidad lacerante de la pobreza y el desempleo, aunque en el fondo buscan su propio beneficio: Para crecer, argumentan, el país necesita de un Estado fuerte, con recursos para cumplir con sus obligaciones, pero también, la necesidad de que se desarrollen y multipliquen las empresas, para que generen más inversiones y empleos directos e indirectos, con cadenas productivas sólidas y economías de escala.
“Las empresas significan empresarios, accionistas e inversionistas, pero también trabajadores, proveedores, clientes, fuentes de recaudación en los tres niveles de gobierno, el sostén de comunidades y millones de familias que dependen de ellas”, de acuerdo con el CCE.
Pero la iniciativa de reforma hacendaria arroja obstáculos a la inversión, por lo que temas como la deducibilidad inmediata y nuevas restricciones podrían afectar por igual a Pymes y a grandes empresas, advirtió Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del CCE. “Gravar las utilidades en los niveles propuestos es quedar en desventaja para que vengan más inversiones que generen empleos. Encarecer el otorgamiento de prestaciones laborales, va contra el bienestar de los trabajadores”.
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