Pocos olvidamos el momento captado en que Feliciano Díaz, –conocido como Manuelito–, un pequeño tzotzil de diez años; lloraba a mares por el atropello verbal y grosero que un inspector del municipio de Villahermosa, Tabasco, le infringía al obligarlo a tirar al suelo los dulces que el pequeño vendía y portaba en una canasta y para más, quedarse el hostigador con las cajetillas de cigarros que el mismo pequeño llevaba, haciéndole saber que por su edad estaba prohibido que vendiera ese artículo.
Dicho evento fue captado por la cámara de un dispositivo de comunicación y de ahí, fue visto por miles de personas. Sobre todo cuando los noticieros de televisión lo replicaron una y otra vez, y editorializaron el suceso advirtiendo la maldad del funcionario y la fragilidad de Manuelito.
Una vez que la prensa intentó encontrar respuesta y responsables ante el abuso al infante, el gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, prometió ayudar a Manuelito con una beca para que continúe sus estudios abandonados por el rigor de la pobreza que consume a su familia en su natal Yut Osil. De igual forma, la directora del DIF nacional, la señora Angélica Rivera, se comprometió a instalarle a su familia, una papelería en su localidad. La promesa de Arturo Núñez no se cumplió, tanto así, que hoy el pequeño trabaja en la papelería que al final se instaló en un poblado distinto al suyo y la cual debía ser atendida por su madre, pues del padre de Manuelito se sabe con certeza que hace un año se fue para conseguir trabajo en Entados Unidos y no más.
Desde inicios de septiembre a mediados de la semana anterior, las ganancias de Manuelito han sido de apenas 140 pesos, mismos que se han guardado para invertir tal vez, y si se los permiten; en dulces y refrescos que es lo único factible de vender en un caserío de apenas 20 viviendas.
Pero la dádiva a Manuelito, lo ha metido en más líos financieros que soluciones o expectativas a su corta infancia.
La casa en donde se instaló la papelería es de su tía, y no hay seguridad de que pueda seguir como local. Su madre no puede atender directamente a los escasísimos clientes, pues no entiende cómo accionar la fotocopiadora. Y lo peor de todo. ¡¿Quién necesita una papelería en un poblado en donde ni siquiera hay una pequeña escuela?!
A Manuelito para empezar, no se le deben endosar dádivas utópicas y ostentosas, que además dan permiso para el olvido de miles más de Manuelitos.
Acta Divina… Desde finales de julio de este año, el Procurador general de Justicia de Tabasco, Fernando Valenzuela Pernas, aseguró que en el caso Feliciano Díaz, menor conocido como “Manuelito”, se va a “castigar la arbitrariedad y las vejaciones a las que haya sido sometido”.
Para advertir… Ya ni como preguntarle al gobernador de Tabasco, Arturo Núñez sobre el estado de la niñez en su entidad. Pues de entrada a suspendido las entrevistas banqueteras.
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