Hicimos mucha alharaca porque le negó el saludo.
Que si una majadería.
Que si había caído de su gracia.
Aquí mismo usted leyó sobre las muchas especulaciones que corrieron al respecto:
La política “a la mexicana” es ritual y consagra a los símbolos. Un largo apretón de manos del poderoso a uno de sus “súbditos”, implica de inmediato prestigio e influencia para el que lo recibe. Se está, así, en “el favor del señor”.
Negar el saludo, en cambio, no es sólo un acto majadero, también se interpreta como el tener al “señor” en contra. Enojado, temperamental, cuando menos.
¿Por qué le negó Peña el saludo a Osorio?, también fue una pregunta que se convirtió en viral en las mesas de los desayunaderos y comederos donde suelen reunirse los políticos y, claro, los autodenominados observadores políticos.
– Está enojado con él por el asunto de la CNTE, ya ves que le dio todo y los maestros siguen chingando en las calles –decía uno.
– En todo caso que se enoje con Luis Miranda –respondía otro–, fue a él a quien le encomendaron el asunto… y fracasó.
– Újule no –terciaba otro–, Miranda es el consentido de consentidos.
¿La CNTE? ¿El sonoro fracaso en materia de seguridad pública? ¿Los gobernadores desbalagados? ¿La ausencia de negociación con los partidos opositores para la aprobación de las-reformas-que-el-país-necesita? ¿La falta de alerta y de respuesta ante los embates ciclónicos?
Una especulación tras otra, pues, luego de que en un evento, ante el público y ante las cámaras de televisión tuvieron Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong, durante el cual el inquilino de Los Pinos no sólo negó el estrechón de manos a su secretario de Gobernación, sino incluso lo ignoró. Pasó de largo frente a él.
¡Cómo debieron reírse ambos personajes ante el cúmulo de especulaciones!
Porque, la realidad –me cuentan– es harto diferente. Vea usted.
UN DOMINGO EN PACHUCA
Hace un par de domingos, los Peña Nieto fueron invitados a comer a la capital de Hidalgo.
Los anfitriones: Miguel Ángel Osorio y su esposa Laura Vargas, quienes recibieron en su residencia a la pareja conformada por Enrique y Angélica Rivera.
Presentes, también, los hijos de ambos matrimonios.
Plan estrictamente familiar.
Ambiente relajado.
Existe confianza.
Osorio Chong y Peña Nieto fueron gobernadores de sus respectivas entidades en la misma época.
Y el hidalguense siempre trabajó para la causa (presidencial) del mexiquense.
Las esposas de ambos, además, trabajan juntas.
A favor de la niñez y de las familias.
Doña Laura dirige el DIF.
Doña Angélica lo preside.
Hay confianza, pues.
También familiaridad.
Y cuentan –aunque, claro, no quieren que se sepa– que en ese ambiente “de solaz y esparcimiento”, cual decía el clásico, don Enrique se relajó.
Y también se franqueó.
Que habló de su bien cimentada amistad con el anfintrión.
Que ha recibido de él tantos consejos.
Que juntos han realizado no pocas reflexiones.
Que por Osorio Chong el señor Peña Nieto tiene, incluso, sentimientos filiales.
Y que, en su momento, el secretario de Gobernación devolvió las muestras de afecto a su invitado.
Habría sido hace un par de domingos en Pachuca.
Lo que no me contaron, y por eso no se lo transmito, es ¡cómo debieron reírse ambos personajes ante el cúmulo de especulaciones que provocara aquel no saludo de Peña Nieto a Osorio Chong!
Índice Flamígero: La ausencia de información provoca la rumorología. Ya se habla de cambios, relevos y despedidas en el gabinete presidencial. Que se va Luis Videgaray de Hacienda para hacer un enroque con José Antonio Meade. Que Mercedes Juan regresa a su gabinete de investigadora para continuar como becaria de PepsiCo y de Nestlé. Que Erubiel Ávila llega a Gobernación. ¿Y Osorio Chong?
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