• ¿Reforma energética por reforma política?
• Noviembre, mes clase en el Congreso
Noviembre debe de ser el mes clave para que el Congreso aborde el tema de la reforma política, necesarísima ante los importantísimos pendientes para lograr elecciones absolutamente confiables y ciertas. Que no queden dudas, pues, luego de cada proceso de cambio de gobiernos en el país..
Estamos ya entrando en la recta final del segundo periodo de sesiones, a concluir antes de la última semana de diciembre, cuando los diputados se van a celebrar las fiestas de la Natividad y la llegada del año nuevo.
Desde la sesión de mañana martes, los legisladores deben de acelerar el asunto del presupuesto federal, que tiene que quedar listo a más tardar el viernes venidero. Aprobado el gasto público para 2014, los diputados tendrán que abordar de lleno la reforma política. Pendientes como la iniciativa ciudadana, la consulta popular, las candidaturas independientes e inclusive los ajustes a la iniciativa preferente del Ejecutivo, para que no ocurra lo que ocurrió con las que presentó Calderón ya casi con un pie fuera de Los Pinos.
Pero los temas centrales de la reforma política en realidad son electorales. Lo más sensible, y diríamos que hipersensible,. es el de los institutos electorales estatales y la conversión del Instituto Federal en un órgano jurisdiccional que controle todos los procesos electorales de la federación. Se acusa que los ifes estatales son manipulados por los gobernadores para beneficio de los sus candidatos.
La propuesta del panismo principalmente, no vista con malos ojos por el oficialismo, es sustituir al IFE (Instituto Federal Electoral) actual por un órgano centralizador del control electoral, lo que no es nada bien recibido, obviamente, por la mayoría de los estados de la federación. Pero como en este país el Congreso nunca hace lo que quieren las mayorías, chance y los diputados cambian de tajo las reglas del juego electoral para todo el país. Sería una por otra.
Los sospechosistas están asegurando que, por el apoyo a la reforma energética del presidente Peña Nieto, los panistas tienen asegurado el apoyo de los del PRI para que la reforma electoral quede a la medida de los albicelestes.
La semana pasada, los senadores del PRD anunciaron que se levantaban de la mesa de diálogo de la reforma política por la nota del Wall Street Journal, que revelaba contubernio oficial con los panistas para privatizar, a favor de las grandes compañías estadounidenses, la empresa Petróleos Mexicanos. La versión panista; digo, del WSJ, fue inmediatamente desmentida por el gobierno de Peña Nieto.
El panista José González Morfín, vicepresidente de la Cámara de Diputados, aclaró el fin de semana: “Lo que buscamos con estas modificaciones a las leyes es cristalizar los mecanismos para concretar una mayor participación del ciudadano en la democracia, desde la posibilidad de que presente iniciativas de ley, hasta poder participar en elecciones sin tener que pertenecer a un partido político”.
El trabajo que les resta a los legisladores es arduo: reformas a la Ley Orgánica del Congreso, al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y a la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, sin dejar de lado, la creación de la nueva Ley Federal de Consulta Popular.
De lo que nadie quiere hablar es de la segunda vuelta en la elección presidencial, aunque deberían para darle clara y plena legalidad y legitimidad al triunfador y que no quede ni sombra de duda. Lo dice mejor Gabriel Negretto, Investigador del CIDE: Cuando compiten más de dos candidatos importantes a la presidencia, la peor fórmula es la que rige en México, es decir, la mayoría relativa…. Y lo que es más grave: deja abierta la posibilidad de que el “ganador” sea la alternativa menos preferida por una mayoría del electorado.
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