• No pasa este año la reforma a Pemex y la CFE
• Aún faltan muchas manifestaciones y bloqueos
Resuelto el asunto de los dineros que se va a gastar el gobierno durante el año venidero, ahora los legisladores se irán de puente largo por el día de la revolución mexicana y, a su retorno, se encontrarán con una agenda de trabajo muy abultada, que tendrán que “desahogar” antes del 15 de diciembre, cuando terminará el segundo periodo del primer año de la LXII legislatura.
La Cámara de diputados tendrá que acabar de legislar en materia de telecomunicaciones, con la aprobación de las leyes secundarias y reglamentos que normarán la infinidad de actividades de ese sector.
Los senadores deberán cocinar la reforma político electoral, sobre todo la propuesta de Acción Nacional que plantea la desaparición del Instituto Federal Electoral (IFE), que sería sustituido por un instituto nacional de elecciones; la segunda vuelta en elecciones presidenciales y la reelección de diputados federales por cuatro periodos consecutivos; la de diputados locales, por tres periodos, y la de senadores y presidentes municipales, hasta por dos periodos. Además, propone la cancelación del registro de los partidos políticos que no obtengan por lo menos el 5% de la votación en las elecciones en que participen.
Pero senadores y diputados sólo disponen de un mes para sacar los rezagos legislativos y aprobar los cambios electorales, que han levantado una gran polvareda, pues muchos actores políticos no están de acuerdo con la centralización del control de los procesos electorales, lo que iría en contra de la libertad y soberanía de los estados federados. Sin embargo, esta iniciativa será aprobada en lo que resta del periodo, pues todo indica que los senadores panistas y priístas se pasarán por el arco del triunfo el espíritu del pacto federal y, al final del día, le darán sepultura al IFE y crearán el órgano de control centralizado y chitón boca.
Sin embargo, los observadores políticos, los empresarios, el gobierno de Estados Unidos y, sobre todo, las grandes magnates de las grandes petroleras privadas, descendientes de Las Siete Hermanas, tienen puesta la mira en la gran reforma, la energética, que daría todas las facilidades para que inversionistas extranjeros pudieran acceder a los pingües beneficios del negocio del petróleo y de la energía eléctrica en México, gracias a la reforma constitucional propuesta por el presidente Peña Nieto.
Pero será materialmente imposible que las iniciativas de reforma energética (también presentaron las propias, el PAN, más radical que la del PRI porque los azules proponen que a los inversionistas tanto locales como extranjeros se les permita la propiedad del petróleo, y el Partido de Cuauhtémoc Cárdenas y de los colaboracionistas del Comité Ejecutivo Nacional) sean abordadas y menos aprobadas por los senadores, en lo que resta del año. Tendrán que esperar hasta que se inicie el segundo año legislativo, en febrero venidero.
Mientras tanto, la confusión reina en el ambiente político. Los de las izquierdas están seguros de que el PRI y el PAN van de la mano para privatizar Pemex y la Comisión Federal de Electricidad y de ello están convencidos cientos de miles seguidores del perredismo. Hasta ayer, el PRD llevaba juntadas como un millón de firmas para lograr que se realice una consulta en torno al futuro de las industrias de la energía.
El hecho comprobable es que no habrá reforma energética de ningún signo en lo que resta del año. En el próximo periodo de sesiones del Congreso habrá mucho movimiento, manifestaciones y bloqueos al estilo magisterial. Aunque quien menos levantará olas será López Obrador, más preocupado en que el IFE le otorgue el registro a su Movimiento de Regeneración Nacional. Lo que lo tiene ansioso es que el IFE lo inscriba y así comience a recibir las abultadas prerrogativas: billete grande, pues.
fgomezmaza@analisisafondo.com
www.analisisafondo.com