No, por supuesto que no se trata de una invitación abierta a todo tipo de políticos y empresarios para que este fin de semana acudan al spa de un balneario de lujo, o a navegar en su yate, o a asolearse el ombligo simplemente. Se trata, en cambio, de destacar desde aquí una reciente homilía papal que, muy explicablemente, pasó de noche en nuestro país.
Dijo el Papa Francisco, tras la lectura del Evangelio correspondiente al 11 de noviembre, que los cristianos que donan dinero a la Iglesia pero roban al Estado están llevando una “doble vida” y son pecadores que deben ser castigados.
“Dice Jesús, no lo digo yo, que les aten al cuello una piedra de molino y sean tirados al mar. No se habla de perdón aquí, porque donde hay engaño, el Espíritu de Dios no puede estar”, explicó el Pontífice.
Tiene razón el comediante estadounidense Bill Maher: este Papa debe ser ateo. Concuerdo ampliamente con él.
Porque, nunca antes se había escuchado a un sucesor de Pedro hablar con tanta franqueza, sin tapujos, de los no pocos problemas que aquejan a la sociedad actual.
Directo y a la cabeza. Que tiren al mar a los corruptos. Con una enorme piedra atada al cuello, para que ni siquiera intenten salir a flote.
¿Se imagina?
México, por lo pronto, vería aumentar el nivel del agua en sus litorales. Muy probablemente, si convirtiéramos en hechos el llamado del pontífice romano, nuestro crecimiento demográfico se desplomaría, casi tan veloz y verticalmente como este año ha caído la economía.
Y las aguas del Pacífico y el Golfo cubrirían las azoteas de infinidad de casas y hasta de altos edificios.
Corruptos que roban al Estado y luego, muy persignados, dan limosnas en sus parroquias o iglesias hay millares, si no es que hasta millones en nuestro país… y supongo que en todo el orbe.
Los más persignados –regla que casi nunca falla y que para ser válida tiene sus muy notables excepciones– son los más corruptos.
EN EL PAN, ¿LA VIDA MÁS SABROSA?
Durante décadas, los más conspicuos militantes panistas hicieron gala de su fe católica. Misas, jaculatorias, retiros, compra de indulgencias y hasta internamientos en monasterios durante meses, cual fue el caso de un ex dirigente que, apenas terminando su encargo, fue a encerrarse con los cartujos en un convento español.
Misa los domingos, y robos al erario de lunes a sábado.
Se confirma ahora que, peleadas las comadres –por dirigir lo poco que Felipe Calderón dejó de PAN– salen a relucir las verdades.
Diputados panistas que cobran comisión y recomiendan a sus constructoras para que realicen obras en los municipios, también con comisión al calce. Alcaldesas que se construyen mansiones de 20 millones de pesos que vaya usted a saber –bueno, sí que sabe– de donde salieron.
Ex alcaldes, ahora legisladores, que extorsionaban a casineros.
Próximos a Calderón que hicieron millones de dólares concediendo, duplicando permisos a centros de apuestas.
Una comalada de millonarios dejó el sexenio calderonista. Igual el foxista, aunque aquel que fuera su titular siga pasando la charola a empresarios, como lo hizo a lo largo de los seis años que lo mantuvimos en Los Pinos.
Obras públicas con precios inflados –el caso de la Estela de Pus es prototípico–, obras que ni siquiera se concluyeron, contratismo, y más pases de charola, como aquel que recuerdan ex alcaldes panistas, cuando Ernesto Cordero, entonces secretario de Hacienda, les pidió un donativo “voluntariamente a fuerzas” de 250 mil pesos para su precampaña por la candidatura presidencial del blanquiazul.
Mucha corrupción y muchos rezos.
Tantos que, ¡hasta la siempre indecisa Josefina Vázquez Mota acusó con firmeza a sus correligionarios de haber emulado al PRI –yo diría que hasta lo superaron– en asuntos de corrupción!
¿Lanzamos al mar a los corruptos?
¿Cuándo? Ponga usted fecha y hora.
Sólo una advertencia: es posible que el país desaparezca bajo las aguas, al incrementarse el nivel de los océanos.
No se ría. No es chiste. ¿O sí?
Índice Flamígero: Informes del Departamento de Estado del imperio daban cuenta, en 2010, de “corrupción generalizada” en México. A tal obedece, decían, la incapacidad del Estado mexicano para resolver los crímenes y detener la violencia de los cárteles del narcotráfico. Sí, 2010, en el apogeo del calderonato.
–muy bien dicho por los tocayos, don Paco. pero ademas del nivel del mar, me preocupa el envenamiento de flora y fauna marina. de todas maneras ahogados…por donde se vea.