• La morcilla se quedó en moronga
• El petróleo, en pesado chapopote
La apuesta a la reforma energética, sobre todo a la privatización del plan de negocios de Petróleos Mexicanos. que no tendría por qué asustar a nadie, porque si algo está en manos de los inversionistas privados, desde hace muchos años, desde que se partió en cuatro grandes filiales la empresa, tendría que ser vista con realismo desde el poder. No por atraer muchos dólares amanece más temprano.
El problema de Pemex no es su régimen de propiedad. Ahí hay un falso debate. En última instancia no tiene la menor importancia el hecho de si es del Estado o de la iniciativa privada son los dueños.
Lo importante, y en esto nadie repara, es que el negocio del petróleo, seguirá sirviendo de tapadera a la ineficiencia de los burócratas, además de que ha sido manejado desde los sórdidos antros de la corrupción. Y nadie garantiza que la corrupción vaya a esfumarse como un fantasma por el simple hecho de que la empresa sea convertida en sociedad anónima de capital variable o de responsabilidad limitada y los líderes sindicales hayan sido expulsados del consejo de administración..
Uno de los grandes ausentes en el proyecto de reforma energética fue la institución de un “fondo soberano”, que administraría parte de la renta petrolera para invertir en rubros con beneficios intergeneracionales, como pagos de pensiones, salud pública, educación e infraestructura, como lo advirtió en su momento el doctor Luis Rubio desde su Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC).
El proyecto de reforma energética incluye un fideicomiso denominado Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo (FMPED), cuyo comité técnico estará integrado por los titulares de SHCP, Energía, Banco de México y cuatro consejeros independientes. El FMPED tendrá como responsabilidad “recibir todos los ingresos, con excepción de las contribuciones, que correspondan al Estado Mexicano, derivados de las asignaciones y los contratos” en el sector petrolero.
Pero, pregunta el analista, ¿Cuáles son las perspectivas del FMPED y qué papel tendrá en realidad en las finanzas nacionales?
De acuerdo con la reforma – responde -, la SHCP será la encargada de constituir el FMPED y establecer los mecanismos de su funcionamiento para transferir anualmente una proporción de ingresos petroleros -medida como porcentaje del PIB- igual a la que se destine al presupuesto federal.
En el orden de prioridades, se plantea que primeramente se liquiden los pagos establecidos de los contratos; después se destinen recursos a los Fondos de Estabilización de los Ingresos Petroleros y de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas; posteriormente se realicen transferencias a fondos de Extracción de Hidrocarburos, de investigación en materia de hidrocarburos, de sustentabilidad energética y proyectos relacionados con fiscalización petrolera; posteriormente, la prioridad será reducir pasivos financieros del sector público y, finalmente, destinar los remanentes al sistema de pensiones, inversiones en infraestructura, ciencia, tecnología e innovación, así como proyectos de energías renovables.
En contraste con el diseño mexicano, el fondo de pensiones noruego -el más grande del mundo- tiene solamente como propósitos principales suavizar en el tiempo el gasto derivado de los ingresos volátiles del petróleo y actuar como un vehículo de ahorro de largo plazo que permita al gobierno acumular activos financieros para hacer frente a los compromisos financieros futuros asociados al envejecimiento de la población.
El gobierno noruego ha procurado separar el gasto de los ingresos procedentes del petróleo a fin de cuidar se cumplan sus objetivos. Un aspecto curioso de la ley noruega, y que contrasta con el FMPED, es que establece que los retiros destinados a cubrir déficit presupuestarios deben corresponder estrictamente al retorno real estimado del fondo a fin de preservar de forma indefinida, y en términos reales, (y no como porcentaje del PIB) su valor en un horizonte de tiempo infinito.
Una problemática adicional del FMPED es que el monto de acumulación de los ingresos petroleros para transferencia al erario público estará sujeto a la volatilidad del precio del petróleo y/o a una producción súbita de hidrocarburos, variables sobre las cuales el Estado mexicano no tiene control.
Finalmente, dos aspectos altamente discutibles del FMPED consistirán en el conflicto de interés que generará la omnipresencia de la SHCP al presidir el Consejo Técnico del fondo y ser el administrador principal de las asignaciones de los montos para cubrir faltantes; y la débil subordinación del FMPED a mecanismos de rendición de cuentas que pudieran garantizar el uso de los recursos petroleros con fines de equidad intergeneracional.
Visto a profundidad, el nuevo FMPED simplemente será una nueva forma de financiar los gastos que actualmente se sufragan vía los ingresos petroleros de Petróleos Mexicanos. Nada nuevo bajo el sol.
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