Los compromisos políticos que el Presidente Enrique Peña Nieto pudiera haber adquirido previo a su toma de posesión tienen fecha de caducidad. Lo mismo podría decirse de aquellos de sus colaboradores más próximos que, en los primeros 13 meses de la Administración no han cumplido con las expectativas que generó el ya casi decepcionante regreso del PRI a Los Pinos.
En el cotarro se habla de inminentes cambios en el gabinete presidencial. Del uso de la facultad unipersonal del titular del Ejecutivo federal para nombrar y remover a los encargados de las carteras a través de las cuales administra y gobierna al país.
¿Nombres? Prácticamente todos son mencionados, pero al único al que se considera inamovible es a Luis Videgaray.
No obstante, una de las versiones que corre desde principios de noviembre es que, dado el enfrentamiento que el todavía hoy secretario de Hacienda ha generado con los factótums de la actividad financiera y empresarial –por su miscelánea fiscal disfrazada de reforma–, bien podría ocupar en adelante la cartera de Gobernación, dados los magros resultados que el muy limitado Miguel Ángel Osorio Chong ha producido: conflictos sociales, crisis de los partidos signatarios del Pacto ya moribundo, hasta la atención ante desastres consecuencia de calamidades meteorológicas… en todas no ha dado una.
Más importante, todavía, que –como dicen en los aviones– en el remoto e improbable caso de una ausencia del Presidente de la República, sería Videgaray quien, de acuerdo a la legislación más reciente, quedaría al frente del Ejecutivo, en su calidad de ocupante de la casona de los Covián, como interino o, en su caso, sustituto.
¿Y Osorio? Se le menciona como uno de los dos probables relevos de la ex perredista Rosario Robles en Sedesol. La rumorología coloca a Eruviel Ávila, el gobernador incómodo del Estado de México, en esa misma posición.
Pero, si Videgaray va a Gobernación ¿quién ocuparía la titularidad de la SHCP? Regresaría a esa posición José Antonio Meade, de todas las confianzas de Videgaray y de buen trato con empresarios y banqueros que hoy se sienten lastimados.
SEP, SSA, SAGARPA…
El refresco secretarial se hace más que necesario. Pero éste no está a votación, depende exclusivamente de Peña Nieto quien, espero, debe estar consciente de que buena parte de su pérdida de popularidad obedece al desempeño –que tira de regular a pésimo– de no pocos de sus colaboradores.
El caso de Emilio Chuayffet en Educación Pública es uno de ellos. Se ha mantenido no al margen sino alejado de las negociaciones con las disidencias magisteriales. La reforma educativa no’más no cuaja. Y hasta procesos administrativos, cual una licitación de equipos de computación para los educandos, le resultó imperfecta y a lo mejor hasta tramposa. Por si fuera poco, ya lleva más de un año en el cargo y, si se revisa su hoja laboral, él dura escasos meses en los cargos y encargos públicos. Ya caducó.
Mercedes Juan en Salud es otro nombramiento fallido. Impuesta ahí por el grupo de presión que desde siempre ha controlado la dependencia con sede en la calle de Lieja –el grupo de Guillermo Soberón–, la señora tampoco ha atinado a siquiera diagnosticar, menos aún remediar, los muchos males que aquejan a su institución y que repercuten en la mala calidad de vida de millones de mexicanos.
El caso de la alimentación es igual de grave. El coahuilense Enrique Martínez ha completado el ciclo: ha convertido en negro el ya de por sí grisáceo campo vede mexicano. Los productores, ahora mismo en acciones contestatarias, son cotidianamente avasallados por las importaciones de prácticamente todo lo que aquí comemos.
No pertenece al llamado “gabinete legal”, pero el “comisionado” de seguridad, Manuel Mondragón y Kalb tampoco ha dado una en el cargo. Excepto para dar entrevistas a medios electrónicos, su papel ahí ha sido meramente decorativo ante los embates de la delincuencia, tanto la organizada como la desorganizada que le han comido el mandado, cual se dice popularmente.
Cambios, cambios, cambios…
Urge el refresco secretarial. En caso, claro, de que Enrique Peña Nieto quiera remontar en las encuestas que miden su popularidad –¿eficiencia?– ahora muy deslavada, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Hay varios mexiquenses en línea, esperado la caída de los titulares de ciertas dependencias: Luis Miranda Nava, Ernesto Nemer Álvarez, Gabriel O’Shea Cuevas, Alfredo Castillo, Alfredo del Mazo Tercero… esperando también, claro, la total mexiquenización del gabinete.
Pues se rumora que Rafael Tovar y de Teresa ya está prácticamente fuera del CONACULTA, cargo que pasaría a ocupar la ex secretaria de Cultura del Gobierno del D. F.