Contario a lo escrito por don Francisco Gómez de Quevedo y Villegas (“Ofrecimientos te sobren, / no haya cosa que no ofrezcas / que el prometer no empobrece / y el cumplir echa por puertas”.) establecer compromisos y no concretarlos en hechos demuele cualquier prestigio.
Pobre, pues, de aquel que promete y no cumple.
Y es que “te lo firmo y te lo cumplo” fue un sonsonete que durante meses escuchamos por doquier lo mexicanos, no ha mucho.
Firmados, pero no cumplidos, los compromisos son hoy mera retórica.
En el 2012, por ejemplo, el actual Presidente de la República, entonces en su papel de candidato al cargo, se comprometió a bajar las tarifas eléctricas de consumo doméstico e industrial.
No sólo eso, en los meses y semanas previas a la aprobación de la malhadada reforma energética, una de las ventajas prometidas fue que gracias a ella “bajaría el precio de la luz” (sic).
Promesa y esperanza, empero, se fueron al caño del desagüe.
Porque a partir del primer día de este que será un muy difícil 2014 la Comisión Federal de Electricidad aplicó un incremento a las tarifas del servicio que proporciona.
El aumentó a las tarifas eléctricas industriales es ya en enero de un 1.2% respecto a diciembre de 2013.
El alza aplica para el horario base en el que consumen energía, que es de las 0:00 a las 6:00 horas, por lo que este mes el precio del kilowatt/hora será de 1.0463 pesos en el centro del país. El mes pasado era de 1.0331.
En cambio, de las 20:00 a las 22:00 horas (horario punta) el costo será de 1.7554 pesos por kilowatt/hora, lo que representa un 0.67% más que en diciembre.
Asimismo la tarifa doméstica de alto consumo –sin subsidio– pasará de 3.807 pesos a 3.822 el kilowatt/hora.
Por si tal no bastara, el mismo día se incrementaron los costos al consumidor en combustibles. El gas LP subió 17 centavos por litro. La gasolina Magna, 9 centavos más. La Premium y el diesel, 11 centavos cada cual. A ello súmese 10 centavos más a las gasolinas y 13 centavos más al diesel por un nuevo impuesto especial, dizque con fines ecológicos.
HECHOS SON AMORES
Ya sabemos los mexicanos que, como enseñan los mercadólogos, las campañas se hacen en verso, pero a la hora de gobernar hay que hacerlo en dura prosa.
La poesía –propaganda mediática– que ha rodeado al ahora Presidente Enrique Peña Nieto lo ha adornado de cualidades excepcionales que se tejen como para convertirlo en héroe de epopeya: transformador, reformista, imperturbable ante las crisis, impermeabilizado ante las tormentas, invulnerable ante las críticas de la opinión pública y, sobremanera, de las redes sociales. También como impasible ante el desgaste de su Administración.
Que prometa y no cumpla, muy seguramente, se convertirá en otra de sus cualidades, merced a los efluvios electrónicos.
Incumplir lo prometido no es “cualidad” única de nuestros gobernantes.
Proliferan los ejemplos de jefes de Estado y de gobierno –Barack Obama, Mariano Rajoy–, que han intentado poner su pica en Flandes y, por diferentes causas, casi siempre con grandes excusas, no han llegado siquiera a saber donde se ubican los flamencos.
Tolerar los incumplimientos a las promesas y compromisos es, también, responsabilidad de los gobernados que se crean altas expectativas en relación a un personaje, aún a sabiendas de que su trayectoria personal, su experiencia y, sobre todo, las circunstancias, no son propicias para que cristalicen en hechos las palabras.
¿Bajarán algún día las tarifas eléctricas, ahora que ya tenemos reforma energética?
¿Volveremos a pagar por las gasolinas menos de lo que pagan los estadounidenses?
Pobre del que promete y no cumple.
¿A poco no?
Índice Flamígero: Don Alfredo Álvarez Barrón, El Poeta del Nopal, nos recuerda que “la Presidencia de la República difundió un video en el que convocó a los mexicanos a construir un mejor país y a hacer historia. ‘Este 2014 hagamos realidad todo lo alcanzado en el 2013; es hora de creer, juntos hagamos historia… 2014 año de la eficacia’. Suena prometedor, pero no hay que tomarlo muy a pecho…ya sabemos de qué pie cojean nuestros honorables políticos”. Y nos regala su primer epigrama del año: “Toda una revelación: / ‘el año de la eficacia’, / pero ni tantita gracia / me causa su alocución; / si hablamos de corrupción / el más tullido es un galgo, y además, olvidan algo, / lo digo con sencillez: / para el PRI, cada año es, / ¡un feliz año de Hidalgo!