Apenas hace dos años, en la administración federal de Felipe Calderón, justo en el arranque de aquel 2010, el propio panista reunió a sus embajadores y cónsules y una vez que reconoció que la percepción del país en el exterior se calificaba como caótica, habría que empezar –y la tarea era de ellos–, por hablar bien de México.
Calderón les advirtió a los integrantes de su entonces cuerpo diplomático, que se valía disentir y hasta criticar, pero también calificaba “hablar bien de México”.
En aquél entonces Calderón se quejó dolido, diciendo que “los mexicanos” a menudo juzgan al país con rigor y severidad y hasta se llegan a magnificar defectos y limitaciones nacionales en lugar de resaltar los avances. Todavía resuenan las palabras de Calderón: “Se vale disentir, se vale criticar, pero permítanme esta expresión, amigas y amigos embajadores: también se vale hablar bien de México… Se debe, estando fuera del país, sobre todo, hablar bien de México. Y si se es un servidor público, más. Y si es del Servicio Exterior, muchísimo más”.
En aquél entonces la situación política y los temas de la agenda nacional dados los nefastos resultados “contra la guerra al narcotráfico y la delincuencia organizada”, colocaban a México por muchas instancias como un Estado fallido pero Calderón se resistía de cualquier forma a que su gestión fuera tan de forma severa criticada y más en el exterior, con las consabidas pérdidas de inversión extranjera por la pésima imagen imposible de “tapar” con sólo hablar bien.
Ahora, el presidente Enrique Peña Nieto, pide lo mismo a su grupo de embajadores y cónsules acreditados en el extranjero: Hablar bien de México. Sin embargo, las condiciones son distintas a cuando Calderón exigió a su cuerpo diplomático hacer puré de manzanas, con un puñado de espinas.
Y no es que todo esté bien en el país, pero el arranque de sexenio y las reformas estructurales pueden por el momento inyectarle un poco de magia y especulación para que muchos se crean que el país es terreno de bonanza sin cortapisas.
Pero ya veremos que sucede si en el 2015 o a finales del sexenio peñista, si en la agenda nacional reviven los temas que refieran a un Estado fallido y entre el discurso del Ejecutivo no se encuentre el discurso alentador, sobre la viabilidad nacional.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto expresó a los embajadores y cónsules reunidos en Palacio Nacional apenas el sábado pasado que México está trabajando para eliminar las ataduras que impedían su desarrollo, y quienes representan al país en el exterior deben dar a conocer esto: “El mundo debe saber que estamos trabajando para eliminar barreras y ataduras, que limitaban nuestro potencial como país”.
Para advertir… A David Sánchez Guevara sólo le gustan los aplausos, la verdad le incomoda.
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