• Autoridad asumida por los autodefensas
• Un Michoacán, muy difícil de restaurar
El periodista Joshua Partlow presentó, en la edición de este domingo del Washington Post, una esplendida radiografía del alzamiento de muchos michoacanos que, organizados en los llamados Grupos de Autodefensa, se levantaron en armas para defenderse y defender a sus comunidades de las agresiones de los soldados del crimen organizado, agremiados en la banda criminal de Los Caballeros Templarios.
La decisión de los autodefensas obligó a las autoridades a iniciar una serie de acciones en respuesta; el presidente Peña Nieto reaccionó y decidió la estrategia de enviar a contingentes de la policía federal, al mando de militares, para comenzar a asumir su responsabilidad institucional, antes irresponsable.
Es importante el dato registrado por el colega estadounidense: Muchos de los cuadros de mando de las Autodefensas son mexicanos migrantes repatriados de Estados Unidos, pero que tomaron conciencia de la situación en la que viven los habitantes en la Tierra Caliente michoacana y se armaron para enfrentar a los criminales y realizar la tarea de guardianes, que nunca supieron hacer, o nunca quisieron hacer las corporaciones policiacas estatales y municipales.
Joshua entrevistó cara a cara a los autodefensas en los caminos y las milpas para que le contaran sus historias, relatos de miedo y de angustia que los impulsaron a integrarse a esas sui generis milicias ciudadanas, extendidas por las tierras bajas del oeste de México.
Los repatriados tomaron las armas, luego de ser abusados por los esbirros de los Templarios, quienes asesinaron o hirieron gravemente a sus familiares, o violaron a sus madres y mujeres. Y pronto, los autodefensas se encontraron con que ellos eran la autoridad que defendía a los pueblos, ante la ausencia del gobierno, que no hacía nada, o dejaba hacer a las bandas criminales.
“Todo el mundo está con nosotros, toda la gente”, le dijo a Joshua el ciudadano estadounidense de 27 años de edad, Edgar Orozco, quien dejó su empleo en un taller de carrocería de Sacramento, California. hace nueve meses, para unirse a la lucha de los autodefensas, después de que los Caballeros Templarios asesinaron a su tío y a su primo. Y le dijo más: “No vamos a desarmarnos. Nunca”.
El reportaje de Joshua cuenta que uno de los máximos líderes del movimiento de las Autodefensas, el cirujano José Manuel Mireles, vivió durante varios años en Sacramento donde trabajó para la Cruz Roja. Desde que se lesionó en un accidente aéreo, a principios de este mes, la dirección militar del movimiento ha recaído en un vendedor de autos usados, de 34 años, ex residente de El Paso, llamado Luis Antonio Torres González, conocido como “El Americano” por haber nacido en los Estados . Torres González se unió a la milicia después de que fuera secuestrado en unas vacaciones familiares de rutina en Michoacán, en octubre de 2012. Sus familiares vendieron sus tierra para pagar su rescate de $ 150.000.
Y así continúa la narración del WP, extenso reportaje que habla de la inconciencia, la irresponsabilidad y el desinterés de las autoridades estatales michoacanas frente a la poderosa banda criminal. Los ciudadanos asumen el papel que tendría que haber desempeñado el gobierno. Ahora, el gobierno federal toma Michoacán, bajo el argumento de hacerse cargo de la protección de los ciudadanos. Muchos no le creen. Y tienen toda la razón. Aunque el presidente Peña Nieto tuviera las mejores intenciones, abajo, en las filas de su gabinete, en las filas de la policía y de la soldadesca no existe la misma convicción.
Los autodefensas se asumieron como la nueva autoridad en los municipios. La población les dio el nombramiento de facto. Hombres armados sin entrenamiento asumieron la responsabilidad el cuidado de la seguridad pública, mientras que las fuerzas de la justicia y el orden se hacían de la vista gorda.
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