• Puede que el capital marche
• Pero no así el factor trabajo
Los economistas gubernamentales presumen de lo que podría ser pero no ha sido. Ojalá que fuera. El optimista Informe Semanal del Vocero (de Hacienda) hace poco creíbles y confiables cifras, estimaciones y pronósticos en torno al comportamiento de la economía mexicana en su totalidad: capital y trabajo.
Es comprensible. los políticos de la capital de México están en su papel, presentando expectativas optimistas, como todo vocero de cualquier gobierno de cualquier signo ideológico. Su intención primaria es demostrar que lo están haciendo muy bien y. si tienen malos logros, no asustar a los inversionistas con capacidad de mantener sus ahorros dentro del mercado local, y no provocar una fuga que resultaría perniciosa para los mismos gurúes, porque la situación “empeoraría”.
Pero la economía no entiende razones; es terca. Es reaccionaria, diría un veterano colega especializado en periodismo financiero. No pasará del pinchurriento 1%, tan presumido por el señor Videgaray, ni resucitará sólo con la magia de los inexistentes, imaginarios, buenos deseos del wishfull thinkin.
En el Informe Semanal del Vocero dice Hacienda que México está capacitado para librar el impacto negativo de la política restrictiva del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, consistente en un sustancial recorte de estímulos gubernamentales a la economía estadounidense.
La Secretaría, al mando de Videgaray, presume de que la agenda de reformas estructurales, aprobadas el año pasado por el Congreso, ha generado un ambiente de optimismo y certidumbre (Seguro que lo generado entre los economistas de Hacienda, pero no entre analistas y periodistas especializados, ni entre los empresarios medianos y pequeños y menos entre los trabajadores mexicanos, que ya no ven lo duro sino lo tupido).
De acuerdo con el optimista de don Luis, las reformas estructurales (supongo que principalmente la del sistema financiero, y la hacendaria, que ha metido en serios problemas a contadores, comerciantes, distribuidores y productores) han permitido que el impacto de la política monetaria, restrictiva, del gobierno de Obama sea menos traumático para México que lo que ha sido para otros países de los llamados emergentes.
Además, y tiene razón Videgaray, México es percibido en los mercados del primer mundo, capitalistas salvajes, como un lugar atractivo para los inversionistas: Pero claro que sí. Con una economía abierta como quedó México después de las reformas, sobre todo la reforma energética, claro que a muchos inversionistas del exterior se les queman las habas por venir a gozar las mieles del neoliberalismo mexicano, de las facilidades fiscales, de la baratura de la mano de obra etc.
Pero todo economista que se aprecie de profesional tiene que ver y juzgar globalmente el comportamiento de cualquier economía. Y ésta no sólo está integrada por el capital. También juega un papel, tan importante como el del capital, el factor trabajo (todos esos millones de ciudadanos “z”). Y en esto es donde el análisis hacendario se desmorona.
El Informe Semanal sólo ve el comportamiento del capital, de la variables de la macroeconomía (macroeconomía no tiene que ver con los grandes capitalistas, por favor amigos de la televisión), de las expectativas de los grandes inversionistas, de la calificación de la capacidad de endeudamiento, de la composición de los pasivos del gobierno y de las grandes empresas paraestatales.
Es importantísimo analizar el comportamiento del factor trabajo. Y aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Habría que preguntarles a los trabajadores de los sectores productivos y comerciales cómo están pasando la cuesta de enero.
Y Nadie le dirá que se la está pasando a toda madre, en Acapulco, en Cancún, en los paraísos turísticos de México y del mundo, como si pueden hacerlo los grandes magnates. Bien por el medio bueno comportamiento de las variables del factor capital. Tache por la pésima situación en la que viven los trabajadores, muy a pesar de la tan celebrada reforma laboral.
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