Apenas en el sexenio anterior, el del panista Felipe Calderón, el discurso desde el Ejecutivo que se oía en todo momento fue respaldado en primera instancia por el de la lucha contra el narcotráfico.
Si, lo mismo daba si el tópico citado por Felipe Calderón versaba sobre educación, salud, economía, algún evento conmemorativo, inauguración y demás; siempre la empresa del combate al crimen organizado era tocada de manera larga y extendida y además de defenderse y justificarse tal estrategia, ante los mexicanos se hacía un llamado constante a involucrarnos a todos.
En el presente sexenio, el presidente Enrique Peña Nieto tiene su propia bandera.
No hay momento ni espacio en que el mandatario Peña no haga mención al poder de transformación de las reformas constitucionales aprobadas el año pasado e intente convencer a propios y extraños que los mexicanos ahora sí estamos en la verdadera ruta del desarrollo y de alcanzar en muy pocos años –incluso en el presente sexenio–, estándares de desarrollo aceptables y un nivel de vida de equiparable a los países industrializados.
La cuestión es, que si sólo nos atenemos a la insistencia del discurso quizá como en el caso de Calderón, Peña no obtenga los resultados deseados.
Felipe Calderón desde el principio de su administración destinó no sólo cantidades millonarias de dólares para combatir a los narcos y criminales de altos vuelos, de igual forma también dispuso de recursos materiales y sobre todo humanos para dicha empresa y al final, las cuentas no le fueron del todo favorables, pero sobre todo tuvo un costo en vidas humanas para todos los mexicanos.
Si llega a suceder algo similar con la máxima bandera de gobierno de Enrique Peña Nieto, resultará que no sólo seguiremos cargando con el terrible flagelo de la narcoviolencia, el tráfico ilegal de otros productos e incluso de seres humanos, la inseguridad y la violencia; también sufriremos los estragos de una excesiva apertura a los capitales extranjeros, sin la fortaleza necesaria que da la educación, en las condiciones laborales e incluso, en el bagaje cultural.
Muchos esperamos que esta vez el discurso presidencial tenga respaldo en visión y estrategia, pues la tarea de Peña Nieto no es sólo de índole transformador, también requiere de regresar a los mexicanos los niveles de seguridad necesarios.
Acta Divina…En el 2013 se aprobaron seis reformas constitucionales clave para el presidente Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Esta vez sí habrá pelea por la candidatura presidencial entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard.
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