Enrique Peña Nieto se desploma en las encuestas que levantan sus encargados “de imagen” en Los Pinos. La más reciente medición ya reposa sobre el escritorio presidencial y le da un 33 por ciento de aceptación pública. Una cifra escandalosa que ni siquiera el espurio Felipe Calderón tenía pasado su primer año de fallido gobierno.
¿Qué sucede? ¿Por qué en el extranjero Peña Nieto goza de una gran popularidad? ¿Por qué aquí sus gobernados se la regatean?
Las respuestas parecen obvias. Su comunicación está fallando. Todas las horas de spots en radio y televisión han resultado contraproducentes.
Y es que, al preguntar a los encuestados el porqué le dan tan baja calificación a su mandatario, la respuesta invariable es “porque no cumple”.
Y ese es, técnicamente, un knock out para quien ha basado sus campañas políticas –tanto aquella con la que buscó la gubernatura mexiquense como la presidencial—en el cumplimiento de compromisos.
No cumple, dicen los entrevistados, porque tanto en su campaña como en la propaganda que antecedió a la aprobación de la llamada reforma energética, Peña se comprometió a bajar las tarifas del servicio de electricidad. Y ¿qué sucedió? Pues todo lo contrario. Apenas inició el 2014, los recibos de la CFE reflejaron aumentos sustanciales en el precio del kilowatt/hora.
¿Había necesidad de comprometer al Presidente de la República mediante una campaña propagandística guion publicitaria que no explicaba que el descenso de las tarifas se daría a mediano y largo plazo?
Estoy seguro de que los exquisitos comunicadores políticos ni siquiera lo pensaron.
Y ahí está el resultado:
Enrique Peña Nieto es impopular para dos tercios de los entrevistados que, si nos atenemos a lo que dicen los encuestadores, representan a dos tercios del total de la población.
Y tal debe tener muy pero muy enojado al principal de los inquilinos que mantenemos en Los Pinos, aunque él mismo haya dicho que no trabaja para ser popular, los resultados también deberían preocuparle y ocuparle, sobremanera porque su mandata siempre ha intentado ser sólo carismático.
TE LO FIRMO Y ¿TE LO CUMPLO?
La propaganda de prácticamente todo el sector oficial es un desastre. Y pareciera que los publicistas y mercadólogos han usado al señor Peña como conejillo de Indias en sus experimentos.
Justo al arrancar su campaña, por ejemplo, lo hicieron pasearse por toda la República enviando mensajes desde las capitales estatales que lo presentaban más como guía de turistas que como líder político. Lo peor es que prácticamente al mismo tiempo una empresa de telefonía celular sacaba al aire una serie de anuncios en la que un joven presumía que en todos los puntos de la geografía nacional tenía servicio y ¡sin pagar roaming!
Ya se imaginará usted cuáles anuncios fueron más efectivos.
Hace unos días, unos amigos publicistas me recordaban otra campaña contraproducente de data muy antigua. La de un detergente que, al ser vaciado en una cubeta, se movía como lo hacen las llamadas “lavadoras de tina”. La empresa productora del jabón en polvo recibió decenas de cartas y de llamadas telefónicas de amas de casa que se quejaban de que, colocado en el recipiente la manufactura, el balde ¡no se movía!
En ese nivel están las audiencias de un país que, en promedio, tiene cuatro años de educación primaria y al que hay que explicarle despacito y con claridad en los anuncios gubernamentales.
Bajarán las tarifas eléctricas, sí, pero tal sucederá luego de concluido el proceso legislativo al que aún le faltan las leyes reglamentarias que complementan la reforma energética, y después, también, de que se invierta y más tarde cuando se produzca gas más barato.
Pero no. Los publicistas le dijeron a la gente que bajarían las tarifas y la gente entendió que ¡a la de ya!
¿Quién paga el error?
Peña Nieto.
Peña Nieto que, así, está incomunicado.
Y no le creen las dos terceras partes de los habitantes del país, así y obtenga la portada de la revista estadounidense Time.
Índice Flamígero: Antes, dos que tres legisladores tenían fama de “asalta-cunas”. Hoy, merced a sus fallidos spots publicitarios, se les ve muy pero muy maternales dando consejos para evitar la llamada muerte de cuna o síndrome de muerte súbita del lactante. ¿Será acaso porque su actual presidente, el panista queretano Ricardo Anaya no sólo es baby face también tiene pocos años? ¿A eso se dedican? ¿A cuidar camitas? ¿Acaso a legislar? + + + Por cierto que en las instalaciones de San Lázaro va a llevarse a cabo, 27 y 28 de febrero, el “Encuentro Político Solidario”, en la que se escucharán conferencias de algunos de los consultores de América Latina. El donativo es de 2 mil pesos. Va encaminado a apoyar a la Fundación UNETE y a la Asociación Por Un hogar. Lo organiza el afamado Yago de Marta.