¿Acaso el espejo para alcanzar la libertad de Venezuela me provoca el recuerdo de Don Ernesto Guevara de la Serna Linch, “El Che”?
(Para hacer hazañas se requiere líderes, Venezuela cuenta con ellos, uno, Leopoldo López, el pueblo requiere tu presencia en santa paz, dialoga si te lo permite el mequetrefe paranoico Maduro, eres como los venezolanos tolerante, abierto al cambio…
¡NO TE ENTREGUES COMO MUESTRA DE SOLIDARIDAD CON LOS TUYOS Y QUIENES TE APOYAMOS!)
Del Che, incita su carisma, la generosidad de bienestar para los pueblos del planeta, la incondicional entrega para lograrlo, igual en la montaña, en la selva o los desiertos, con o sin asma, comió una vaca igual bebió agua y mordió yerbas de la selva para liberar a América. El espíritu libertador era más grandioso que “administrar países”.
Desconoció el término “Capital”. El no se corrompió, no participó de la naciente dictadura de Fidel, se salvó del asesinato por su trascendencia mundial, al déspota le tembló la mano, lo dejo ir a buscar su Shangri-La. Tenerlo en casa, después de manejar la economía resulta un adversario imponente en el gobierno elástico entre Rusia y los Estados Unidos.
El Che, a su manera hizo su revolución sin ayuda de ningún país; contrario al coqueto, advenedizo Fidel, murió en la lucha por el sueño de libertad ante la opresión del Tío Sam. Lo suyo era liberar a los países oprimidos a la injusticia, con razón o, sin ella, cumplió cabal el cometido
Lo mató un agente de la CIA por común acuerdo, por honor, en aquella plancheta en un sitio inhóspito en la Higuera, Valle Grande, Bolivia. (Apenas, tenía 39 años)
Es mentira que quien le cortó la vida fue un capitancillo boliviano, después encumbrado. Los restos ¿? En Cuba, en Santa Clara, en el mausoleo a su honor. Lo dudo… Fidel muere si eso es un santuario.
De mi parte, Venezuela, cuenta con esta tribuna incondicional.