Ante lo vulnerable que me sorprendo y el riesgo que corre mi familia con delincuentes callejeros que se creen de verdad todopoderosos, es que no abundaré en detalles de la pesadilla que vivimos apenas el pasado viernes y que provocó para nuestra poca tranquilidad, el levantar una denuncia en el Ministerio Público, la cual, tendrá que ser ratificada en Barrientos como se nos indicó.
El hecho es que es muy cierto que la delincuencia organizada se mueve entre nosotros y que de buenas a primeras se presenta en nuestras casas o negocios, e incluso en plena calle para sorprendernos o lastimarlos.
Sigo sin entender cómos es que se gastan miles de millones de pesos para la impartición de justicia y cuando alguien hiere a la sociedad y a las familias, resulta que quien realmente vive el viacrucis es el vejado y no el vejador; éste último se sabe casi siempre el camino para evadir la justicia y palear en su caso, el castigo; otros siguen delinquiendo pues cuentan con los amarres de la autoridad necesarios que a veces desafortunadamente, se venden por unos cuantos pesos.
La delincuencia tiene permiso hoy en día de forma tan descarada que cualquiera se cree ganster. Pero sobre todo me asusta que estos mismos delincuentes se auto identifiquen como policías –sin serlo por supuesto–, pues saben que entre el colectivo permea la idea de terror de la autoridad ante la sociedad. Triste situación.
Pero son las mismas autoridades más cercanas a la gente de a pie, quienes nos ayudan con la anterior percepción aquí citada para con ellos. El viernes marqué el 060 para el servicio de radio patrullas con la intención de que me asistiera y en primera instancia tomaron mi reporte de forma expedita, pero minutos después cuando pedí asistencia de una patrulla y su personal, y era vilipendiada y amenazada mientras me encontraba al interior de mi vehículo en una calle del municipio de Naucalpan conocida por los más como punto de referencia, pero sin conocer el nombre de la misma, el 060 tardó más de 40 minutos en acudir a mi llamado que dizque porque no proporcionaba el nombre exacto de la calle en la que me encontraba.
Entendamos porqué los criminales tienen todo a su favor para intimidar y sorprender a cualquiera.
Permítame señor secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, comentarle que la infestación de “ratas” que usted dijo encontrar en el 2006 al arribo de la administración calderonista, no fue inoculada, ni siquiera disminuida durante estos últimos seis años y sí, por el contrario, aumentada y perfeccionada .
Acta Divina… En entrevista con el diario La Jornada, el titular de Gobernación, Alejandro Poiré justificó de la siguiente manera la guerra calderonista en contra del narcotráfico: “Es como si hubiéramos entrado a una casa y nos hubiéramos dado cuenta de que teníamos los cimientos verdaderamente infestados de ratas. Y es que esas ratas no sólo estaban en los cimientos, sino que de pronto nos salían por las puertas, se nos aparecían en las camas, en el clóset, en la cocina, y cuando abrías tu refrigerador ya se lo habían comido todo y si ibas al cuarto de tus chamacos, pues ya estaban ahí (las ratas), durmiendo encima de ellos”…“Las ratas no se iban a ir nada más porque sí. Teníamos que asegurarnos de debilitar a los grupos de delincuentes y reconstruir los cimientos”…“Estoy convencido de que de no haberse hecho este esfuerzo extraordinario por debilitar a las estructuras criminales, fortalecer un sistema de justicia más transparente y eficaz, más competente, por resarcir el tejido social, hoy tendríamos seguramente mayores niveles de violencia en muchos lugares del país”.
a que ratas se referia poire se iran a ir ahora junto con el pan ojala y si aunque bien gordas eh.