Durante el sexenio de Felipe Calderón, el segundo panista en gobernar este país y quien llevó a tope un enfrentamiento en terreno con el crimen organizado, los mexicanos temíamos viajar a ciertos lugares reconocidos y clasificados como de alta incidencia de violencia. Incluso se hablaba del riesgo que se corría al transitar por las carreteras y autopistas del país, no sólo por lo que representaba encontrarse con algún delincuente, tipo Zeta; sino también de tener algún encuentro no deseado con la milicia; en razón de que varios civiles habían salido muertos o heridos por un encuentro con elementos del Ejército, al parecer, en equívocos de estrategia o confusiones.
El caso es que empezamos a tomar ciertas precauciones para viajar en carretera. Que si de día, que en un auto que diera garantías de no descomponerse, siempre con un celular a la mano, reportando siempre horas de salida y de llegada, qué se yo.
Si se viajaba en autobús, algunas empresas tomaron la decisión de retratar al comienzo del trayecto a sus pasajeros sin gorras, ni sombreros, ni tampoco lentes oscuros.
Parecía así, que el peligro estaba lejos y que si bien, no salíamos a buscarlo, tampoco era cosa de tomarlo a descuido.
Más en lo que respecta a la inseguridad, de Calderón al presidente priísta Enrique Peña Nieto, lo que ha cambiado es que ahora nos sentimos inseguros en nuestras propias colonias. Ya no es necesario hacer un recorrido foráneo de nuestras localidades para toparse con la delincuencia.
Hoy en día, cualquiera de nosotros sabe o ha vivido un robo o un crimen, cerca o dentro de su misma casa. Y ante eso las autoridades insisten en decir que son casos aislados, que no hay de qué preocuparse.
Sin embargo, los mexicanos no vemos cómo, con tantos narcotraficantes capturados o abatidos y golpes a las finanzas de la estructura criminal, nuestras familias estén más seguras incluso al interior de sus domicilios. Tampoco, cómo ante el combate al narco, nuestros hijos y otros familiares, se vean menos expuestos al uso y abuso de una droga.
Algo está fallando y se insiste. Lo primero que el Estado tiene que garantizar a sus gobernados es seguridad. Pero como en tantos otros asuntos: Todos se avientan la bolita y nadie tiene la sensibilidad de ver cómo nuestra sociedad se está pudriendo. Ahí, frente o dentro de nuestra casa.
Acta Divina… El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, señalo que los “compromisos del presidente Enrique Peña Nieto en seguridad son resultados, no retórica”
Para advertir… En la Cámara de Diputados clonan tarjetas de vales de despensa a sus empleados.
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