Los aplaudidores de siempre en prensa, radio, libros y televisión se encuentran preocupados, aturdidos.
Están ante una disyuntiva difícil. Si continúan con su aquiescencia de siempre, seguirán perdiendo público. Pero si toman el camino de la crítica, pierden credibilidad –y sobre todo apoyo$– con sus patrones, quienes les desconocerán hasta el rostro.
Como pasmarotes, atestiguan que hasta en el futbol, el enemigo se lleva todas las finales a su casa. Y eso que “el libanés” sólo compró los clubes de León y el Pachuca. Podría comprarlos todos.
Todo ello mientras en la casona presidencial los empleados de cuello alto ya no traen el aire de perdonavidas, ya no alardean triunfos, ya no se pavonean. Cariacontecidos, se ven los unos a los otros esperando los tronidos y los malos humores –cada vez mayores, cada vez más frecuentes– de los jefazos. Los regañan a troche y moche, la mayor de las veces sin razón ni justicia.
Los gobernadores tricolores no están mejor. Otra vez sienten la presión atmosférica del presidencialismo imperial. Y cuando les hablan del DF sudan grueso. En voz baja cuchichean que son amenazados si no responden con las boletas en el 2015, tachadas a favor del tricolor.
¡Y sólo son los relámpagos de mayo!
La tormenta se avecina.
Tiene visos de ser eso que llaman tormenta perfecta.
Hay cumulus económicos. Su desarrollo vertical no es en ascenso, sino en caída libre, como acaba de señalarles a los del em-ay-tí un egresado de Berkeley, Guillermo Ortiz Martínez:
“La reforma fiscal elevó el nivel de incertidumbre para las empresas de manera enorme, no ha concretado los incentivos para promover la formalidad y combatir la informalidad de las actividades económicas, ni impulsó el crecimiento del consumo (uno de los factores principales del dinamismo de la economía), que ya acumula casi cuatro meses con cifras negativas y se encuentra en un nivel no visto desde la crisis de 2009”, de acuerdo a una reciente información publicada en La Jornada.
PROMETER Y NO CUMPLIR
Los pluviómetros arden de tanta actividad.
Y esta contrasta con el pasmo en el que cayó la economía.
Se perdió el escaso dinamismo del mercado interno.
Una importante cantidad de empresas han sido afectadas en su desempeño, planes de inversión y producción, pues la reforma fiscal no se ha traducido en una mayor formalización de la economía y sigue habiendo competencia desleal, dijo también el ex secretario de Hacienda, ex gobernador del Banco de México y actualmente mandamás de Ixe-Banorte.
Las ventas en supermercados y tiendas departamentales cayeron el primer trimestre a niveles que sólo se vieron en 2009, tras la crisis mundial inciada en Wall Street.
Es necesario, pues, reactivar la economía. Sí, lo sabemos y hasta exigimos todos. Pero… ¿cómo? ¿Metiendo reversa a la nociva reforma fiscal? ¿A la laboral? ¿A la energética que no acaba de cuajar?
Por eso Ortiz Martínez sentenció que lo peor que nos puede pasar es prometer cosas que no se cumplan, que no van a ocurrir. Por eso se tienen que ofrecer planes realistas; es importante el manejo de las expectativas, porque eso tiene que ver con la paciencia…
Y la paciencia se acaba.
Por eso en la casona presidencial los empleados de cuello alto ya no traen el aire de perdonavidas, ya no alardean triunfos, ya no se pavonean…
Hasta ellos saben que está formando la tormenta perfecta.
Los relámpagos de mayo así lo auguran, ¿o no?
Índice Flamígero: No cabe duda que a los fallecidos les resulta tener una cauda de simpatías y amigos que jamás imaginaron en vida. Todo muerto es y fue muy bella persona. Lástima. Es el caso del empresario Lorenzo Zambrano. Funeral casi de Estado –como en su tiempo lo fue el del patriarca Eugenio Garza Sada–, aunque la vida de don Lorenzo esté plagada de claroscuros. Uno reciente, en el ámbito fiscal. Resulta que la SHCP detectó en las empresas del gran benefactor de la cultura (padrino del Gabo) una apropiación indebida de tres mil millones de pesos por concepto de IVA, no reportados al fisco federal. Ante tal desmesura y aprieto, don Lorenzo recurrió a los huizacheros fiscalistas más destacados, egresados de las academias de Fauzi Hamdan, para litigar el negocio, quedando de la siguiente forma: un plazo para pagarlos de 60 meses sin intereses, y realizar el pago en especie, es decir, con cemento marca Cemex, a no sé qué precio, para consumo del gobierno federal. Ante este gran arreglo, concretado por el entonces financiero Ernesto Cordero, algunos funcionarios trataron de imaginar ¿de qué tamaño tendrían que ser las bodegas del Estado para poder almacenar las deudas de todos los rufianes fiscales? ¡Que alguien me explique, por favor!, como pregunta el cómico Derbez + + + ¿Sabe usted, por cierto, como le dicen a Luis Videgaray? ¡“El señor de los ciegos”! Y es que, cuentan, su subsecretario Fernando Aportela no ve lo que están haciendo los bancos. Su subsecretario Miguel Messmacher no ve lo que están pagando los ricos. Su subsecretario Fernando Galindo no ve lo que necesitan los pobres. Y su procurador fiscal, Javier Laynez ¡no ver la hora de salir de ahí para irse a la Suprema Corte!
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— y me uno al a[plauso a la vida exitosa de un gran emoresario mexicano, total ladrones hay muchos (q no hay quien cierre la puerta) y ladron q roba a ladron….