La mañana de ayer nos encontramos que, con toda la buena intención de subir el rating presidencial, la empresa encuestadora Buendía & Laredo, hizo crecer de 44 a 48% la aceptación popular del otrora carismático inquilino de Los Pinos.
Hasta ahí estaba bien el estudio demoscópico.
Porque, de acuerdo a este ejercicio patrocinado por el diario El Universal, el Presidente Enrique Peña Nieto tendría hoy más seguidores y adeptos que aquellos que votaron por él (38.21%) en las elecciones de hace ya casi un par de años.
El problema, empero, lo que hace dudar de tan creciente popularidad y aceptación es cuando el estudio demoscópico publicado empieza a desagregar las calificaciones y atribuye las mayores –por mucho-positivas– a inversiones en obras sociales, infraestructura y grandes carreteras, lo mismo que en combate a la delincuencia.
Las mayores negativas –también por mucho– la gente, dice el estudio, las atribuye a los malos números de la economía.
¡Sooopas!
Esto quiere decir, según B&L, la empresa de Jorge Buendía, que las buenas deben de atribuirse a lo que dejó hecho el desmadre calderonista y las malas a lo que ha hecho el ya nocivo videgarismo.
O, en otras palabas, que EPN depende de la efectividad –hoy en duda– de su secretario de Hacienda.
¡Sooopas!, otra vez.
¿Por qué será que los aduladores no entienden que lo mejor que pueden hacer es quedarse quietecitos?
Porque aquí, sin duda aplica aquello del “no me ayudes, compadre”.
¿O sí?
SIN VOZ, NO VOTO
La opinión pública es demandante. No hay duda.
Pero también comprensiva.
Y hasta compasiva.
Como poderdante, la opinión pública entiende cuando las tareas o los objetivos han rebasado las capacidades y/o limitaciones de aquellos a quienes ha empoderado.
En ese momento, hasta se conduele pero también se solidariza con el derrotado.
Por eso, la opinión pública siempre se pone del lado del jodido, nunca del ensoberbecido.
Lo único que le pide al menguado es que reconozca el fracaso de la política económica y de la reforma fiscal, salida de cerebros de cántaro.
A cambio de eso, hasta puede comprender, con buenas dosis de compasión, que la crisis y la recesión sean unos mitos geniales, parodiando al maestro de maestros.
Pero la soberbia es mayúscula.
Y no se escucha a Juan Pueblo.
La voz popular es muda para ellos.
Vienen luego los votos en contra…
… y la abstención que siempre gana.
VOZ-CEROS
Que yo sepa, la única normativa que sustenta, limita o protege el ejercicio libre de la comunicación es la Constitución. El derecho a la libertad de expresión e imprenta y la garantía del acceso a la información, antes decretada como “clasificada” o no apta para pueblos menores, han sido los pilares históricos de nuestra función periodística.
Cuando se empezó a estilar el inaugurar oficinas con grandes presupuestos para vigilar la “normatividad de medios”, éstas se dedicaron a subir la vara de los topes a modo que cada medio tenía que alcanzarlos para ejercer la canonjía de la publicidad en el gobierno.
En la actualidad hay grandes “titanes” de la comunicación que han hecho del manejo de este jueguito –subir la vara– imponer ciertos criterios para que los cuates la salven y, claro, elevar ellos también las comisiones que salen del pago por la publicidad, fuente de enormes “haberes de retiro”.
Por estos trasiegos que derivaron en verdaderos desfalcos al patrimonio público, Oscar Argüelles perdió la confianza de sus únicos jefes, quienes tuvieron que sacar la cara para medio sostenerlo medio vivo.
Pero ya viene la presidencia camaral del PRD.
¡Y adiós Nicanor!
Índice Flamígero: Jamás se imaginaron los directivos de la Fundación española Ortega y Gasset, el error de hacer delegado en México a una ficha del tamaño del defraudador de la Comisión Nacional del Libro de Texto Gratuito, el cachanilla Miguel Antonio Meza Estrada (MAME, por sus siglas en mexicano). Cuando la PGR reclamó su captura, fue indiciado por un fraude de 370 millones de pesos en perjuicio de Conaliteg. Su ex jefe, Ernesto Zedillo no quiso saber nada de su ex secretario particular MAME, pero éste, con su proverbial lambisconería, logró la protección de Joel Ayala, si no lo hubieran pintado de rayitas por más que un largo tiempo. Aprovechándose de que los ibéricos desconocían su pasado, se vistió de académico. Ha llevado a la Fundación al desastre. Su mayor logro ha sido embaucar al Icadep del PRI para darles cursos a sus egresados. Roberto Galván, quien fue Contralor Interno durante la gestión de MAME en Conaliteg, continua inhabilitado. Y MAME gozando la vida…