Nadie como Edmundo Valadés, en el cuento clásico mexicano “La muerte tiene permiso”, pudo condensar en pocas líneas la desesperación y las desventuras de un pueblo que, atenazado por sus autoridades en todo tipo de atracos y violaciones, pide permiso en asamblea a las autoridades superiores para hacerse justicia por propia mano y matar al presidente municipal.
Después de profundas cavilaciones sobre todos los despropósitos que entrañaba la decisión, las autoridades “de arriba” deciden conceder el permiso. Cuando lo hacen del conocimiento de la población, se enteran de que ésta ya lo había ejecutado el día anterior.
Había comentado con usted en días pasados que la clandestinidad económica y la violencia inaudita pueden ser respuestas del agraviado colectivo, cuando descubre que todo le ha fallado al gobierno.
Sí la política operativa no funciona; si los financieros han llevado al país al desastre; si no hay abogados de sector público que alerten al Estado sobre la improcedencia de sus quehaceres y declaraciones; y, peor, si a todo esto se añadiera una corrupción desatada e irrefrenable, es decir, si la rapiña tuviera permiso… ¡estaríamos en el peor de los mundos posibles!
¿Sólo quedaría hacerse justicia por propia mano?
¿Y sin siquiera pedir permiso?
¿O ya lo consiguieron las autodefensas, por ejemplo?
DISIDENCIAS “CRECIDITAS”
Con sangre de avena y huesos de hule recibieron en la Secretaría de Gobernación las amenazas en vías de hecho provenientes de la CNTE, consistentes en que si no les cumplen su pliego petitorio (?) empezarán a tomar carreteras, puertos, aeropuertos y cualquier instalación estratégica que se les atraviese para que el país se voltee más de cabeza, “porque si las condiciones del gobierno cambiaron, las de la Coordinadora se han fortalecido”.
Ven débil al gobierno pues.
Y ante ello, ya la gente no sabe de qué lado ubicarse, pues si se defiende la posición de los sediciosos, se fortalece la de un gobierno que sube los impuestos sólo para darle más dinero a los partidos y deslizar que también les dará registro al recalcitrante panista Frente Humanista y a los evangélicos marcelistas del Partido Encuentro Social.
Sería el colmo que a estas alturas el gobierno todavía se deje arrinconar por esta gavilla de vividores al amparo de esos negocios que se llaman “partidos” y no se vea un discurso político para que el ciudadano siquiera pueda tener una opinión informada.
SECUESTROS, OTRO SHOW
Ahora resulta que, ¡en solo cuatro meses!, el detective-fiscal-comisionado antisecuestros Renato Sales (el hijo), logró bajar ¡en 65%! los delitos de este género, sin presupuesto, sin oficinas en los Estados, sin personal calificado (según el funcionario ha declarado una y mil veces), sin reconocimiento de saber lo que está haciendo!
La reveladora del dato duro que pidió todo, menos el anonimato, fue… atinó! la ex candidata panista y $agaz reivindicadora so¢ial Isabel Miranda de Wallace, uno de los personajes más destacados de nuestro museo del ridículo.
¡Aguas!, porque se puede enojar Alfredo Castillo, ya que le están abollando la corona de haber pacificado Michoacán en sólo seis semanas seis.
Y OLIVA, TAN CAMPANTE
Javier Oliva fue designado casi como una letra de cambio. Hasta los funcionarios que lo acompañaron en su toma de posesión, juraban que se iban en 30, 60 o cuando mucho en 90 días. Llegaba cómo un bitoque, como un fusible intercambiable.
La razón, decían los teóricos que de todo les gusta hacer un tratado bizantino, es que era inminente que la Secretaría de la Función Pública iba a dejar de existir para dejar el camino libre a la ¡por todos tan temida! Comisión Nacional Anticorrupción, con nivel de Ministerio del Santo Oficio.
El tiempo pasó, el árbol creció… y Oliva tan campante. En todos los desayunaderos se preguntan debajo de qué guayabo pace. No van muy lejos por la respuesta: es pariente político de un alto pontífice del Guamúchil Party.
Por eso nada se le atora. Chico, grande o lo que sea, todo pasa con la fluidez de los elegidos. Nunca se ha sabido que tenga un mínimo problema burocrático. Es un funcionario ejemplar. Ya no se oye nada de la mentada Comisión, que parece que pasó a mejor vida. ¡Viva la corrupción!
Índice Flamígero: Barril sin fondo. Muy irritados, decenas de trabajadores de base y aún de confianza del gobierno del DF, quienes están demandando civil y penalmente a la empresa Contupago, que se dice es propiedad de Marcelo Ebrard, y que se constituyó con el propósito de hacer préstamos a los empleados necesitados de liquidez. Pero la ambición rompió el saco, pues desde la Oficialia Mayor del GDF (fundamentalmente, el hoy asambleísta Adrián Michel) se hizo el operativo para descontar de las nóminas respectivas, no sólo las deudas quincenales, sino las que se le ocurriera, cuantas veces fuera necesario, más los intereses que necesitará Ebrard, el mismo que ahora quiere ser Presidente del PRD. ¿Con qué cara se puede abusar así del poder? ¿Cómo se castiga un prevaricato de este tamaño?