La solución final que dio el Ejército a los 22 ejecutados en el Estado de México, en los linderos con Guerrero y Michoacán, recuerda demasiado a las soluciones de justicia y seguridad que tuvo que aplicar la policía callista –a través del General Roberto Cruz– para pacificar el Valle de México a finales de los años veinte del siglo pasado.
Ejecutó a cuatro bandidos salteadores de caminos, aplicándoles la “Ley fuga”. Inmediatamente, colgó los cuatro cuerpos, durante varios días: uno en la salida a Pachuca; otro en la salida a Toluca; uno más en Topilejo, rumbo a Cuernavaca, y el otro, cerca de la actual Ixtapaluca, camino de Puebla. Obvio, ¡los criminales se amedrentaron!
Pero tales eran soluciones para sociedades rurales. Y hasta dónde este escribidor sabe, ¿pueden ser aplicables a la actual diversificación de grupos y negocios delincuenciales a las actuales concentraciones demográficas metropolitanas? ¿Usted que cree?
EL HOMBRE ¿DE HIERRO?
Algunos mal pensados ya andan diciendo en los comederos capitalinos, después de la abrupta detención de José Manuel Mireles, que Alfredo Castillo no fue enviado a Michoacán para garantizar la seguridad y la justicia, sino a asegurar los beneficios mineros que monopolizaba “La Tuta” y exportaba por el puerto Lázaro Cárdenas.
Parece que se trata de negocios multifuncionales, que un gobierno que se precia de “eficaz” ¡no puede dejar pasar así como así!
¿Y “La Tuta”? Bien gracias, nos reportan que aprendiendo a hablar mandarín.
EL ENTROMETIDO GURRÍA
Hay que cuidarse de las declaraciones del llamado “Ángel de la Dependencia”, José Ángel Gurría, pues desde que está al frente de la OCDE le ha dado por inmiscuirse en asuntos delicados ,cuya precisión sólo compete a funcionarios mexicanos.
A pesar de que entre los economistas de la SHCP el refrán de Keynes –“a largo plazo todos estaremos muertos”– es más conocido que la Introducción a la Economía del maestro Bassols, a Gurría se le ocurre declarar que los frutos de las reformas de EPN ¡se verán hasta el 2050!
O aquélla de que los países pobres crecen más rápido que los ricos, como si dijera que los gordos adelgazan más rápido que los flacos.
Con razón sólo hay un 13 por ciento de mexicanos que opinan que va bien el gobierno de EPN.
Debía callarse Gurría. Que se conforme con haber “clavado” a Carlos Reta Martínez cómo presidente del INAP, pues como se ve sigue haciendo política aquí, desde París.
OTRO “ANGELITO” EN EL DF
Las cosas se saben tarde o temprano. Resulta que el “coordinador ejecutivo” de la organización fantasma “Por un cambio democrático” que desde hace días está prometiendo la recuperación tricolor de la ciudad de México, es un pájaro de cuenta, ladrón de siete suelas, denunciado por sus sesenta colaboradores en la estructura federal donde los tiene trabajando hace más de un año, robándoles su sueldo. Así como se oye. El ladrón se llama Ángel Ochoa Pérez.
Resulta que, dentro de la generosísima estructura del quita-pon de vallas y plantones de la Secretaría de Gobernación, Luis Miranda –el que duerme en Los Pinos, en la rehabilitada cantina de Calderón y que cobra además como subsecretario de la dependencia ubicada en Bucareli– hay, aparte de cientos de funcionarios, batallones de operadores designados para vigilar cada paso y cada plantón, por ejemplo, de los profes en el DF.
En esa estructura, el sinvergüenza de Ochoa Pérez, es delegado en el DF de la Segob, y es quien ha hurtado los salarios de todos sus operadores, hasta que estos reventaron y han acudido a todas las instancias para reclamar sus sueldos y prestaciones. Nadie los ha escuchado, empero.
¿Dónde está Luis Miranda? ¿Y Osorio Chong? ¿Quién puede presumir que está controlando la seguridad y la tranquilidad del país, si es incapaz de cuidarle las uñas a sus propios canchanchanes, cómo Ochoa, y todavía le permiten ostentarse como operador para el PRI en el DF?
Cómo dato adicional, lo que se embolsó Ochoa Pérez de manera impune es una bolsa de cien millones de pesos. ¡Síganle! Así sí que van a ganar la capital nacional para el tricolor. ¿O no?
Índice Flamígero: Un boletín oficial del coahuilense Enrique Martínez y Martínez, titular de Sagarpa, pagado para destacarse en lugares preponderante de los medios impresos, se ufana de haber destituido al Contralor Salvador Esquer, por haber adjudicado el famoso buque mazatleco a una compañía fantasma. Pero, ojo, un Contralor está impedido, desde el ángulo que se vea –burocrático, administrativo, legal, politico, etc., etc.– para adjudicar cualquier contrato a quién sea, si no cuenta con la autorización del superior. Y luego se sabe, que quien lo adjudicó fue el Instituto Nacional de Pesca, que depende directamente de Martínez y Martínez. ¡Qué descaro del coahuilense! Luego, condena al Contralor que renunció desde hace 10 días, en ausencia, indefenso, sin tribuna. Lo mismo paso con quien fuera director general de recursos materiales, con la adquisición de los 1000 vehículos que él le venido a la Secretaría, porque es concesionario, y al ser descubierto, despidió al burócrata.