¿Tenía usted planeado llevar a los niños a Disneyworld, en Orlando, Florida, pero se arrepintió luego de conocer que ese lugar se asemeja a ciertas sacristías y hay por ahí cuando menos 35 pedófilos deambulando bajo el disfraz de Mickey Mouse?
¡Para qué arriesgarse!
Hay en México otras opciones de relax y divertimento infantil –aunque sin posibilidad de shopping— en las que sus retoños podrían pasar unas espléndidas y muy memorables vacaciones.
Una de ellas, me alertan, es la residencia que el últimamente muy mencionado senador David Penchyna Grub posee en Pachuca.
Es tan grande, de calle a calle, que hasta parece parque de diversiones, con todos los atractivos y “amenidades” que vienen al caso. Piscina, jardines, canchas, salones de juegos, pantallas de televisión de piso a techo…
Para obtener una invitación todo pagado sólo tiene usted que ser su amigo –lástima, me dicen que en realidad es de muy pocos amigos– y, eso sí, llevar tapones para los oídos de los críos, pues sin micrófonos al frente el politicastro se pasa de mal hablado.
Una opción, pues, para evitar ir hasta Orlando.
Aunque…
¡AGUAS, MERCEDES JUAN!
A propósito de hidalguenses, me relatan que hace un par de días la presidenta nacional del DIF, Laura Vargas –quien además es esposa de Miguel Ángel Osorio Chong– echó pestes sobre la muy lamentable situación que guardan los servicios de salud en México.
Quienes la escucharon no daban crédito. Hasta parecía “de la oposición”, me dicen.
Pero, eso sí, que en todo lo que decía la funcionaria había un buen diagnóstico aunque –todavía no– ninguna receta.
Deberían andarse con cuidado en la SSA, lo mismo que en el ISSSTE y en el IMSS.
La señora Vargas, a veces, es más influyente en el oído presidencial que su propio esposo.
EL CAPITAL TUVO RAZÓN
Uno de los encuestadores más solicitados del país –que no es ni Roy Campos, ni Ulises Beltrán, ni los de GEA–, me recordaba que un año antes de la elección presidencial del 2012, los hombres más ricos e importantes del aparato se mesaban los cabellos, incrédulos y desconcertados.
Los índices de popularidad de los precandidatos de todos los partidos no eran compatibles, en ningún rango, con la capacidad intelectual y con el perfil de gobernante que se requería en un país que barruntaba irse al precipicio.
Opinaban, continúa el encuestador, que era indudable que EPN sacaba más de diez cuerpos al segundo corredor. Todo estaba decidido. El tricolor iría a la elección con las banderas desplegadas, arrasaría en las urnas, pero no podría con los desafíos del gobierno. Era un candidato con pocas competencias, opinaban.
El del PRD, decían, tenía todo el perfil de un dictador, de un autócrata que enfilaría al país hacia el modelo venezolano, demagogo y corrupto. La del PAN era la copia misma de los ademanes y modos de Marta Sahagún y Calderón era su primer opositor. De los demás, era inútil hablar.
Y que cuando ganó EPN y se confirmaron las expectativas, los capitostes confiaron en que los viejos priístas y atlacomulco-chichimecas iban a arropar al novel Presidente. Sin embargo, dice, pudo má$ la ambición de los Golden Boys de pacotilla que lo rodearon hasta asfixiarlo, hasta vigilar quién se quería colar al templete del triunfo. Videgaray, el primer celoso del cotarro.
Y en esas seguimos. Cuando en campaña perdieron ¡en tan sólo 20 días! la diferencia que les garantizaba la mayoría pura en el Congreso, confirmaron sus temores… cuando destrozaron la industria de la construcción, dieron de gritos… cuando elevaron los impuestos, sin antes soltar el gasto, los empresarios empezaron a decir que “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre”.
Desgraciadamente, los barones del capital ¡siempre tuvieron razón!, me dice el encuestólogo.
Índice Flamígero: Imposible dejar de comentar la increíble ideota que acaba de salir del war room del Guamúchil Party. Es de colección. Tanto que, ¡si viviera Sir Hugh Beaver, impulsor del Guinnes World Records, creo que se daba un tiro! Y es que, ¡imagínense!, según nos informó el colega Raymundo Riva Palacio, acaban de proponer crear una especie de pirámide de redes sociales (en Facebook, Twitter, Instagram y tooodo) multiplicada por la “pericia” de los altos burócratas –esos del 13% de aceptación para EPN– para formar un alud de movilización digital que revierta la caída libre del de Atracomulco. Esta red de redes o pirámide cibernética se llamará –para variar– “Yo muevo a México” y su acción será tan contundente que, en breve, el lugar del rechazo liso y llano a las políticas presidenciales, será ocupado por la aprobación y aplausos del electorado. Los nuevos aprendices de brujo, perdón, ruteros cibernéticos, altos burócratas perfumados, de cuello blanco, moverán, desde su computadora, oficial, inventariada, la percepción que todo el país tiene sobre el peor gobierno de las últimas décadas. Así como se oye. Esta es una de las más infames ñoñerías que hemos atestiguado, y ya causó una inmediata depresión en la Fundación Carrillo Arronte y en Radio Centro, que tienen años adueñándose de la idea de los Clubes de Optimistas, esos que cada mediodía rezan –al parecer sin resultados– para que nos vaya bien, porque sus miembros son el corazón de México. La idea del Guamúchil Party ya está en práctica en Sinaloa, donde el diputado Heriberto Galindo promueve su imagen (?!) en anuncios espectaculares. ¿Usted cree que sea ésta la solución o que deban irse todos estos pitufos para que las cosas cambien? + + + Iban por La Tuta y se encontraron a La Mamma, también con todas las conexiones políticas que le permitían delinquir. ¿A poco no?
Excelente y divertido, aunque muy real, lo publicado en este dia.
Reciba, Don Paco, un saludo afectuoso de mi parte y gracias por siempre mantenernos, tan bien informados.