Entre más pasa el tiempo y se suceden uno tras otro los acontecimientos políticos que no inmutan a la casta gobernante por más grande que sea el daño a la sociedad, queda más claro que lo imperdonable de Carlos Salinas fue que ,en una jugada “maestra” de victimización quisiera volver por el control total del país “reviviendo” a Diego Fernández de Cevallos para oponerlo, como candidato del PAN, en 2012 –faltaba año y medio para la elección– al abanderado tricolor que ya era, según todos los sondeos, el de Atracomulco.
Muchos “expertos” en seguridad y algunos inocentes políticos de la oposición permanente se fueron con la finta de que, en el “secuestro” de Diego, habían participado desde escuadrones de la ETA, hasta guerrilleros incipientes de la Costa Chica de Guerrero y/o del Valle de México, en una operación concertada que bu$caba más financiamiento para sus operaciones.
El tiempo, ese imponderable clave de la política, ha venido a demostrar que todo fue un montaje para posicionar a un personaje muy desprestigiado, pero demasiado elocuente, excelente para las campañas y los debates, bien aceptado por los “duros” panistas para, después de rescatado, alzar la bandera de la lucha contra la delincuencia (los 100 mil muertos de Calderón) y arrasar en la elección del 2012 para prolongar el fatídico y fallido docenato del PAN.
Todo mundo recuerda la lealtad y zalamería de Diego con Salinas, a quién llamaba “Presidente” ¡quince años después de dejar de serlo! Cubría todas las expectativas de quien se decía de Agualeguas, pero era clasemediero de la Narvarte, y…. pues, estaba todo el dinero para la campaña.
Así, el día que Diego “apareció ” vivo, sin ningún daño de consideración, sólo una barba escenográficamente crecida, pontificando como merolico, clamando que perdonaran a sus “secuestradores”, los organismos de seguridad del priísmo empezaron a rehacer las pistas de investigación, concluyendo que se había tratado de un chantaje puro y duro.
ARTURO MONTIEL, AL QUITE
A Salinas, entonces, no le quedó de otra que “alegrarse” con el triunfo de EPN y llegó a conquistarlo, hasta que alguna alma piadosa le abrió los ojos a éste sobre el peligro latente que el ex representaba, pues ya había colocado gente en CFE, Turismo, diputados, senadores, por lo que había que poner un mecanismo para frenar sus acercamientos con el de Atracomulco, antes de que, fiel a su naturaleza, el hermano del ex preso Raúl y del asesinado Enrique le quitara la banda y hasta el sello del timbre o las llaves del baño de Los Pinos.
Ahí fue donde se decidió que Arturo Montiel se pusiera en medio de ambos personajes, como una especie de cancerbero de primer nivel, con el que Salinas debía pasar antes de entrevistarse con “El Señor”.
Para Salinas era indignante, por el tamaño del personaje que le ponían enfrente, pero tal era y es el único camino que quedaba para que Salinas purgara su penitencia política.
Durante 14 meses, de los casi 19 que ya lleva esta Administración, Salinas ha intentado hasta lo imposible para volver a tener el trato directo, pero no lo ha conseguido y hoy se le ve más o menos conforme con un plano de asesoría indirecta.
Los nombramientos que ya había logrado, tenían que asumirse, pero, con el mágico tiempo, se diluirían después. Los compromisos políticos, decían los viejos políticos, duran un año. Nada más.
El ridículo en el que cayó el ex ha sido tan grande que ya hasta perdió los pocos conectes internacionales que todavía conservaba. Quiso incursionar en porcentajes accionarios de influyentes medios neoyorkinos para ganar hegemonía, pero el trato que le dan al mexicano es de otro nivel… sólo como accionista. Quieren “su” dinero. A él, no. La paliza ha estado muy dura.
De todo lo demás, se encargaron los empresarios favorecidos por el ex presidente con el regalo de las empresas estatales. Supieron otear por dónde soplaba el viento y, de inmediato, uno a uno le han dado la espalda. Sólo quedan los saldos de un hombre con mucha energía y conocimiento del poder, pero que quedó sin empleo y con todas las angustias de amo del ruedo a los 46 años. Las lecciones de la vida son amargas, pero son producto de no saber refrenarse –retirado ya estaba– a tiempo.
El paripé de Diego lo acompañará toda su vida… pero ya está acostumbrado a eso y a algunas cosas más chuscas y tenebrosas. Las últimas apariciones de este en medios lo retratan en su justa dimensión de abogado huizachero, con un gran historial en la defensa de las empresas a las que la SHCP devolvió miles de millones de dólares en impuestos, cuyas comisiones lo hicieron inmensamente rico, con una cultura regular, de asombra-bobos. ¿A poco no?
Índice Flamígero: Envalentonado, “salidor”, un analista estelar del diario donde Fernández de Cevallos comparte sus “sesudos” escritos fustigó en la edición del lunes la absorción de pasivos laborales de Pemex y CFE, la falta de compromisos sobre el abaratamiento de los combustibles, el “atropello” fiscal a los estados y terminó su artículo diciéndole a EPN, a Videgaray y a Manlio que “si él fuera diputado no le daría el voto a los dictámenes”. Pero a las ocho de la mañana, en su tan cuestionado programa radiotelevisivo en Fórmula, el mismo articulista tendió un tapete rojo e hizo todas las caravanas del mundo al (vice)Presidente Videgaray, elogiando y defendiendo todas y cada una de las medidas que horas antes había criticado. En su escrito del martes, reculó. Y ya se dijo dispuesto a votar en pro… si fuera diputado. ¿Estamos ante la versión Siglo 21 del tabloide Zócalo? ¿Y la dignidad periodística? ¿Y la lealtad a los radioescuchas y televidentes? No que el opinador tenga o no razón. Lo que le exigen sus lectores y escuchas es congruencia informativa, personal y profesional. Aunque tal vez es pedir mucho a quien ha rescatado, con micrófono abierto, a casi todos los impresentables de este país, aparte de algunos de los hígados más grandes y bochornosos del panorama, ¿no cree usted?
–en serio don Pacio?? la sobrinita Sria de Turismo, Aspe en Hacienda, dice ud de V.P., ,L ozoya en Pemex,etc, uummm no esta mal para estar en la lona…
Nada mal, Bibi. Nada mal!
¿Por qué la mención del tabloide Zócalo? Ahí en 1956 comencé como reportero diarista y duré hasta 1958, después Diario de la Tarde y veinte años en La Prensa. Sakudos Paco