Felipe Calderón, el segundo panista que habitara la residencia oficial de Los Pinos, ayer volvió a la pasarela protagónica que vivió durante seis años, pero que en nada se parece a la que protagonizó de 2006 al 2012, porque aunque aún él no lo quiera aceptar; otro hoy, ocupa ese lugar.
La presentación de su libro, de corte autobiográfico, ha sido de alguna forma su regreso total a la escena política, porque en el advierte no sólo lo que desde su punto de vista se vivió durante su administración, sino los retos de hoy. Algo así como “Te estoy hablando Enrique”.
Los retos que enfrentamos. Los problemas de México y las políticas públicas para resolverlos (2006-2015); es la larga excusa, perdón, el título del libro de Calderón.
Lo que llama la atención es que desde antes de la presentación del texto, el panista se ha dedicado a advertir que él jamás le declaró la guerra al narco, ni siquiera que se hubiera dado un giro drástico a su política de “manos limpias” como lo prometió en campaña.
Parece que a Felipe Calderón se le olvida que presumió el vestirse con el uniforme de las Fuerzas Armadas –mismo que le quedaba muy grande por cierto–, al tiempo que ordenó a todos sus elementos salir de sus cuarteles para posicionarse en las calles. Desde ahí, lamentablemente, la población civil quedó en medio de los “buenos” y los “malos”.
Calderón olvida que la forma es fondo y que su mensaje de portar el uniforme y las insignias de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas nacionales, de manera publicitada lo compromete de todas las acciones de los marinos, soldados y cuerpos de élite de seguridad del país.
No se vale venir a decir que él no tiene responsabilidad en cuanto a las consecuencias para con la población civil por su guerra contra el narcotráfico y menos a rendir cuentas a su modo.
Ya desde antes de que terminara su sexenio al frente del Ejecutivo, hubo intentos para que presentara cuentas a los mexicanos y al mundo a través de la Corte de La Haya por lo que para muchos, su orden de combatir frontalmente a los integrantes de la delincuencia organizada con balas y no con inteligencia en principio, trajo consigo, un exterminio nacional. Los reportes gubernamentales hablan de 26 mil muertes, los de orden civil de más del doble.
Acta Divina… El ex presidente Felipe Calderón, advertía en el 2008, que desde su llegada al poder, todas las ejecuciones por parte del crimen organizado, se derivaron de la lucha frontal contra ellos; “lucha que seguiremos realizando con la finalidad de regresar la paz y tranquilidad de todos los ciudadanos”.
Para advertir… La línea calderonista a Peña Nieto.
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