El ofensivo, inconstitucional y condenable cerco militar y policiaco al Palacio Legislativo federal tiene una sola razón de ser: el pánico de Felipe Calderón a que, otra vez, se le niegue el acceso al recinto del Congreso de la Unión donde, este sábado, rendirá protesta constitucional como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos el señor Enrique Peña Nieto.
Hace casi seis años, en el 2006, el todavía ocupante de Los Pinos entró disfrazado y encajuelado a la sede de la Cámara de Diputados. Por la puerta de atrás.
En el 2007, durante la ceremonia de rendición de cuentas al Congreso a través de su primer informe “de gobierno”, el PRD le condicionó una estancia de apenas 30 segundos en ese recinto. Entregas y te vas. Pero de “volada”, además.
Y por eso hoy Calderón se previene y cerca al Palacio Legislativo para garantizar su acceso a esas instalaciones. Quiere entrar por la puerta principal. Quizá hasta voltear, burlón, hacia las curules de las bancadas de la izquierda cómoda (PRD) y la militante. “¿No que no entraba a San Lázaro, ca…?”
Prueba de que es Calderón quien ordenó el cerco militar es que en el Zócalo, donde Peña Nieto permanecerá más tiempo emitiendo su mensaje inaugural, no hay tales escandalosas medidas dizque de seguridad.
Por ello vale preguntar ¿qué tanto trastocaría la solemne ceremonia el posible hecho de que a Calderón se le negara estar presente en ella?
Nada. Si acaso muy poco.
Porque, si las cosas se ponen difíciles por la presencia en San Lázaro de quien se hizo de la Presidencia de la República “haiga sido como haiga sido”, el equipo de transición bien podría solicitar atentamente que el señor Calderón se abstuviera de asistir y enviara la banda presidencial con un propio, como ha hecho con sus últimos cinco informes de su fallida Administración.
En todo caso, hasta podrí enviarla mediante un servicio de mensajería o Courier, cual DHL, por ejemplo.
Tal la solución para que se levante, de inmediato, el ofensivo, inconstitucional y condenable cerco de 10 kilómetros cuadrados en torno al Palacio Legislativo de San Lázaro.
ACUERDO MONCLOESCO
En una cafetería de las inmediaciones del llamado Ángel de la Independencia, tomaban café ayer por la mañana los dirigentes del Partido del Trabajo con el priísta oaxaqueño José Murat Casab, quien ha estado muy activo en las más recientes semanas colaborando en la armazón y construcción del acuerdo político nacional entre las diversas fuerzas políticas que ha propuesto el todavía Presidente Electo Enrique Peña.
Murat dialogaba con los “trabajadores” en aras de sumarlos a este pacto que se anima en el hispano de la Moncloa y que permitió, al país ibérico allá por 1977 una transición pacífica y ordenada, como la que se pretende aquí tras los 12 años de fatídico panato.
Murat, en efecto, ha sido colaborador cercano de Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio y Pedro Joaquín quienes por el PRI han llevado la batuta de estos acuerdos.
Por el PAN han participado muy activamente, también, el dirigente nacional de los blanquiazules Gustavo Madero y Santiago Creel, quien así reaparece en las lides políticas.
Tres los perredistas que también arman el acuerdo. El dirigente Jesús Zambrano, el ex Jesús Ortega y (Jesús) Carlos Navarrete.
Muy posiblemente, en breve, se conozca que la formación ex Convergencia y el del Trabajo también se sumen a este pacto o acuerdo que, en su momento, también intentara –pero sin muchas ganas– Ernesto Zedillo Ponce de León, al inicio de su gestión allá por enero de 1995.
Acuerdo en construcción, pues.
Ojalá dé frutos, porque hacen falta.
Índice Flamígero: Y a dos días de irse, Felipe Calderón gira y gira inaugurando no sólo obras que no están terminadas, incluso las que no son “suyas”, sino de los gobiernos estatales. Lo peor es que mañana quiere ir a un estado del noroeste a poner en marcha una de las obras que es compromiso de Enrique Peña Nieto. ¿No hay quien detenga esta locura ya por fortuna terminal? + + + Y sí. Sólo faltan dos días.