Para restablecer la institucionalidad, para devolver la paz al territorio mexicano, el Consejo de Seguridad de la ONU debería enviarnos de inmediato a sus “cascos azules”. Estamos, claramente, en situación de emergencia.
De otra suerte, frente a lo que estamos es ante el arribo de la sangre al río. Ante el candil que iluminará la calle, mientras la casa seguirá en las tinieblas y boca arriba.
Así se debe entender la decisión “internacionalista” (¿seguirá el ejemplo del mexiquense y fundador de la cofradía, Isidro Fabela?), (¿o el capricho de seguir recibiendo condecoraciones chafas de mercachifles del exterior?) de Enrique Peña.
Y es que eso de enviar carne mexicana de cañón, con cero preparación en los asuntos de intervencionismos militares o de andar metiendo las narices en el vecindario, cuando nuestra casa arde, no augura nada bueno. Huele a tragedia. Y a masacre innecesaria, provocada por ínfulas de “estadistas de clase mundial”, gracias a premios comprados con nuestros impuestos.
Suena, además, a una soberbia ya sin control. A querer tapar el sol con un dedo. A presumir afuera lo que no se tiene adentro. A desviar la atención internacional sobre la continua y permanente degradación de la seguridad interior, colaborando en problemas de los que somos víctimas, nunca jueces y menos victimarios.
Ser “cascos azules” equivale a solidarizarse con medidas internacionales que toman las potencias mundiales, no un pueblo con ochenta por ciento de hambrientos y menesterosos. Es, precisamente, juntar el hambre con la ambición de los hartos.
Es, también, apoyar en el foro mundial lo que criticamos desde posiciones de dignidad. Es divorciarse de lo que piensan y sufren los gobernados, que viven en carne propia problemas que, a lo mejor, exigen la intervención urgente de “cascos azules” –repito– ante la ineptitud de los dizque políticos, dizque financieros oficiales y, claro, de los militares y policías criollos.
¿Así o más claro, Enrique Peña?
IPN:SALTO PA’TRÁS
Además de la corrupción galopante que prevalece en el Instituto Politécnico Nacional, gracias a su directora general Yoloxóchitl Bustamante Diez y comandada por los diferentes directores de las escuelas del propio organismo, ahora tenemos la implantación de un nuevo plan de estudios en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Zacatenco, que busca formar técnicos profesionales en lugar de verdaderos ingenieros, con la consigna de ser maquiladores y no profesionales pensantes.
Estos dos ingredientes son una mezcla muy peligrosa que pone en riesgo la aplicación de las reformas aprobadas por el Congreso, porque las inconformidades con el gobierno y la clase política pueden formar un tsunami político con raíz estudiantil.
Están manejando al IPN con una premisa: que estudiantes y maestros son retrasados mentales. Por lo pronto la escuela lleva una semana bloqueada por los estudiantes, sin clases.
El ejemplo emblemático está en la mencionada ESIA, unidad Zacatenco, donde su director Pino Escamilla Durán administra espléndidamente la corrupción, como lo leyó usted aquí el anterior 7 de julio.
En la parte académica disminuyeron las materias de 4.5 horas a 4 horas y con ello quitaron asignaturas equivalentes a un semestre, lo que traerá como consecuencia bajar aún más el nivel académico de la carrera de ingeniero civil y despedir a un buen número de profesores con interinato.
Mientras el gobierno anuncia la obra más importante que jamás se haya construido en nuestro país, como es el aeropuerto en el ex lago de Texcoco, en la escuela de mayor prestigio en el país donde se forman los mejores constructores, se están reduciendo los programas de estudio, en lugar de modernizar y actualizar los ya existentes; mientras el gobierno habla de construir una nueva red de ferrocarriles, en la academia de vías terrestres están quitando precisamente la materia de ferrocarriles; mientras el gobierno habla de reducir los riesgos geológicos en laderas y ríos, en la academia de geotecnia están acotando los programas de geología. Todo esto es propio de Kafka.
Los presidentes de academia que deberían ser el equilibrio de gobierno en la escuela, son unos amanuenses y lisonjeros del director, que están a lo que él diga y no cumplen con su verdadera función. Por otro lado, el líder sindical de la escuela Humberto Ortega Ríos y el líder de la sección 60 del SNTE José Bernardo Quezada Salas (un tipo que llego por dedazo a la dirección de la sección y que ni profesionista ni maestro es), están en la misma sintonía, así que todos ellos en conjunto se sirven con la cuchara grande, mientras que el 80% de la planta docente está en ayunas, con salarios raquíticos (un docente de tiempo completo con la máxima categoría y becas gana 55 mil pesos mensuales, mientras un docente de medio tiempo apenas gana 10 mil mensuales).
Para Kafka, ¿no cree usted?
ROSARIO: EL AMOR Y LA CÓLERA
La defensa jurídica de Rosario Robles es ingenua, anti climática y de grima. Para responder a la demanda del infumable Carlos Ahumada sobre la deuda del PRD por más de 500 millones de pesos (que usted y yo comentamos aquí hace 6 meses), contraída por ella cuando presidió –por órdenes del hijo de El Tata– el partido amarillo.
¿Y qué cree? Como “Los Chuchos” declararon no tener nada qué ver con esas historias de pasiones y deudas de amor, Rosario quedó reducida a defenderse sola, como debe de ser en un asunto de este jaez.
Pero, ¡por favor!, no con argumentos de meseras de fonda chiquita (que parecían restaurantes), sino con alegatos de valor o de nulidad.
Doña Rosario se quiere justificar, diciendo que, gracias a las “confianzas” que tenía con ella, el argentino abusó y robó de su escritorio papeles blancos firmados por ella al calce… ¡y los rellenó con deudas (sic)!
Y –continúa diciendo la interfecta– de allí viene la deuda de más de 500 grandes, porque “¡abusó de mi amor!”.
No, doña Rosario, déjele ese culebrón a los genios de las telenovelas de televisa (cuyos galanes fueron beneficiados por Mar-Chelito, otro perredista de su calaña).
¡No puede ser que de todo culpen a Cupido!
Índice Flamígero: Se equivoca quien diga que la autodefensa es una moda, o una respuesta. Es toda una cultura de la miseria y la desesperación, un reclamo urgente a los “administradores”. La autodefensa nace de la falta de autoridad y de los excesos del poder… de la rendición de los gobernantes ante los ricos. ¿Por qué se espantan de que los usuarios de una combi no delaten al “vengador anónimo” que defendió a los pasajeros, matando a los ladrones? Lo defienden, porque en esta sociedad no tienen quién saque la cara por ellos. Ya las autoridades ministeriales –ninguna, en todas las instancias tiene práctica forense– podrán decir que el vengador usó armas” de uso exclusivo” o que no se trató de una legítima defensa comprobable, pero ellos, ¿cuándo han comprobado algo? Mientras sigan secando a la economía y acudiendo presurosos a la calificación televisiva o a los premios extranjeros, diciendo a través de Euromoney que son los mejores del mundo (?) ¡todo seguirá peor! ¿Apostamos?
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com
Pobre IPN, pero en una cosa difiero con Ud.,Sr. Rodríguez, los ingenieros del IPN son seguramente muy buenos, pero también lo son los de la UNAM y de algunas otras instituciones de educación superior. Lo que es cierto, es que nuestro sistema educativo está formando ahora a técnicos mediocres que sólo sirven para usar un computador con programas que los guían sin saber ellos cómo diseñar, en todo caso, un programa.
Kafka retrató la verdad de forma sarcástica y lo que pasa en este país ya no es sarcástico, sino toda una desgracia.
De acuerdo, RSEGURA