Instalado en el inédito pasmo de una precaución no pedida; aterido por los reclamos morales y jurídicos que lo ubican bajo sospecha; atascado ante la falta de equipamiento táctico y logístico, de respuesta inmediata; desfondado estructuralmente en sus mecanismos de inteligencia e investigación judicial, el “gobierno” optó por auto recetarse el miedo frío, antes que asumir sus responsabilidades ejecutivas.
Allí donde hay miedo a la aplicación de la justicia, donde las cosas se conducen con desmedida parsimonia, existe siempre una clase “gobernante” que le tiene temor a encontrar su naturaleza.
Por eso mismo, optar por el miedo, es ubicarse en la regresión y es temer por lo que existe, relataba Jules Romains, fundador del Institut Français d’Amérique Latine (IFAL) en México.
¡Tan sencillo que sería decidirse por gobernar de cara y de la mano con la opinión pública!
El miedo y su correlato, la inopinada precaución, es el cultivo ideal para todas las clases de totalitarismo. Es el mejor termómetro para saber cuándo se ha secuestrado cualquier asomo democrático y ancestralmente, se le identifica como la medicina idónea de los ingenuos.
Es el miedo el más poderoso antídoto que ha encontrado la humanidad para atacar la razón, el raciocinio y la solidaridad. Chateaubriand sentenció en su Ensayo sobre las revoluciones que el miedo manipulado, antes que la represión, era la antesala del despotismo.
Los sucesos de Tlatlaya, Ayotzinapa, la llamada Casa Blanca, el escamoteo a los constructores ferroviarios e inversionistas chinos, el descubrimiento de negocios relativos a infraestructura y sus consustanciales conflictos de interés, por sólo recordar sucesos de los últimos 60 días, han revelado, de golpe y porrazo, la desnudez de nuestros jerarcas y próceres civiles y divinos.
Vivimos los mexicanos de a pie en una cultura del miedo manipulado, el que sirve a intereses concretos. Su fin es justificar y hacer posibles conductas y actuaciones políticas hasta hace poco inadmisibles como, por ejemplo, vaciar la democracia y cualquier objetivo de contenido.
Y NO ENTIENDEN QUE NO ENTIENDEN
No se sabe si los que presumiblemente mandan, están entendiendo al revés los mensajes de la gente. Los gritos de indignación que se producen en las calles del mundo –y ya a estas alturas en cualquier lugar abierto o cerrado del país– es reclamando, sin tapujos, la falta de gobierno.
La nula respuesta a simples cuestiones que desde el Medioevo se consideran parte del buen gobierno, como castigo a la corrupción, alto a la impunidad, mayor transparencia en las cuentas públicas, seguridad mínima para la vida e integridad de los habitantes, reacción inmediata ante la violación a la ley, que la autoridad no lleve mano en el crimen organizado y en el narcotráfico, y un nutrido etcétera.
La cuestión de los “desaparecidos” forma parte del anecdotario, no por su falta de trascendencia, sino porque se juzga que es demasiado pesada para ser resuelta por un grupo que no tiene vocación de poder, menos timing para tomar decisiones.
Cualquier mentecato o grupúsculo de alterados sin bandera tiene los arrestos y la seguridad impune para alterar la paz en cualquier rincón del país. Total, no pasa nada. Nadie les llama la atención.
Cualquiera asalta una caseta de peaje, toma un puente, incendia un ayuntamiento, se roba el agua colectiva, cierra una escuela o universidad, asalta a los transeúntes. Y no hay respuesta de nadie. El síndrome de Tancredo. Todos bajo sospecha, nadie a salvo de ella.
SENTIMOS QUE ALGO MÁS NOS OCULTAN
Un análisis objetivo de los contenidos en las manifestaciones públicas, en las protestas sobre los excesos de las vidas privadas de la familia, en los reclamos de los medios electrónicos, digitales e impresos apunta a la destruida gobernanza, falta de decoro y honorabilidad en la conducción del Estado.
Cuando se observa que, aún después de haber obtenido la materia prima para las conjeturas y conclusiones de autoridades judiciales de parte de los detenidos por el aberrante caso Ayotzinapa, el gobierno es incapaz de decidir otear y valorar los testimonios de cara al público, se puede tener la impresión contraria a la certidumbre y a la tranquilidad.
La gente cree con justa razón que esconden la investigación para poder manipularla. Con un miedo cerval, la autoridad se conduce como evitando que las declaraciones de los indiciados puedan revelar la participación de figuras señeras del gobierno en los manejos del trasiego.
El miedo a que eso suceda, lleva a la autoridad a ser necesariamente opaca. A resguardar presumibles secretos que, a lo mejor, sólo habitan en su imaginación febril. Nexos que pudieran implicar en negocios a los asesinos y al gobernador con otras estrellas del régimen, por ejemplo.
¿Y si eso fuera cierto? ¿No París bien vale una misa? ¿A quién le interesa cuidar la virginidad republicana de un puñado de descastados? Frente a la apatía y al descrédito que se ha generado en el planeta, ¿no sería hora de decir toda la verdad… y borrón y cuenta nueva?
ASÍ, ¿QUÉ PUEDEN ESPERAR LAS PETROLERAS?
¿Es el mismo miedo manipulado, timorato, que lleva a concluir que por ese camino, el botín de 3 billones -si, billones– de dólares de inversión que se abrió para consumo de las transnacionales petroleras no les ha abierto el apetito, normalmente insaciable de los miembros de ese club?
Para los güeros del rancho, el simple olor a petróleo era una garantía de la bonanza y la felicidad de sus futuras generaciones. No es así, las empresas quieren ver también condiciones aceptables de probidad en la “repartacha”.
No vaya a ser, malician, que una vez contado el ganado les cierren el corral. Así, los chinos, proverbialmente difíciles de timar, se fueron muy ardidos. No recibieron el trato de primera potencia mundial. Se impusieron, contra todo pronóstico de “buena fe” los intereses Atracomulcas. ¿Hinojosa es sólo un testaferro? ¿De quién?
Porque, oiga usted, una empresa que se da el lujo de facturar en sólo seis años en un estado de la Federación obras por cerca de veinte mil millones de pesos es un jugador temible, un capitán de mar y tierra, alguien demasiado eficaz y arriesgado hasta el borderline, ¿no cree?
¿Qué pueden esperar las enormes empresas petroleras súbditos de gobiernos que ya no pueden imponer los caprichos imperiales de que gozaban los Rockefeller, los Morgan, los Halliburton, los Krupp? ¿Se expondrán a ser birlados por los de acá del rancho?
¿Quien de los “nuestros” va a poder garantizar las inversiones en infraestructura carretera, portuaria e industrial, si están viendo desde fuera que tiene dos años que no pueden ejercer –y ya no podrán, porque también “desaparecieron”– los 3 billones de pesos del presupuesto que consiguieron para ese efecto?
¿Quién se va a hacer cargo de absorber la responsabilidad de distribuir con honestidad e imparcialidad ranchera las regalías de rigor que se definieron en las “reformas estructurales”, si a la reclamación del gran licitador Atracomulca querrán monoadjudicarse?
¿Quién va a confiar en los mexicanos para hacer un negocio de esa magnitud, por Dios, si no podemos enderezar una averiguación previa en contra de un asesino serial y si no somos capaces de someter a la opinión pública el resultado de una investigación criminal? ¿Si no somos responsables de detener ni al que está incendiando nuestra casa?
EL MUNDO YA JUZGÓ: REYES DEL TRASTUPIJE
Sí el mundo ya nos ha juzgado –a lo mejor por una percepción injusta y maniquea– como los reyes y señores del trastupije, la componenda y la perversión, ¿quién va a confiar en un trato justo a carta cabal?
¿Quién les va a poder prometer seguridad a sus ejecutivos, cuando se trate de traslados físicos y transferencias de dinero? Es espeluznante y vergonzoso, pero es real. Somos casi casi la alcantarilla de la justicia. La carcajada de la cumbancha. Y así, ¡no se puede!
A las grandes empresas petroleras –si los güeros piensan que todavía van a venir– no les interesa el alboroto y la solución, cual sea, en las calles. A ellos les interesa la seguridad en sus ganancias y en sus bolsillos.
¿No estaremos editando la famosa película franquista de Luis G. Berlanga, Bienvenido Mr. Marshall, donde se relataba la decepción de las fuerzas vivas de la sierra castellana al no recibir la visita largamente esperada del general norteamericano emprendedor de proyectos?
No va a poder darles credibilidad y “fiducia” a los gobernantes, por ejemplo, el duelo parvulesco que sostuvieron los representantes de los tres poderes y el titular de la Sedena en el Campo Marte, para ver cuál de los lamentables discursos criticaba con mayor enjundia y prometía detener a salivazos las amenazas a la patria?
Oiga usted, ¿qué no tienen asesoramiento jurídico, aunque sea panfletario, para no caer en el ridículo masiosare de coincidir con estolidez “republicana” que de la seguridad nos debemos encargar tooodos, porque es una obligación del Estado?
Es de primer año de cajoncito, y lo enseñan en todas las ameritadas y respetables Academias Vázquez y en los grandes Institutos Patrulla, que la seguridad es la primera obligación del gobierno, en la condición que éste se halle. No tienen por qué ayudarle al hierofante investido con la Banda a escurrir el bulto!
¿CUÁL SERÁ LA “CRUDA MORAL” ESTA SEMANA?
¿Les va a ayudar ante los inversionistas, descargar toda la rabia del Estado “ofendido” sobre las cabezas de reventadores y anarcos de cualquier procedencia –¡eso le importa madres a la gente!- y refundirlos en nuestros prestigiados centros de alta seguridad?
¿Se está repantigando el Estado por lograr el triunfo de cebarse sobre carne de barandilla? ¿Con eso creen que ya chingaron?
¿O van a seguir mandando a los analistas del foro televisivo a insistir que necesitamos torturar más al “Estado de Derecho “para que produzca unas cien “reformas estructurales” a la Constitución que nos den la seguridad de vivir como Dios manda?
¿O están mandando al decrépito y apabullado Cuauhtémoc, financiado como nunca, derrotado por sus pares como nunca, a que pida que se haga una nueva Constitución, porque la actual no lo deja intervenir en nada, y su carácter de “padre de la patria” lo necesita? ¿Otra competencia de silabario?
¿Va a continuar el fantasma de la represión en Atenco presidiendo la conciencia culpógena de un gobierno timorato? Recordar que su sola mención en junio de este año durante la gira en Madrid de EPN soltó a los perros de presa del Estado Mayor contra los vociferantes, golpeándolos sin miramientos, evento que no conocimos en México.
¿Cuál será la cruda moral de esta semana? ¿Qué encapuchado desatará la furia del Estado sobre sus habitantes? ¿Quién infundirá más miedo manipulado? ¿Quién aportará más argumentos para seguir escurriendo el bulto, para seguir vaciándonos de esperanza?
El bosque precede a las civilizaciones, recordaba Chateaubriand …el desierto las seguía.
Índice Flamígero: ¿A quién quiere amedrentar, por cierto, el prócer Miguel Ángel Yunes Linares? Armó, el domingo por la tarde, tremendo zafarrancho al liarse a golpes con panistas que participaban pacíficamente en la elección interna del blanquiazul con ayuda de sus guaruras (que por cierto son policías federales). Los hechos lamentables para el panismo quedaron registrados en fotografías y vídeos en donde se puede ver a un Yunes colérico, golpeador y retador, dando puñetazos a militantes panistas con ayuda de sus guaruras, causando destrozos en las instalaciones del Comité Directivo Municipal del PAN en la ciudad de Veracruz, en donde rompieron puertas y vidrios, justo como lo hizo en el Comité Directivo Estatal del PAN en Xalapa hace unos meses.
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