La crisis de muy diversa índole por la que cursa el país hace suponer que cualquiera que fuera el mandatario mexicano en turno, estaría al menos enfermo de stress y con tratamiento.
La tensión que se produce en el cuerpo de los seres humanos casi de cualquier edad, a causa de un problema en su vida cotidiana o en su trabajo, genera diversos malestares y puede ocasionar hasta molestias de salud, severas e irreversibles. Lo anterior se señala con conocimiento de causa –el pagano en aquella ocasión: Mi hígado y mi salud física bastante desmejorada.
Apenas en junio de este año, la Presidencia de la República desmintió que el presidente Enrique Peña Nieto cursará o padeciera alguna afección a su salud, como en aquella ocasión insinuó Andrés Manuel López Obrador, ahora dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). A través de su cuenta personal de Twitter, Eduardo Sánchez, vocero presidencial escribió y contestó: “Afortunadamente @EPN goza de cabal salud. Gracias por preguntar @lopezobrador”.
Horas antes de este mensaje-respuesta twittera de Sánchez; López Obrador escribió en su cuenta de la misma red social: “Existe el rumor de que EPN está enfermo. Ni lo creo, ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad”.
No se puede obviar el que hace casi año y medio –el 31 de julio del 2013–, Peña Nieto fue intervenido quirúrgicamente para retirarle un nódulo tiroideo. De aquella cirugía señaló el propio presidente de la República que por fortuna todo había salido muy bien y que no habría repercusiones en su salud. Sin embargo, es la tiroides del mandatario federal y de cualquier mortal sobre la tierra, receptora para bien o para mal, del manejo de nuestras emociones.
Así que para cómo está el país; sumido en la violencia, la inseguridad, la incertidumbre económica y financiera y muchos tantos otros bemoles más; además de las fuertes críticas desde el interior y también desde el extranjero a la gestión presidencial, cualquiera y más siendo el dirigente nacional de México estaría al menos tensionado y esa es una condición negativa de salud física y mental.
Peña Nieto no es un robot, ni un súper hombre. Dice él que es un ciudadano más como todos nosotros. Aunque ahí, si que se equivoca, pues él tiene sobre sus hombros una gran responsabilidad constitucional.
Acta Divina… Tras intervención quirúrgica en julio del 2013, el presidente de México, Enrique Peña Nieto señaló: “Mi agradecimiento y sincero reconocimiento al personal médico del Hospital Central Militar. El nódulo tiroideo me ha sido retirado. La cirugía fue exitosa y ya me recupero en mi habitación”.
Para advertir… Fausto Vallejo, ex gobernador de Michoacán, intentó simular lo irremediable.
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