Si hay que responsabilizar a alguien o a algo de la situación de pobreza en la que viven millones de mexicanos, es al Estado.
El aparato del Estado mexicano que a través de décadas y hasta ahora, ha dispuesto del territorio y de la población mexicana; es el que a través de su conjunto de instituciones que posee, ejerce la autoridad y aplica las normas que éste diseña y aprueba; es el mismo que entre otras tantas, ha trazado la ruta para que millones de mexicanos permanezcan en la pobreza extrema sin posibilidad de movilidad social alguna.
La pobreza no es una condición biológica como en el siglo XIX afirmaron algunos investigadores. Porque aunque se nace pobre, nadie puede advertir que esta es una condición física.
La pobreza en un asunto de exclusión social que se va tejiendo como resultado de las políticas públicas y sociales que el Estado en su conjunto va aplicando para con su población.
Las razones estructurales tienen gran peso en la condición de la masa empobrecida, pero en los últimos años los tópicos en el aumento del desempleo, incremento de precios en alimentos y otros productos básicos, así como la precariedad de los salarios, produce más pobres cada día, incluso al minar cada vez más el poder adquisitivo de la ya muy fragmentada clase media.
Es terrible en tanto, que se advierta que la gente humilde es manipulable per se. Porque insisto, la pobreza económica no es una cuestión biológica.
Ahora que el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se encuentra en una gravísima posición de descrédito –pese a que allá en el cuarto de guerra de Los Pinos se crea que sólo se trata de una de las tantas tormentas que habrá de cursar la presente administración–, es penosísimo y puede ser de consecuencias incalculables señalar tajantes que casi a 54 millones de mexicanos se les puede manipular, simplemente por carecer de recursos económicos y en consecuencia de posibilidades reales de acceder a un mejor nivel de vida.
Ese ejército civil sería poderosísimo en número y más si se sumarán más de los que reprueben el terrible señalamiento en aras de salvarle la cara y el gobierno a Enrique Peña Nieto.
Acta Divina…Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, enfatizó que los grandes retos como la inseguridad y el crimen organizado ”son problemas de Estado y no de gobierno”, por lo que hizo un llamado a la unidad para lograr un México seguro y en paz.
Para advertir… Nuestras fuerzas armadas nada tendrían que hacer en medio de esta guerra contra el crimen organizado, ni la corrupción.