En política, como en otras muchas actividades, el timing es un tirano despiadado que no admite respuestas erráticas, ni conductas omisas, ni displicencias, menos respuestas atrasadas. El tiempo es un don para el estadista que sabe utilizarlo.
Pocos políticos profesionales son conscientes del efecto del ritmo, la velocidad y hasta de las pausas que deben utilizarse, no sólo en el arte dramático, sino en el más difícil del mundo: en el arte de zurcir las conciencias humana: la política. Para los no aptos, el tiempo en contra, es un veneno letal.
Un político improvisado es fácilmente identificable por su torpeza al utilizar no sólo los modos y maneras de hacer su trabajo, sino en la aplicación oportuna y constante de los tiempos, del ritmo y las pausas en el ejercicio del poder.
Para no ir muy lejos, ni buscar un ejemplo remoto, podemos analizar el caso emblemático de pésima aplicación de los tiempos, en que se ha convertido el espinoso asunto de la masacre de Guerrero. Efectivamente, allí el tiempo transformó el mexican moment de los toluquitas “dorados”, en el mexican lapsus pendejus.
Un gobierno de cabeza. Una turba enfurecida de ciudadanos que han llevado a extremos ilógicos su rabia y su concepto montaraz de venganza, al grado de querer convertirse en una especie de tribunal del terror para juzgar a la sociedad y de paso a la naturaleza y al planeta por entero. El círculo cuadrado.
Vandalizan, irritan, enfurecen a los demás, incendian, amenazan con prohibir las elecciones, cobran en la nómina magisterial sueldos y aguinaldos no devengados, marcan los tiempos de la agenda política de un “gobierno” inane, arrinconado contra las cuerdas, a punto de tirar la toalla.
Todo, porque los imberbes no dijeron la verdad a tiempo. Hasta ahora, algunos fruncionarios del área de la persecución de los delitos se están dando cuenta del monumental error de no haber aclarado la verdad y el origen del conflicto, desde un principio.
Todo por no haber señalado ante la sociedad a los verdaderos responsables. ¿Qué le costaba al aparato haber llevado a juicio público, aireado ante la sociedad, al inefable “Gordo” Aguirre, al jefe de la policía de Iguala, a los responsables militares del cuartel de la 27a. Zona?
¿Qué le costaba al gobierno haber expuesto, desde el principio, la actividad extraescolar de los normalistas en La Montaña? ¿Qué prurito le impedía al “gobierno” haber aceptado la liga ineludible de los drogueros de Iguala con los de Morelos y los de Tlatlaya?
La única explicación es que hubiera, por abajo, intereses inconfesables de negocios ilícitos entre los mandarines de Los Pinos y los jerarcas de Guerrero. Si era así, ¿qué les costaba haberlo asumido, si en México los actos del aparato nunca han sido punibles?
¿No salía más barato resolver el problema de ese modo, que haber caído en el juego de espejos y laberintos en que se ha convertido esta versión chichimeca de Alicia en el País de las Maravillas? ¿No era mejor haber lavado la ropa en casa y no quedar ante el mundo como una partida de criminales, corruptos e ignorantes?
Ahora, estamos ante un problema causado por la estupidez gubernamental, que rebasa los estándares normales de ineptitud. Ante un problema que no tiene lógica, ni explicación, ni solución, porque el tiempo se les pasó. Lo barato se les volvió caro, carísimo.
Iguala: Un Problema de Física Cuántica
Ni los pioneros de la ciencia moderna se hubieran imaginado que la política mexicana fuera a volverse un acertijo de la física cuántica. Ya Einstein había dicho que “la imagen que tenemos del mundo es sólo otra forma de ser engañados por nuestros sentidos”.
Si la física cuántica demostró que sólo existe aquello que nuestro cerebro tiende a materializar; que nuestros ojos sólo ven aquello que nuestro cerebro les ha condicionado que existe, pues la materia se rige, en saltos, por un principio de incertidumbre, entonces en el caso de la matanza de Iguala estamos ante un problema de laboratorio.
Por ingenuidad supina y por una anomia endémica, el toluquismo se ha metido al túnel de lo cuántico. Al reino donde nada existe, ni el núcleo duro del átomo; puras vibraciones ondulatorias de luz y sombras, pero todo tiene la posibilidad de existir.
Ahora tendrá que lidiar, frente a sus narices, con el fantasma de Kosovo, el de los crímenes de lesa humanidad, el de las ejecuciones genéticas, el de las desapariciones forzadas. Ineludiblemente, está encima de los Atracomulcas, aunque nadie lo mencione.
Tendrá que responder a unas preguntas básicas: si no tuvo que ver el Estado, ¿por qué no actuó a tiempo?, ¿por qué no ha castigado ejemplarmente a los culpables?, ¿por qué no ha dejado que fluya libremente la información sobre lo investigado?
Más aún, ¿por qué permite que los enviados de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos lo juzguen en campo raso, si el Estado tiene todos los aparatos humanos, periciales, indagatorios y judiciales para resolver, de una manera expedita?
¿Por qué exhibe sus vísceras y miserias de esa manera tan rampante? ¿Por qué no dice la verdad y en una de esas hasta los mexicanos lo perdonamos, cansados de tanta vacuidad intelectual y de tanta chabacanería política?
¿Por qué, por la estulticia de sus responsables políticos, sigue exponiéndose ante la opinión pública internacional de una manera tan enternecedora? ¿Por qué sigue metiéndose al callejón de los chingadazos? ¡Qué necesidad!
Ahora se enseñorea del ambiente, de por sí pesado, la filosofía cuántica. Cada quién, desde el gobierno o desde la oposición ve la realidad que quiere crear. El único límite es algo más veloz que la luz: su imaginación.
Cada quién percibe en sus sentidos aquellos millones de bits de información que su conciencia envía al cerebro y a los ojos para ser aceptados como reales, como lo único que de verdad existe.
Cada quién se sirve y se engaña como quiere. El mundo a la medida de la interpretación subjetiva de los actores activos y pasivos. La información a la medida del gusto. ¿Un menú muy peculiar?, ¿o una cena de negros?
Nunca más Desoigamos las Predicciones
Traemos a debate la explicación secular que nunca quisimos entender, a partir del momento en que las naves de Cortés se asomaron al horizonte y los nativos no las veían, no porque no existieran, sino porque se negaban a aceptar que algo así pudiera existir.
O de cuando nos resistimos a ver la realidad del pobre empaque del equipo gobernante tricolor que triunfó en julio del 2012, porque los priístas no eran así, nunca creímos que pudiera existir, dentro de esas huestes, un equipo tan desheredado, corrupto e incompetente!
No quisimos creer en las predicciones que a diario hacían los líderes de opinión y aún los profesionales del poder, de que Peña Nieto y su equipo formaban una pandilla de ignorantes y vacíos, ayunos del mínimo sentimiento patriótico.
No quisimos creer que querían embarcar al país en una aventura neo colonial de entrega sin límites al capital extranjero y a las transnacionales petroleras, sin una sola contraprestación, sin proponer un solo beneficio para el país.
Nunca reparamos en entregarle el mando a chiquillos improvisados que iban a secar la economía, abalanzarse voraces sobre el presupuesto y desmantelar el sistema económico del país, la planta industrial y comercial instalada… ¡todo en sólo unos meses!
Nunca pensamos que se iban a arrellanar en Los Pinos unos incautos a los que sólo preocupa encontrar la forma de ganar más dividendos personales, utilizando una partida presupuestal de 200 millones de dólares anuales para sus chicles y ayudantes.
Nunca creímos que fueran incapaces de resolver un asunto criminal, cometido en las montañas de Guerrero. Nunca creímos que fueran a convertir un asunto de drogueros ¡en una cuestión de supervivencia para el Estado!
Nunca creímos que fueran capaces de arrasar con los negocios del país y monopolizarlos todos, ¡para ponerlos al servicio de una sola firma de constructores e intermediarios!
Nunca los creímos capaces de ir a entregar la dignidad y el decoro del país, al más rabioso estilo del cojitranco Santa Anna, ¡ante los pies de un negrito improvisado en la Oficina Oval!
Sí creen que el danzón ya se acabó, están equivocados. Esto, como decía Lawrence Peter Yogi Berra, mítico cácher de los Yanquis, no se acaba hasta que cae el último out.
Índice Flamígero: Nos dice don Alfredo Álvarez Barrón que “el diputado local, Ángel Aguirre Herrera, hijo del ex gobernador de Guerrero, dio a conocer sus intenciones de participar por la candidatura a la alcaldía de Acapulco con el apoyo del PRD…”. Y El Poeta del Nopal hace versos, bajo el título “Dinastía: Se lanza a la competencia / por dignidad, según dice, / y el PRD lo bendice / con singular elocuencia; / la dinastía, por prudencia, / hizo un pequeño intervalo / pero con cara de malo / el diputado arremete; / para que la cuña apriete / ¡debe ser del mismo palo!”. + + + Y allá en Chilpancingo, el sustituto Rogelio Ortega debe tener cuidado con su secretario particular, Netzah Rumbo. ¡Que se cuide las espaldas!
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com / @pacorodriguez
Muy Buen Articulo ; Escrito por Un Gran Journalista !!
Pues sí, Don Francisco, los toluquitas cayeron en un lapsus pendejus, pero al país lo han hundido en un colapsus total.
Muy de acuerdo es una radiografia muy bien tomada del triste momento q sufrimos los mexicanos por politicas y actores politicos corruptos,inhumanos y apatridas
La triste verdad: Los pueblos tienen el gobierno que merecen… ¿Habrá solución?
¡No hay resistencia civil que valga!
Es verdad que se nos advirtió sobre la estulticia política, social y hasta cultural, pero se impuso la “taranovela”…
Ya está a la vista la próxima elección, pero así como vamos, será más de lo mismo, tanto de electores, como de partidos…
Don Paco les esta saliendo caro el querer cubrir todas sun indejadas y a todos esos corruptos con la medicina del tiempo que, siempre les habia funcionado y muy bien. Y ahora se les hizo bolas el engrudo como dijo aquel del que ni me quiero acordar.
saludos
Es una tristeza tener de gobernantes a una ralea de entreguistas y estúpidos a quienes solo les interesa vender al país en aras de su beneficio personal traicionando así la enmienda que les marca la constitución política mexicana, y no están en un lapsus pendejus desde que tomaron posesión del poder, son desde que se hicieron militantes del PRI, que es una de las mejores universidades de corrupción y cinísmo en el mundo