Cada sexenio los mexicanos escuchamos promesas –y a veces nos las creemos–, de que México va a cambiar, que será un país sin pobreza, con oportunidades de educación y empleo para todos y cada uno de nosotros.
Al correr de los meses de cada periodo sexenal vamos viviendo historias similares de corrupción, colusión y desgobierno que no más, no nos dejan avanzar hacia ese estadio de convertir en tangibles, las promesas de tantas y diversas campañas electorales de manera independiente a su militancia y color.
Aunado a lo anterior, hemos perdido hegemonía y respeto de los países de América Latina, bloque al que de manera natural pertenecemos en la geografía universal por nuestras características de territorio; y también nos asocian como latinoamericanos por muchas similitudes en variables sociales y socioeconómicas.
Pero nuestros últimos gobernantes han insistido en vendernos la idea de que hay que pertenecer a los países industrializados, los hegemónicos, a como dé lugar. No importa si en esa empresa se inviertan primero más recursos en imagen publicitaria y pocos, muy pocos en sentar las bases del desarrollo social y económico.
En México hay que velar primero por la seguridad de sus pobladores, que defender las instituciones “a capa y espada” como si estuvieran conformadas por súper hombres o ángeles. De ahí, la corrupción es otro rubro a mermar para lograr el avance del país, ya no digamos primermundista, sino de niveles decorosos en el bloque que por ahora nos corresponde: América Latina.
Más valdría que a nuestros gobernantes y responsables de distintos ámbitos de la vida social y económica de México, les quedaran claras los escenarios futuros de crecimiento que se hacen de nosotros como país y al bloque geoeconómico que actualmente correspondemos, y no nos embolaten más como sociedad, en un camino a seguir para el que ni siquiera hay cimientos.
Basta que escuchemos las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), mismo que estima que el país crecerá en este año al 3.2 por ciento, con una recuperación lenta, pero potencial.
El FMI, nos señala con alientos positivos dentro del grupo de países latinoamericanos, con posibilidades en la manufactura.
Así o más clara nuestra pertenencia por ahora insuperable dadas las condiciones de inseguridad y corrupción, entre otras.
Pero insistimos en ver hacia arriba, cuando ni a huaraches llegamos.
Acta Divina…La recuperación va de México va a ser más lenta de lo que anticipábamos, pero creemos que los factores externos (e internos para un crecimiento mayor) están ahí. Así lo señaló Alejandro Werner, director de la Oficina para el Hemisferio Occidental del FMI.
Para advertir…Aeropuerto de primer mundo, cientos de escuelas unitarias.