• Dr. Samuel Ruiz García
• Cuatro años de muerto
Hace cuatro años, muchos indios de México, particularmente de Chiapas, y de América Latina, así como activistas defensores de los derechos humanos, y librepensadores, agnósticos, ateos, creyentes de distintas creencias religiosas y políticas derramaban lágrimas por la muerte de un obispo católico fuera de serie: Samuel Ruiz García, emérito de San Cristóbal de Las Casas.
jTatic (padre, en tsotsil), trato respetuoso que le daban los indios mayas de Chiapas,, entraba entonces (24-25 de enero de 2011) en la historia y en la leyenda como continuador de la obra liberadora de curas heroicos como José María Morelos y Pavón, Miguel Hidalgo y Costilla, Nicolás Bravo, Fray Servando Teresa de Mier, Vasco de Quiroga entre muchos que dieron su vida por la gente oprimida, explotada, excluida.
Ese año y el anterior, 2010, la muerte se llevó a mexicanos importantes por su trabajo comprometido con los excluidos por el sistema político y económico.
En Chiapas, murió el doctor Jesús Gilberto Gómez Maza, uno de los pioneros de la pediatría en aquel estado, y luchador social y político, que llegó a constituirse en la conciencia de la clase política estatal.
En abril de aquel año, murió también el jesuita Luis del Valle, maestro de varias generaciones de jóvenes universitarios de las clases medias, muchos de los cuales, a su vez, formaron parte de movimientos progresistas en busca de condiciones más justas en las relaciones de producción.
El 26 de julio también de 2010, desapareció José Álvarez Icaza, ingeniero civil católico miembro del Consejo Mundial de Laicos de la Santa Sede, impulsor de las familias mexicanas y latinoamericanas, y fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores con el también desaparecido defensor del petróleo, Heberto Castillo Martínez.
Todos los personajes mencionados fueron muy cercanos de Ruiz García. Controvertido, mal y bien querido, el obispo de San Cristóbal fue incómodo para los poderosos, particularmente de la clase política nacional y los caciques chiapanecos, apoyados estos por quienes en la época se autodenominaban “auténticos coletos”, miembros de una clase seudo poderosa, racista, excluyente, conocida también como “ladina”.
En Chiapas, en la diócesis de San Cristóbal de Las Casas; en muchas partes de México, en Centroamérica, en Sudámerica, el nombre de jTatic Samuel resonó este fin de semana, al cumplirse el cuarto aniversario de su partida de este mundo. Curiosamente, la despedida del cadáver del obispo, en la Catedral de la Paz, en San Cristóbal, ocurrió precisamente a los 51 años de que Samuel, contando con 28 años de edad, llegaba a aquella ciudad para ser consagrado obispo, una coincidencia que los creyentes podrían considerar providencial y mágica.
Cientos de miles de indios chiapanecos se movilizaron al conocer la noticia de la muerte de su defensor y lloraron colectivamente la desaparición del obispo, quien fue su guía, más que religioso, social; su defensor ante los atropellos y maltratos de políticos y caciques..Hace cuatro años, inclusive las llamadas autoridades del gobierno estatal, se manifestaron aparentemente solidarias y lloraron la muerte del obispo, aunque los chiapanecos en esos momentos aglutinados en lo que se llamó Pueblo Creyente no les creyeron.
Este fin de semana, diversas organizaciones defensoras de derechos humanos de diversas confesiones religiosas, así como académicos y eclesiásticos, entre ellos el obispo de Santillo, Raúl Vera López, quien fue cercanísimo colaborador de Ruiz García, organizaron actos memoriales para exaltar la figura del obispo de los indios. Obispo también de los no creyentes, de marxistas, de comunistas, de agnósticos, de ateos.
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