Claudia Rodríguez
Claro que la Guardia Nacional aprobada en el Congreso, es el brazo estratégico con el que el presidente Andrés Manuel López Obrador proyecta regresar la paz a la sociedad mexicana. Claro que también es un propósito del grupo político ganador en las elecciones del pasado 2 de julio, como lo es prácticamente en todo el mundo. No hay sorpresa que quien asume el poder aquí o en China, dicta las reglas del juego o intenta ponerlas en práctica –sobre todo con el tamiz legislativo–, y he ahí, la intención primaria de ser o no la fuerza política ganadora por elecciones ciudadanas o legislativas.
Por mucho tiempo, militares y marinos han estado en las calles del país combatiendo a los delincuentes de todo tipo, sobre manera a todos aquellos armados hasta los dientes y con tácticas de guerra a su disposición; no obstante, las Fuerzas Armadas carecían de un marco legal y normativo que diera sustento en el terreno a sus acciones, y que incluso proporcionara certeza y certidumbre a los propios civiles, quienes en miles ya han resultado afectados de manera tangencial, “daños colaterales” les llamó Felipe Calderón apenas se revelaron las primeras cifras de vidas perdidas luego del banderazo a la “guerra contra el narcotráfico”, después matizada –casi para terminar el sexenio calderonista– como la “lucha contra la delincuencia organizada”.
Nadie puede cerrar los ojos a la tremenda violencia acompañada de inseguridad y miedo que azota a los mexicanos, sin que hasta ahora, nada haya podido contenerla, ni mucho menos aminorarla. Lo cual quiere decir, que todas las estrategias de combate a la delincuencia, puestas en práctica en sexenios anteriores, fueron fallidas y hasta temibles.
El dictamen de la Guardia Nacional que aún tiene que recorrer para su aprobación los congresos locales, seguro tiene la consentimiento de más de 17 cuerpos legislativos locales, ya que no son pocas las entidades del país con un grave problema de inseguridad creciente, que claman ya al propio presidente, ser palomeados para ser asistidos por este nuevo cuerpo de seguridad de la Federación.
Lo que hoy está en papel y que en al menos tres meses deberá contar igual con su Ley Reglamentaria, es una esperanza de muchos mexicanos decentes, del freno a la violencia que nos hace tomar medidas extremas a nuestro propio cargo.
No será fácil el combate a los delincuentes, pero muchos confiamos que escasee la corrupción y abunde la eficacia y la eficiencia.
A grandes males, grandes remedios.
Acta Divina… Indistintas las voces que reclaman al presidente Andrés Manuel López Obrador por la Guardia Nacional
Para advertir… Mismas voces que no sólo fracasaron en garantizar paz y seguridad a los gobernados, sino que incluso, abrevaron la corrupción y el crimen.
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