VATICANO, 5 de julio (Almomento Noticias).- El juicio del caso Vatileaks, como se conoce al proceso judicial por los documentos robados hace meses en la Santa Sede y que involucran a dos exfuncionarios vaticanos, una colaboradora y dos periodistas, estaría llegando a su fin.
Este lunes se celebró una nueva audiencia en la que, tras ocho meses de investigaciones y comparecencias, el Promotor de Justicia Vaticano ha hecho pública la petición de condena para los diferentes acusados.
Francesca Chaouqui, exconsejera del organismo vaticano creado para sanear las cuentas de la Santa Sede y mejorar su rendimiento, podría ser condenada a tres años y nueve meses de prisión; mientras que para otro de los principales acusados, el sacerdote español Lucio Vallejo Balda, se ha pedido tres años y un mes de cárcel.
Por su parte, el periodista Gianluigi Nuzzi se enfrenta a una pena de un año de prisión. En cambio, el también periodista Emiliano Fittipaldi sería absuelto por “falta de pruebas”, según comunicó el Vaticano.
El portavoz del Vaticano, P. Federico Lombardi, explicó a los medios de comunicación que la petición de pena a Chaouqui es por ser la “inspiradora y responsable” de las filtraciones.
En la audiencia celebrada este martes, la defensa de Lucio Vallejo, la abogada Emanuela Bellardini, solicitó la absolución o al menos rebajar la pena del sacerdote en su alegato final ante el tribunal de primera instancia del Vaticano.
Frente a la acusación de que el sacerdote español se habría asociado con el resto de acusados para delinquir, su abogada dijo que no pudo incurrir en dicho delito debido a que Vallejo vivía inmerso en “un clima de amenazas” por parte de la propia Chaouqui. Según la tesis de la abogada, fue ella la que presionó al sacerdote español para pasar información a los dos periodistas.
Otra de las acusaciones que pesan sobre Balda es la de divulgar material clasificado, algo que el propio sacerdote reconoció hace meses, aunque la abogada sostiene que no se trataba de material novedoso.
Por su parte, la abogada de Chaouqui, Laura Sgrò, pidió también su absolución al considerar que su cliente era totalmente ajena a los hechos y que nunca presionó al sacerdote.
El proceso continuará el miércoles, día en que los abogados de los otros tres imputados deberán defender sus alegatos. La sentencia podría dictarse el jueves.
Por su parte, el Papa Francisco afirmó que el robo de documentos privados del Vaticano y su reciente publicación en dos libros, “Via Crucis” y “Avarizia”, escritos por periodistas italianos, es “un acto deplorable que no ayuda” y hacerlos salir “ha sido un error”. Pero a pesar de ello continuará con el proceso de reforma ya iniciado.
Después de rezar el Ángelus desde la ventana del estudio pontificio en la Plaza de San Pedro, el Pontífice quiso lanzar un mensaje tranquilizador a los fieles sobre los últimos acontecimientos.
“Sé que muchos de ustedes se han visto turbados por las noticias que han circulado los días pasados sobre documentos reservados de la Santa Sede que han sido sustraídos y publicados”.
“Por eso querría decirles primero de todo que robar estos documentos es un delito”, aseguró el Papa.
“Es un acto deplorable que no ayuda. Yo mismo había pedido hacer este estudio, y estos documentos ya los conocíamos bien mis colaboradores y yo y se tomaron algunas medidas que han comenzado a dar sus frutos, también algunos de ellos visibles”.
“Pero quiero decirles también que este triste hecho no me desvía ciertamente del trabajo de reforma que estamos llevando adelante con mis colaboradores y con la ayuda de todos ustedes”.
“Sí, con la ayuda de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y con la santidad cotidiana de cada bautizado. Por eso les agradezco y les pido continuar orando por el Papa y por la Iglesia, sin dejarnos turbar pero yendo adelante con confianza y esperanza”.
Hace una semana, el Secretario de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Mons. Lucio Ángel Vallejo Balda, y una asesora de este departamento, Francesca Immacolata Chaouqui, fueron interrogados en el Vaticano bajo la acusación de filtrar los documentos. El primero permanece detenido en dependencias de las autoridades del Vaticano.
Por su parte, el P. Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, señaló hace unos días que “el Vaticano está procediendo sin incertidumbres en el camino de la transparencia y de la buena administración”.
El sacerdote también explicó que “una buena parte de aquello que se ha publicado es el resultado de una divulgación de noticias y documentos de por sí reservados y por tanto de una actividad ilícita que está perseguida penalmente con decisión de las autoridades vaticanas competentes”.
“Se puede decir –añadió– que en buena parte se trata de informaciones ya conocidas, aunque la mayoría con menos amplitud y detalle, pero sobre todo se observa que la documentación publicada es en su mayoría relativa a un notable compromiso de recoger datos e informaciones puestos en marcha por el mismo Santo Padre para desarrollar un estudio y una reflexión de reforma y mejora de la situación administrativa del Vaticano y de la Santa Sede”.
Lo que debes saber sobre los nuevos Vatileaks
Esta semana se publican en Italia dos libros que buscarían poner a prueba la capacidad del Vaticano y del Papa Francisco para resistir a los escándalos.
El que más atención ha recibido de la prensa es “Mercaderes en el Templo” del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, autor del bestseller “Su Santidad” que en el año 2012 desató el primer escándalo conocido como “Vatileaks” que terminó con la condena del mayordomo de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, por filtrar documentos a Nuzzi.
El segundo libro “Avaricia: Documentos que revelan la riqueza, escándalos y secretos de la Iglesia de Francisco” del periodista italiano Emiliano Fittipaldi, tiene el intento menos pretencioso de convencer al mundo que -¡sorpresa!- el Vaticano tiene dinero.
Leer “Mercaderes en el Templo” evoca inmediatamente una observación de George Weigel sobre algunos autores en Italia: “La frontera entre el hecho y la ficción en el periodismo italiano es, de hecho, no una frontera, sino una membrana, a través de la cual todo tipo de material pasa en ambas direcciones”.
Se vende como destape pero se lee como novela
Así comienza el libro de Nuzzi: “Es la tarde del 12 de septiembre de 1978. El Papa Juan Pablo I, después de solo 18 días de su pontificado, descubre un poderoso lobby masónico con 120 miembros activos dentro de la Curia… entonces anunció sus planes para hacer dramáticos cambios en la Curia Romana al Cardenal Villot, pero (…) al día siguiente, al alba, la hermana Vincenza Taffarel encuentra el cuerpo sin vida del Pontífice en su cama”.
El libro que de acuerdo a Nuzzi ofrecería “pruebas de una gigante, y aparentemente imparable, malversación que el Pontífice está enfrentando con singular coraje y determinación”, es una enrevesada, y a veces aburrida novela que entrelaza el “asesinato” del Papa Albino Lucciani con masones, lobbies gays, mafia italiana, corporaciones internacionales y virus implantados dentro de las oficinas vaticanas.
Usando y abusando de documentos que serían secretos así como conversaciones grabadas, Nuzzi presenta el caso –realmente bien conocido-, de que el Papa Francisco está decidido a poner fin al mal uso de fondos, el pago de “trabajos no presupuestados que eran realizados sin supervisión y con facturas ridículamente infladas” y el uso de las donaciones de los fieles.
Santos y “héroes”
El segundo capítulo, en relación con el “hacedor de santos”, comienza halagando a Mons. Lucio Ángel Vallejo Balda y Francesca Chaouqui, precisamente los dos individuos que en la última semana fueron arrestados por el Vaticano por filtrar documentos confidenciales a la prensa, tal vez al mismo Nuzzi. Vallejo Balda es presentado como un héroe a lo largo del libro, especialmente en el capítulo 9.
Nuzzi claramente muestra su falta de conocimiento de los procesos en el Vaticano, quejándose de que “hacer un santo” tiene un precio promedio de 500 mil euros. “Nosotros entonces tenemos que considerar los costos de todos los regalos de agradecimiento necesarios para los prelados que son invitados a las festividades y celebraciones en momentos cruciales del proceso, para decir unas pocas palabras sobre los hechos y milagros del futuro santo o beato”.
Nuzzi claramente ignora la costosa naturaleza de las investigaciones teológicas, morales, históricas y médicas requeridas para asegurar que el santo tiene las necesarias “virtudes heroicas” y más tarde corroborar un milagro atribuido a su intercesión. Y lo más importante, ignora que ningún postulador de un santo -ni siquiera de aquellos con causas que duran décadas- se ha quejado alguna vez de los costos del proceso.
¿Viviendas de lujo?
En el tercer capítulo el autor trata de describir un turbio manejo del dinero para referirse al “lujoso” estilo de muchos cardenales: “Los cardenales de la Curia residen en viviendas principescas de 400, 500 e incluso 600 metros cuadrados”, sostiene Nuzzi.
Es verdad que, como en muchas otras áreas financieras, el manejo de los inmuebles del Vaticano necesita reformas pero Nuzzi ignora que aunque algunos cardenales han hecho escándalo por sus lujos, muchos otros cardenales y funcionarios del Vaticano se ven obligados a vivir en apartamentos gigantescos construidos hace siglos y que muchas veces pueden apenas costear.
Por ejemplo, después de la firma de los pactos lateranenses de paz entre el Vaticano y el estado italiano, Mussolini construyó el colosal edificio vaticano de San Calisto, en el Trastevere, con apartamentos para cardenales tan grandes que muchos no pueden costear su ventilación total durante el verano ni la calefacción durante el invierno.
Nuzzi también protesta por todo lo que podría ganar el Vaticano si alquilara sus propiedades a precios de mercado en lugar de entregarlas a precios reducidos a miembros de la Curia.
Este argumento no se sostiene. Los funcionarios vaticanos ganan salarios significativamente bajos y reciben seguros médicos y planes de jubilación muy malos.
La única ventaja que el Vaticano puede ofrecer a sus funcionarios es un alquiler reducido, así como gasolina, comida, algunos productos y medicinas libres de impuestos. Para alquilar las propiedades vaticanas a precios de mercado, el Vaticano debería pagar salarios competitivos, lo cual al final sería mucho más caro.
Reclamos y chismes
El libro de Nuzzi presenta algunos reclamos genuinos, como el hecho de que, hasta las recientes reformas solo 20 centavos de cada euro de los “centavos de Pedro” llegaban a los pobres, o el mal manejo de grandes cantidades de dinero en diferentes dicasterios romanos –consecuencia de la corrupción, dilapidación y contabilidad incompetente; así como grandes agujeros en los fondos de pensiones del Vaticano –por la suma de 800 millones de euros-.
Sin embargo, la mayor parte del libro se lee como una interminable cadena de chismes sobre poco conocidos monseñores que viven de manera pródiga, cuando no corrupta, muchos de los cuales ya han sido material de abundante cobertura en la prensa italiana.
El autor también añade notas internas interminables y una carta “confidencial” para decir que abunda la corrupción, el mal manejo y la absoluta incompetencia… sin reconocer que la reforma financiera, incluso sin haberse todavía completado, es uno de los éxitos más evidentes del pontificado de Francisco.
En el capítulo 10, Nuzzi hace todo lo posible para desacreditar el record del Cardenal Pell en Australia, incluso desfigurando o maquillando hechos de su pasado. Pero el autor tiene que rendirse al hecho de que el cardenal australiano es fiel al deseo del Papa de reformar y que ha logrado algunas victorias, aunque no todas las que el autor cree que debería tener.
Renuncia del Papa
En el último capítulo el autor pregunta si el Papa Francisco renunciará. El tema de una posible renuncia de Francisco nunca es mencionada en el capítulo, excepto por el título. Pero plantea el tema:
“¿Ganará el Papa la batalla? Es difícil responder esta pregunta con alguna certeza. Creo que su proyecto no podrá ser aplazado o evitado, pero es difícil sostener que tendrá éxito en llevar a término su ambiciosa misión”. Demasiadas palabras para concluir lo que todo el mundo sabe, sin la necesidad de leer un sinfín de secretos y notas aburridas.
AMN.MX/fm
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