No lo veremos acuclillado en las afueras de la Catedral Metropolitana donde, día a día, pintores, plomeros, carpinteros y muchos otros buscan el sustento para llevar a casa. Tampoco va a usar la página www.empleo.gob.mx, donde dizque se publicitan 256 mil ofertas de trabajo mal pagado. Poco o nada sabe hacer. Durante casi tres décadas ha vivido de la política –dietas, comisiones, salarios partidistas, y ahora bonos, seguros, a lo mejor hasta “lanita” de alguno que otro “bisne”–, y no como presume, para la política.
No va a vivir una ex Presidencia modesta. Todo lo contrario. Gracias a la generosidad o pasividad de los mexicanos, seguirá cobrando un par de cientos de miles de pesos mensuales, tendrá escoltas, personal administrativo y poco o nada qué hacer. Porque, ¿quién querrá acercarse a Felipe Calderón cuando éste llegue al final de su ocupación de Los Pinos? ¿Quién, como ante Carlos Salinas, querrá formarse en una imaginaria lista de espera para tomarse un café y platicar con él?
Falta poco más de un mes para que Calderón quede desempleado. Pero desde hace tres o cuatro meses ha dejado correr la especie de que anda en busca de empleo en alguna universidad extranjera. En la texana ya hubo manifestaciones estudiantiles que se oponen a que el michoacano vaya a parar ahí con sus huesos. O más bien, ya sin “hueso”. De Harvard, donde estudió un máster, se dice que podría ir como “visitante”. Esto es, a lo sumo un semestre. Quizá dos.
Que no. Que el destino es España. Que por tal ha sido tan pródigo con sus congéneres del Partido Popular, sobre todo con los gallegos. ¿Y a hacer qué, si nunca ha dado golpe?
Corren más versiones. Que iba a comprar una casa por el barrio de Lomas de Chapultepec con 5 millones de dolaritos. No, que siempre no. Que se va a casa de un familiar de su esposa por el cercano rumbo de Virreyes. De arrimado, pues.
Que él se va y que su señora esposa se queda. Que por los niños. Que la escuela. Que lo alcanzará terminando el ciclo escolar.
Ya ella misma, doña Margarita, admitió hace un par de días en Monterrey, que la familia valora salir del país una vez que concluya el sexenio, el próximo 30 de noviembre.
Pero, ¿a hacer qué? ¿A dar clases? ¿Quién querría aprender de él?
A menos que, parodiando al cómico Chabelo, su cátedra se denomine “Lo que no se debe hacer”, ¿no cree usted?
EL ESPÍRITU DE FREUD
Fue el sociólogo alemán Max Weber quien con meridiana claridad diferenció a quienes viven para la política y aquellos, los más para nuestra desgracia, que viven de la política, pero creo que ante la inminente ex presidencia de Calderón estamos frente a un caso freudiano.
Vale preguntar, entonces, si ¿los “ex” de la vida política, los que rompen sus relaciones con el grupo y el hogar político, tienen conductas parecidas a los ex-maridos y ex-esposas, cuando rompen sus lazos afectivos y familiares?
Freud equiparaba la dinámica familiar con la psicología del grupo pero, al margen de interpretaciones psicoanalíticas, estarán de acuerdo conmigo en que existe cierto paralelismo entre algunos fenómenos de la vida familiar y ciertos hechos de la dinámica política. Por ejemplo, hay políticos que saben que sus relaciones con el partido y con los ciudadanos se han deteriorado, que ya no son lo que eran, y sin embargo se aferran a esa relación por encima de todo, intentando mantener lo imposible.
Sus creencias básicas les impiden la ruptura, porque se socializaron aprendiendo que la afiliación política, como el matrimonio y la familia, es para toda la vida. Son los que entienden la política como pasión, como servicio y abnegación, como proyecto final. Por eso, cuando las relaciones políticas se deterioran, en vez de plantear el divorcio o la simple separación, se abrazan desesperadamente al cargo. Y si el partido les aparta y no les queda más remedio, firmarán los papeles del divorcio, pero no dejan de acosar, de perseguir, de intentar influir y orientar la vida del grupo, aunque sea adoptando el papel de “ex”.
Pero también existe el otro estilo de “ex”, el de las familias y políticos posmodernos. Son los que rompen sus lazos pero mantienen las relaciones amistosas, incluso de vez en cuando se ven, se juntan en ceremonias y dan a conocer sus mundos ahora ya diferentes. Son rupturas familiares o políticas suaves, tranquilas, positivas, sin traumas y sin acosos. Son las rupturas de aquellos que entienden la familia y el matrimonio, o la política y el partido, como algo temporal, con un principio y un final. Dicen sí, pero no para toda la vida. Son políticos de contrato temporal que, como las parejas posmodernas, rompen lazos de forma pacífica y positiva, por razones de autorrealización personal y no por rupturas apasionadas.
Y Calderón es lo primero. No lo segundo. Ya lo verá usted.
Índice Flamígero: Dentro de 35 días contratamos el mariachi y le dedicamos “Las Golondrinas” a Felipe Calderón.
vaya que bueno que se va ha sido lo peor que hemos tenido, a sido una pesadilla y vamos que con el pri no fue nada bello pero esta administracion fue solo para amigos y panistas y los demas que se rasquen con sus propias uñas, asi fueron estos 6 años una perdida del tiempo
Hola Paco, un gusto leerte y saludarte…