La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Dos elementos integran la siniestra fórmula: vulnerabilidad e impunidad
Los casos de abuso policiaco en México se repiten con perniciosa constancia, ora en Jalisco, ora en Veracruz, ora en la CDMX, esto sin considerar lo que ocurre en otros países.
No obstante, la brutalidad no solo procede de las policías, también los que estamos fuera de estos cuerpos podemos manifestarla en toda su magnitud.
Si hacemos un repaso somero de lo ocurrido en la última semana, nos enteramos que en la India, un grupo de enfermos dio de comer una piña con explosivos a una elefanta, lo cual mató al animal después de agonizar durante días.
También supimos que un matrimonio paquistaní, mató a golpes a una empleada doméstica de ocho años, porque se le escaparon algunas aves enjauladas.
A lo anterior sumemos los homicidios de activistas que defienden el entorno ambiental, Adán Vez Lira y Homero Gómez, son un ejemplo de cómo los humanistas mueren a manos de los brutales ecocidas.
Asesinatos y violaciones a menores son parte cotidiana de la nota roja, lo mismo que el abuso a los adultos mayores. Los indígenas no se salvan de la prepotencia racista, comenzando por el salario que se les quiere pagar a cambio de su trabajo.
Lo de los policías es lo más notorio, pero todo el sistema está podrido, no nos enredemos.