Cicuta
Jaime Flores Martínez
Viernes 19 de diciembre de 2025.- Acorralada por la palabra “acarreo” que utilizaron los comentócratas, la presidenta Claudia Sheinbaum presumió que el mitin del sábado 6 de diciembre en el Zócalo capitalino fue “una fiesta popular” y descartó un supuesto acarreo.
No hay duda que la señora Sheinbaum, vendió este mitin como la prueba viviente de un país “convocado por la esperanza”.
Y aunque la realidad atraviesa el discurso, aún los ingenuos observaron que cientos de miles de personas llegaron en oleadas perfectamente organizadas, transportadas en autobuses rotulados con los colores de gobiernos estatales, ayuntamientos y estructuras territoriales.
Las mismas prácticas de siempre. Las mismas que MORENA prometió sepultar.
Resulta más que obvio que las avenidas cercanas al Zócalo mostraron el desfile de camiones estacionados en fila india, traídos desde los estados de México, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Guerrero y Chiapas. Testimonios de asistentes revelaron prácticas de listas de pase de asistencia, supervisores de grupo y lonches repartidos con la precisión de un viejo comité seccional priista.
Sheinbaum habló de unidad y el aparato mostró músculo político disfrazado de espontaneidad.
Cicuta subraya que nada de esto sorprende a quien tenga un poco de memoria.
El acarreo es una institución en México. El PRI lo elevó a niveles de debate durante décadas y el caso más emblemático llegó en 1994 con Carlos Salinas y su sucesor Ernesto Zedillo: camiones con el logotipo del DIF, sindicatos y gobiernos estatales inundaron el Zócalo para respaldar al candidato en plena crisis política.
Más tarde, en 2007, el panista Felipe Calderón llenó el Auditorio Nacional con burócratas obligados a “apoyar” la reforma energética.
Luego en 2012, el priista Enrique Peña Nieto rompió récords con los acarreados de Atlacomulco que saturaron la Alameda y el Ángel de la Independencia en su cierre de campaña.
En aquel momento MORENA criticó todo eso con furia moralista. Llamó “vergonzoso”, “indigno” y “herencia del viejo régimen” cada camión repleto de empleados públicos.
Y, sin embargo, desde 2018 MORENA usó la misma fórmula. Los mítines de AMLO como presidente registraron acarreo de SEDATU, Bienestar y gobiernos estatales, desde el evento por el Primer Informe en 2019 hasta la concentración del 18 de marzo de 2023.
El reciente mitin de Claudia Sheinbaum del pasado 6 de diciembre solo ratificó la continuidad: la maquinaria morenista opera como cualquier maquinaria que aspira a consolidar hegemonía.
La diferencia entre lo que MORENA denuncia y lo que practica es mínima.
El discurso cambió, pero el método no.
El partido en el poder encontró comodidad en las viejas herramientas porque son efectivas: llenan plazas, construyen imágenes de consenso y disciplinan a gobernadores.
Los priistas lo sabían bien. Los panistas lo aprendieron rápido. Los morenistas lo ejecutan sin incomodidad y hasta con una especie de orgullo revolucionario inventado.
La pregunta no es si hay acarreo. Está a la vista. La pregunta es por qué la ciudadanía tolera esta farsa cíclica.
Queda claro que los gobiernos pasan, los colores cambian, las plazas se llenan con los mismos patrones de control político: La alternancia no erradicó la cultura de la movilización forzada; la normalizó bajo nuevas arengas.
Sheinbaum habló frente a una plaza saturada. Los números impresionan.
La historia, en cambio, decepciona: cada sexenio cree inaugurar algo nuevo, pero todos reciclan la misma naturaleza autoritaria que se apoya no en el convencimiento, sino en el traslado masivo.
El acarreo sigue vivo porque todos los gobiernos —los de antes y el actual— necesitan multitudes obedientes.
Receso
Cicuta anuncia como cada fin de año, la necesaria aplicación de un receso en la publicación de esta columna.
A todos los lectores el escribiente les informa que reanudará actividades el lunes 5 de enero.
Por lo pronto, los mejores deseos para Navidad y Año Nuevo. Que el mundo sea mejor a partir de este momento.
Positivo
Qué bueno que muchos ciudadanos se mantienen al tanto de las personas que ilegalmente comercializan pirotecnia.
Esta semana se destacó el reforzamiento de la vigilancia de las autoridades de Tijuana para evitar la venta ilegal, aunque aún la venta legal es peligrosa si acaso no se toman en cuenta las debidas precauciones.
Ah, lectores de Cicuta piden que se concientice a la gente, porque además de poner en riesgo a las personas que los utilizan, también afectan muchísimo a los animales de compañía.
¡Feliz Navidad!
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